'Orlando' llega al Teatro Real: la exquisitez musical de Händel frente al horror de las secuelas de la guerra

Esta ópera con solo cinco protagonistas, y sin coro, es un festín musical. Ivor Bolton, director musical del Teatro Real, al frente de la Orquesta Titular de la casa (la Orquesta Sinfónica de Madrid) tiene en los cinco protagonistas del elenco madrileño a los mejores aliados para sacar adelante esta nada fácil tarea.El contratenor francés Christophe Dumaux (Orlando), la soprano austriaca Anna Prohaska (Angelica), el tenor estadounidense Anthony Roth Costanzo (Medoro), la soprano italiana Giulia Semenzato (Dorinda) y el barítono austriaco Florian Boesch (Zoroastro) tienen la difícil tarea de dar vida a los cinco protagonistas. Y de defender una regia que en ciertos momentos se convierte en una tarea tan heroica como la vida del protagonista que refleja el medieval texto original. Y con una capacidad interpretativa, además de la vocal, realmente digna de alabar y reconocer.

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Con esta ópera en tres actos basada, como decimos, en la obra de Ludovico Ariosto Orlando furioso, comienza también la temporada de los ‘Orlandos’ en el Teatro Real. El siguiente se estrena un día después, cuando el Orlando Paladino de Haydn llegue en versión concierto.

La función arranca con un Zoroastro que es un homeless de esos que tristemente se vieron tanto en los setenta y ochenta en las grandes ciudades de Estados Unidos. Muchos de ellos, como en este caso, excombatientes de Vietnam que perdieron la cabeza en esa terrible guerra (¿alguna no lo es?) que tanto ha marcado a la cultura estadounidense.

A partir de ahí, la trama original de celos que el protagonista siente por su amada Angelica se convierte en homenaje a la estética del ‘feísmo’ para resaltar los horrores de esas secuelas que dejó la guerra. En este caso es la de Vietnam, pero podrían ser también las de las batallas conquistadas por el protagonista de la obra.

Con muchas referencias cinematográficas (no solo al citado Taxi Driver, también se ve de forma clara la influencia de Buñuel); con sexo entre sórdido y furtivo en una escalera; con esa parada de autobús en el que el anuncio de una cerveza Corona, que lo que ‘vende’ es el paraíso, se convierte en la pantalla del infierno; con esa roulotte típicamente estadounidense y ese garaje con ese coche en el que supuestamente Angelica va a escapar de Orlando y que nunca termina de arrancar; con ese homeless deambulando por el escenario… Todo ello da al montaje (procedente del Theater an der Wien de la capital austriaca) esa sensación de claustrofobia y miseria que el regista quiere transmitir.

Claus Guth es fiel a su estética y estilo, y este Orlando tiene su sello, no hay la menor duda. Usando, como es habitual en él, el escenario giratorio, consigue variados decorados solo con moverse, la iluminación y las sofisticadísimas proyecciones. En el Teatro Real conocemos bien esta estética, pues ha dirigido Parsifal (2016), Rodelinda y Lucio Silla (2017), Don Giovanni (2020) y Las bodas de Fígaro (2022). Es ya un conocido de la casa y muchas de esas funciones se saldaron con un grandísimo éxito.

Justo la noche en la que las calles de Madrid estaban tomadas por la ‘antiestética estética’ de Halloween, otro tipo de terror subió al escenario del Real para reflejar el horror y terribles las consecuencias que dejan siempre las guerras. Los libros y poemas caballerescos reflejaban las glorias de los héroes. Hoy las relecturas nos llevan por otros derroteros. Y hay, ciertamente, muchas relecturas que son sumamente interesantes y que funcionan como un reloj.