Las mujeres como ejemplo (por Paloma Del Río)

Temas: Deportes, Feminismo, Paloma del Río, Pluma invitada

Nos hemos pasado la vida peleando por la visibilidad y la equidad pero ha dado igual. Nadie ha hecho caso. La radiografía estaba hecha y se apreciaba claramente la diferencia entre lo que se aportaba para el desarrollo correcto del deporte masculino y lo que se añadía a la cesta del deporte practicado por mujeres. No había color: todo se pensaba en masculino y sí, sabíamos la tremenda diferencia de trato, de oportunidades, de premios, de inversión, de alimentación, de fisioterapeutas, de equipación… Es un no parar y sabíamos, porque lo sabíamos, que esa brecha existía.

Llegaban los Juegos Olímpicos y durante esos dieciséis días de competición parecía que todo era casi igual, que no había diferencias, pero no. Apagada la llama olímpica el mundo del deporte volvía a su realidad, a su triste realidad.

A veces he pensado que las niñas y mujeres que practican deporte en España son verdaderas heroínas porque entran en una carrera profesionalizada, cual es la deportiva, con una desventaja planetaria y son conscientes de ello; y aun así, continúan porque su afición y vocación son grandes. Y, retransmitido internacionalmente, el 20 de agosto un grupo de mujeres dieron el zapatazo encima de la mesa y la vibración de ese golpe se extendió no solo al territorio español sino que llegó al internacional.

Se acabó, hasta aquí hemos llegado. Después de años, digo años, reivindicando desde dentro un comportamiento digno, adecuado a su calidad y consideración como seres humanos, veintidós jugadoras dijeron basta y reclamaron para sí mismas, para el resto de deportistas mujeres, un trato decente y digno, sin paternalismos y en condiciones de jugadoras profesionales, que lo son.

Nos tacharon a todos los que vimos ese beso de poco menos que idiotas, pero no, no somos idiotas, somos capaces de reaccionar ante un hecho indigno de un representante público y la máxima representación del fútbol español y, a partir de ahí, se abrió la olla a presión de lo que estas mujeres han estado viviendo durante años. AÑOS.

Se hablaba de ello pero la arquitectura paternalista y machista de su federación, ofensiva para con las mujeres de todos los estamentos, no solo las jugadoras, era más poderosa que los indicios de que algo anormal pasaba ahí dentro, si bien la vocación deportiva de las jugadoras normalizaba una situación anormal. El 20 de agosto la tapa de la olla a presión saltó y no hubo manera de ocultar nada más. Las caretas empezaron a caer y seguirán cayendo y, aviso a navegantes: la sociedad española ya no está dispuesta a soportar y transigir con estos comportamientos ni en el fútbol ni en cualquier empresa, oficina, despacho, comercio o reunión de vecinos. Se acabó.

Tendremos que agradecerles, como sociedad, el paso adelante que han dado, el riesgo que han corrido y el haber antepuesto de una manera sosegada y educada sus principios y su coherencia con lo que tiene que ser un mundo igualitario, no solo en el terreno deportivo sino en el día a día. Hay situaciones que no tienen un pase más, y la dignidad de trato para con las mujeres y el fin del machismo son una prioridad.

Nos faltará tiempo para agradecerles que, con su gesto, hayan puesto en evidencia un sentir que aún sigue enraizado en nuestra sociedad. Y eso es lo preocupante, que hay más de uno larvado entre nosotros, pero seremos más fuertes y los separaremos de nuestro entorno. Tomen nota, señoros del mundo, tomen nota.