El Teatro Real estrena 'La Regenta' y trae Vetusta al Matadero del siglo XXI

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La heroica ciudad dormía la siesta. Vetusta, la muy noble y leal ciudad, corte en lejano siglo, hacía la digestión del cocido y de la olla podrida, y descansaba oyendo entre sueños el monótono y familiar zumbido de la campana de coro, que retumbaba allá en lo alto de la esbelta torre en la Santa Basílica… Así comienza La Regenta, publicada a finales del XIX.

El Teatro Real y el Teatro Español vuelven a unir sus fuerzas para subir a escena una nueva ópera contemporánea. Vetusta, la heroica ciudad, sigue viva en el siglo XXI y la directora de escena Bárbara Lluch sabe cómo plasmarlo con una inteligentísima, y sobria, puesta en escena que se puede ver en las Naves del Matadero.

No puede haber mejor escenario para esta apuesta –para este estreno absoluto, el primero del Teatro Real en esta temporada– que este vanguardista complejo cultural. Sobre el escenario, un reparto de lujo se esfuerza para sacar adelante a sus personajes con esta complicadísima partitura de Manchado.

 

María Miró es La Regenta, Ana Ozores;  David Oller, El Magistral; Vicenç Esteve, Álvaro Mesía; Cristian Díaz, Don Víctor; Pablo García-López (que ya había participado en Tránsito, otro estreno mundial también entre el Teatro Real y El Español), Paco Vegallana; María Rey-Joly, Obdulia; Anna Gomà, Petra; Laura Vila, Doña Paula; y Gabriel Díaz, El Sapo. El Coro de la Comunidad de Madrid, movido con maestría teatral por la regista, remata la faena en el campo canoro.

Frente a una Orquesta Titular del Teatro Real (Orquesta Sinfónica de Madrid) casi de cámara está Jordi Francés. Manchado ha planteado trasladar esta obra cumbre de nuestra literatura a la ópera con una partitura que, en sus propias palabras, tiene una inspiración muy clara: «Me persigue la que va a ser en cierta medida mi guía, Die Soldaten de Bernd Alois Zimmermann, una ópera de los años sesenta del siglo pasado, aunque la historia esté inspirada en un texto muy anterior. Esa ha sido mi gran inspiración, por muchos motivos, pero sobre todo por el lenguaje moderno que utiliza y que preludia con sus mixturas la postmodernidad y por la trama espantosa, que es prima hermana de La Regenta, por el horror y la maldad que muestra».

Ella tiene muy claro que Vetusta no es una ciudad del pasado: «La primera inspiración viene de una obra magistral, una novela de ambientes, una novela sobre el poder, la maldad, las miserias y ruindades humanas que no paran hasta destruir lo que ‘no es como ellos’, ‘lo diferente’, ¡no lo soportan!…
Y naturalmente, también, los sonidos que acompañarían este drama eterno y universal. Porque no es Vetusta… puede ser cualquier lugar del mundo, ahora y siempre, Madrid, Nueva York, Samarkanda… ¡da igual! Son los sonidos de la modernidad y sus dos grandes óperas Lulú y Wozzeck, sobre todo esta última, o sea los sonidos del gran maestro que supo aunar tradición y modernidad, Alban Berg«.

Con La Regenta se da un paso más en la creación contemporánea. Con ella, la novela de Clarín entra en el Matadero, en las Naves del Español. Un gran espacio cultural contemporáneo. Pero también en el matadero en el que se ha convertido este siglo XXI, que sigue siendo tan opresivo como el que narra la novela. Y, por lo que vemos en esta ópera, puede ser, aún, mucho más cruel.