Secun de la Rosa: "Lucho dando vida a personajes LGTBIQ+ que viven con libertad"

Temas: Entrevista, José Pérez Ocaña, Secun de la Rosa, Teatro, Visibilidad LGTBIQ+

Las piscinas de la Barceloneta nació en plena pandemia. Secun de la Rosa pasó momentos muy complicados cuando enfermó («de una manera muy fuerte») de covid.

Acababa de terminar su primera película como director, El cover, que le costó la vida hacerla, y empezó a rodar otra como actor («una de vampiros»). A los tres días empezó a sentirse muy, muy mal y tuvo que abandonar el proyecto («también tuve que renunciar a proyectos como Smiley«).

Encerrado en casa, cuando le propusieron que escribiera algo para la sala Mirador, donde dio sus primeros pasos, no lo dudó Secun de la Rosa. Así nació el monólogo Las piscinas de la Barceloneta, que estrenó hace un año, y fue lo primero que hizo tras recuperarse. «Para mí fue como empezar de cero otra vez«, recuerda. «Todo un reto, porque me presentaba solo con un proyecto más profundo, en que hablaba de gente cuyas historias me interesaba contar».

«Aunque tengo cara de niña buena, he hecho cosas muy punkis»

También supuso para Secun una manera de reafirmarse como actor. «Venía de hacer muchos proyectos en los que buscaba gustar al público. Llegó un momento en que me pregunté: «¿Todo esto lo estoy haciendo porque es lo que demanda de mí el espectador y estoy perdiendo mi esencia y dejando de hacer lo que yo realmente querría? Demasiadas concesiones son malas«. La función Las piscinas de la Barceloneta ha sido un instrumento de reafirmación para él como artista, y vuelve ahora a Madrid con ella. Spoiler: el público la ha recibido estupendamente desde que la estrenó.

Secun de la Rosa recuerda que de pequeño iba («aunque muy poco») a las piscinas de la Barceloneta. Eran varias, y a la última, que estaba tras una arboleda, se la conocía como «la piscina de sal» o «la deliciosa». «Todos los maricones de la época, los travestís (como se las llamaba entonces), el chaperismo, las prostitutas y los artistas del Paralelo iban allí, donde se daba una especie de cruising piscinero», cuenta.

«Quiero seguir reivindicando a los héroes anónimos»

Le apetecía ubicar una historia en esa piscina. Así fue como creó a Sebas Alonso, que salió de ese barrio lumpen del extrarradio y echa la vista atrás para recordar un verano que le marcó. «En él hay cosas de mí, aunque también mucha fantasía. Fue un adolescente en los primeros 80 que tenía que ocultar su identidad, y que descubre esa piscina y conoce a un montón de gente fascinante allí. He mezclado a personajes reales, como Ocaña, Christa Leem o Joan Brossa, con otros que me he inventado a partir de personas cuyas historias me fueron contando en la época».

Asegura que echar la vista atrás le ha servido para situarse más en el ahora. «¿Cómo no voy a estar en la lucha hoy viniendo de donde vengo?», se pregunta. Porque Secun siempre ha tenido claro que su manera de reivindicar su visibilidad y su activismo como persona LGTBIQ+ es a través de su trabajo. «Aunque tengo cara de niña buena, he hecho cosas muy punkis. En plenos 90, por ejemplo, hice El homosexual de Copi en los sitios más heterochufos, y Radio Rara, en donde se hablaba de género fluido antes de que el término se utilizara. En aquel momento era muy salvaje visibilizar, a través de proyectos así, realidades LGTBI«.

Igual que recuerda que cuando aceptó interpretar a un personaje gay en la serie El grupo, el director de casting Luis San Narciso le confesó que muchos actores antes que él habían rechazado el papel solo por ser homosexual. «Nunca he tenido miedo en ese sentido, y siempre he luchado desde ese lugar, dando a vida a personajes LGTBI que viven su identidad con libertad y alegría».

De la Rosa se siente más realizado con su reivindicación constante desde sus trabajos, y Las piscinas de la Barceloneta es un nuevo ejemplo de un largo camino, en el que también cita a su hermano, también polifacético creador. «Es que Benja y yo nos dimos cuenta de lo que éramos a los 16 años, ¿qué nos va a contar nadie? Él se fue a Ibiza, y yo, a Madrid. Y siempre he vivido mis amores, mis parejas y mis cosas con total libertad«, afirma rotundo.

Continúa: «Respeto muchísimo a quienes reivindican desde lo político, claro. Yo en esta obra he querido dejar claro que no se puede idealizar el pasado, porque a las personas LGTBI nos metían en la cárcel. Y en el 77 puede que fueran todas muy modernas, pero seguían sufriendo palizones y un enorme ostracismo. Ser maricón y trans en la sociedad de la época se veía muy sórdido».

Este polifacético creador salió de su pueblo de extrarradio con destino Madrid en busca de una vida nueva, con enormes deseos de convertirse en actor y cumplir sueños. «Buscaba luz y color, y los encontré», recuerda. Y los sigue persiguiendo con cada nuevo proyecto en que se embarca. «Lo fundamental para mí es hacer, y en ese hacer incluyo lo personal, lo ideológico, lo humano… Y quiero seguir reivindicando a los héroes anónimos». Como demostrará durante las semanas en que interprete su monólogo en Madrid.