Pelayo Alvest lleva más de diez años viviendo en Madrid, peleando por dedicarse profesionalmente a su pasión: la fotografía y la dirección creativa de editoriales de moda.
No está siendo un camino fácil, pero no se rinde. Como cuenta aquí, porque en Generación selfi le brindamos la oportunidad de contar su historia como persona LGTBIQ+ en sus propias palabras.
De primeras, todo bien
«Soy de La Foz de Morcín, el pueblo de los nabos [risas]. Soy hijo único y me crié básicamente en el restaurante de mi abuela, donde también trabajaba mi madre, y mi padre era minero, hasta que tuvo un accidente y fue a ayudar al restaurante, y también cantaba en él. A partir de sexto de primaria me fui a estudiar a Oviedo, a un colegio privado con las ursulinas.
Mi infancia en el pueblo muy bonita. No supe lo que era el bullying hasta 2º de la ESO. Empecé a juntarme más con chicas y me empezaron a llamar ‘maricón’. Y eso que salía con una chica por aquel entonces, aunque me masturbaba con porno gay. Sentía que tenía lo mejor de los dos mundos [risas]».
El conflicto
«Llegó un momento en que me sobrepasó la situación. Creía que me gustaban las chicas, y lo defendía porque además tenía heteropassing, pero se me fue de las manos. Hasta el punto de que con 15 años llegué a tener pensamientos suicidas a raíz de burlas que hicieron sobre mi orientación sexual, y no ha sido la única vez. En momentos como ese, o cuando tuve ansiedad social hace dos años a raíz del trabajo, lo hablé con mi madre, pero siempre he notado cierta falta de empatía en esos momentos, porque están criados de otra manera y no terminan de entender algunas cosas que me pasan…
Si no he ido nunca al psicólogo ha sido porque no me lo podía permitir. Fue al terminar 2º de bachiller cuando salí del armario, el mismo día de la graduación. Resultó cómico que al día siguiente mucha gente me escribiera pensando que había sido una broma».
La aceptación
«Con el tiempo me he dado cuenta de que me sentía un poco incómodo a la hora de aceptar mi orientación sexual, por eso jugaba tanto con esa parte heterosexual. De hecho, seguí coqueteando con eso cuando llegué a estudiar a Madrid.
Me ayudaron mucho a hacerlo varias películas que se convirtieron para mí en referentes, como Pride y A Normal Heart. Al verlas, cambió el chip en mi cabeza, y realmente empecé a quererme como soy y a aceptar esa parte de mí».
A currar
«Hice el doble grado de Comunicación y Periodismo, y un másster de fotografía y publicidad de moda que no me sirvió para nada. Porque fue cuando realmente me di cuenta de que me faltaban muchas nociones, y también equipo, que no me podía permitir. Mi primer trabajo fue llevando durante nueve meses la dirección de arte y creativa de la cadena de restaurantes Sushita. Después, mucho curro como camarero, desde Delirio a Cazador, y si tengo que volver a hacerlo, sin problema, no se me caen los anillos.
El año pasado, hice otro máster, de estilismo e imagen en medios audiovisuales. Ocuparme de la dirección creativa en editoriales de moda es lo que más me gusta, pero es muy complicado hacerte hueco, que te publiquen y tu trabajo se vea. Por eso vi claro que debía apostar también por la fotografía, aunque sigo siendo consciente de que me falta mucho por aprender».
Claro que sí, mujer
«Lo que más me gusta es fotografiar a mujeres, lo reconozco. Pero cuando lo hago no busco simplemente mostrar a una persona guapa, se me queda vacío. Necesito que en mi trabajo haya siempre un trasfondo, a ser posible social, y procuro también volcar los referentes que me inspiran. Un buen ejemplo es 3 Days of Glory, inspirado en La libertad guiando al pueblo, que publicasteis en Shangay. Me inspiran muchísimo las mujeres luchadoras y empoderadas».
Nada es lo que parece
«¿Que si ligo mucho? No ligo, directamente. Soy una persona muy insegura, siempre lo he sido, sobre todo por el tema del físico. Llegué a Madrid e iba de chico en chico. Hasta que me cansé de estar todo el rato condicionado por buscar constantemente el amor, sentía que no hacía otra cosa en mi vida. Así que corté de raíz con esa actitud para enfocarme en mi valía interna y en demostrar a la gente que soy algo más que una cara bonita…, supongo.
Es verdad que ahora me objetivizo mucho en redes sociales, me gusta jugar con eso. Pero no lo hago para buscar caso y que todo el mundo me conteste. Es porque ahora me siento bien con mi físico, después de haber pasado años con problemas de alimentación. Y exhibirme en redes me empodera».
Inmersión
«Como cada editorial que creo lo vivo tan intensamente, me mimetizo con el universo que voy creando hasta las últimas consecuencias. Me meto en el mood, y lo mismo me sentía una pistolera cuando estaba trabajando en Bubblegun o me ves publicando en redes con la máscara de Scream para el vídeo de Scream Queen que lanzamos coincidiendo con Halloween (que nos lo compartió Carmen Electra, por cierto). Lo mismo me pasa con la música que escucho. Una vez que lo termino, pasó al siguiente, y a otro mood [risas].
Además de en Shangay, he publicado he publicado editoriales en Neo2, Metal, Vein o Gay Times, donde apostaron por Bubblegun, mi trabajo preferido hasta ahora, con Sagittaria, Miss Yokin, Gad Yola y Samantha Hudson. También he trabajado con Valentina o con Virgen María, con la que justo acabo de volver a colaborar».
Agradecido
Agradezco mucho a la gente que ha contado, y sigue contando, conmigo. Y poco a poco me voy creando una familia creativa, que me parece algo importante. El caso es seguir currando, que no siempre es fácil. Por eso también ahora he empezado a hacer fotos de noche, es otro campo en el que me van saliendo cosas. Antes salía más de fiesta, ahora más a trabajar [risas]».