Jonan Wiergo es uno de los influencers más queridos de nuestro país. Tras su paso por Supervivientes 2023, el valenciano ha conseguido una gran popularidad y cosecha más de medio millón de seguidores en su Instagram. Además de ser abiertamente gay y defender las relaciones abiertas, es un firme activista de los derechos de los animales. Por eso, además de su trabajo en redes, es dueño de un restaurante vegano junto a su novio, Christian Tomás.
Ahora, Wiergo denuncia que ha sufrido agresiones homófobas en su restaurante por parte de un exconcejal de Valencia, además de las presiones de los vecinos y la ausencia de ayuda por parte del Ayuntamiento para frenar el acoso.
El influencer ha compartido a través de las redes sociales su enfado por todo lo que están viviendo sus empleados en Guakame, el restaurante vegano del que es dueño en Valencia. Los vecinos del edificio están en contra del local y uno de ellos, exconcejal del Ayuntamiento, llegó incluso a agredir a uno de los trabajadores: «Este señor es homófobo y parte del vecindario también nos ha insultado. El conflicto viene de hace mucho tiempo, pero ya no puedo más. Tenemos todo el local en regla y no entendemos qué pasa con nuestro expediente», se quejaba Wiergo en el programa de televisión En boca de todos.
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«El Ayuntamiento sigue sin hacer nada y la policía igual. Un señor que agredió a José, un camarero que trabaja con nosotros, no se presenta al juicio. Son unos putos homófobos de mierda«. «No es normal que un empleado mío haya sufrido agresiones homófobas y que encima el señor me lo niegue incluso con las imágenes de las cámaras». Según el empresario, los vecinos se quejan por el ruido del local, a pesar de estar insonorizado, pero el «problema» real son los shows drag que se hacen de vez en cuando y el ambiente LGTBIQ+ que se respira en el restaurante.
«Al principio, cuando abrimos, no teníamos ningún problema, hasta que comenzaron los problemas, y llevamos más de un año con esto. Si me quitan el show drag y el ambiente por el que viene la gente, al final no facturamos«. «Ya tenemos miedo real a tener que cerrar el local», explicaba Jonan.
«Insultos, tirarnos cosas a la terraza y dar vueltas observando cada persona que entra y sale. Pero todo se queda corto a la cantidad de multas y denuncias que nos llegan cada semana supuestamente por el sonido del local, cuando hicimos una instalación de mucho dinero para insonorizarlo y no molestar a los vecinos. Quieren hundirnos el negocio«, decía el influencer en sus redes.
«Tan solo queremos respeto, y que dejen trabajar a nuestro equipo, y a nuestra drag. Queremos volver a la normalidad y trabajar a gusto. Por cierto, el hombre repitió en varias ocasiones a nuestro empleado ‘maricón de mierda».