Picardía, travestismo, cabaret y liberalidad en la exposición 'Álbum de salón y alcoba' en Madrid

Una deliciosa exposición en el Museo Nacional de Artes Decorativas repasa aquella Edad de Plata española, antes de la llegada de la II República, centrándose en lo que pasaba en los dormitorios.

En la expo 'Álbum de salón y alcoba', en Madrid, aparecen pioneras imágenes de travestismo.
En la expo 'Álbum de salón y alcoba', en Madrid, aparecen pioneras imágenes de travestismo.

Guillermo Espinosa

A mí lo que me tira es el underground.

21 mayo, 2024
Se lee en 7 minutos

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Álbum de salón y alcoba repasa aquella Edad de Plata española, tras la I Guerra Mundial y antes de la llegada de la II República, centrándose exclusivamente en los dormitorios: de las primeras fotografías pornográficas al travestismo de salón. Un derroche de picardía, cabaret y liberalidad.

En la expo 'Álbum de salón y alcoba', en Madrid, aparecen pioneras imágenes de travestismo.

Hay exposiciones que surgen por sí solas, y Álbum de salón y alcoba lo hace además con un misterio: la donación de un baúl en depósito bancario, ni reclamado ni abierto en cien años, al Museo Nacional de Artes Decorativas en 2017. En su apertura, los profesionales del museo encontraron ciertas anomalías. El contenido no era ni fastuoso ni aparentemente tan valioso: pequeños recuerdos y joyas (alguna rota); mantones de Manila, objetos de tocador y licoreras de refinada factura pero escaso valor material, fotos y documentos de familia y un retrato enmarcado, presumiblemente de los propietarios del baúl, una pareja de la alta burguesía madrileña. Nada que justificara la presencia de ese baúl en un banco, ni información de por qué sus propietarios no lo transfirieron a sus herederos.

La respuesta se encontró al mover el retrato: pesaba más de lo debía para contener una simple fotografía. En los cantos, tras el enmarcado, apareció una colección de varias decenas de fotografías de la pareja, realizadas por ellos mismos en la privacidad de su alcoba. Fotografías ‘galantes’, como se llamaban en la época anterior a la pornografía, que es como las llamaríamos hoy. Alegres, desprejuiciados, el matrimonio celebraba su amor y sus cuerpos con una naturalidad gozosa que sería condenada apenas una década y media después. Hasta tal punto sería perseguida como para ocultar cualquier prueba en un banco y tirar la llave.

En la expo 'Álbum de salón y alcoba', en Madrid, aparecen pioneras imágenes de travestismo.

El contenido de este baúl al completo, con el añadido de fondos propios del museo –también del Museo Nacional del Teatro y de otros–, y de las colecciones privadas de voluntariosos investigadores y enamorados de esta etapa conocida como Edad de Plata de las artes españolas,  incluye, pero no únicamente, a la Generación del 27. Es el material que el artista y comisario David Trullo ha utilizado para esta instalación, a caballo entre sus prácticas artísticas y curatoriales: ha intervenido la narrativa para hacer un retrato personal, empático y sentimental, también amplio, de la liberalidad en España en la primera mitad del siglo XX, desde su auge en la llamada dictablanda hasta su ocaso con la dictadura franquista.

Su acercamiento comprende, además de la fotografía galante (también conocida como “álbumes para solteros”), las primeras imágenes del travestismo, porque uno de los grandes hallazgos del lote fotográfico es que este marido en cuestión practicaba el travestismo con su mujer. Varias fotos lo muestran producido, en alguna besando a su amada cómplice. En torno a esto, la exposición transita camufladamente también en torno a esa costumbre consentida, la prostitución de salón, y su relación con las noches y los antros y cuplés, el vodevil, el cabaret y la copla, y los rasgos que esto dejó en el arte y la literatura, pero también en la producción de diseños de época: lencería, boas de plumas, mantones, camas y otros mobiliarios de alcoba, objetos de tocador, porcelanas como las fantásticas flamencas de Peyro y joyas más o menos provocativas.

En la expo 'Álbum de salón y alcoba', en Madrid, aparecen pioneras imágenes de travestismo.

Álbum de salón y alcoba, que está dentro de la programación de PhotoEspaña 2024, avisa con sus dos rombos del contenido explícito de sus fotografías. El descubrimiento tiene su importancia, sobre todo para la historiografía de lo pornográfico en España. Si la dictadura de Primo de Rivera ya era afortunadamente bastante laxa en términos de moral privada (que se sepa, Alfonso XIII fue el primer monarca que tuvo una colección de películas pornográficas en propiedad), la dictablanda a finales de los veinte dio alas a un Madrid muy cosmopolita, que se había beneficiado económica y espiritualmente de su neutralidad en la I Guerra Mundial, acogiendo a refugiados y exiliados de todo signo.

La fotografía galante era un género fotográfico común que se anunciaba en los periódicos, como bien cuenta esta instalación, y su difusión no era perseguida. Solo lo era su producción: estaba penado hacerlo en España, pero no era delito importar material de Francia, Suecia, Alemania, Gran Bretaña… De ahí la importancia de estas fotografías: son una prueba de que también se realizaba, marginalmente, a nivel local. El hecho de que algunas imágenes encontradas tengan múltiples copias refuerza la teoría de que “esta pareja pudiera estar produciendo su propia pornografía y distribuyéndola: quizá por un dinero extra para mantener su tren de vida… o simplemente por morbo y filias sexuales con otros libertarios”, comenta su comisario David Trullo.

En la expo 'Álbum de salón y alcoba', en Madrid, aparecen pioneras imágenes de travestismo.

Las fotografías, expuestas en vitrinas, están veladas por papeles de seda que difuminan las partes explícitas de la imagen. David Trullo, que en su juventud como artista fue conocido precisamente por sus constantes encontronazos con la censura, le quita hierro al asunto. “La decisión la he tomado yo. Es una forma de venganza. También una forma de protesta: si la gente acepta que Instagram tenga censura en este tema, yo no les voy a mostrar las fotos”, comenta el comisario con cierta sorna, pero serio. “Así además se fijan en el verdadero hallazgo: el transformismo del caballero”, añade.

Los retratos que estudios especializados hacían a travestis particulares, pero también a los exitosos imitadores de divas coetáneas, como Luisito Carbonell, Manuel Izquierdo o Edmond de Bries, y que forman un género en sí mismo hoy, también están incluidas. Junto a ellas, una de las primeras cámaras particulares, que ya eran un éxito en la época, la Kodak Petite de 1926, que se anunciaba como la ideal “para las chicas listas y modernas”, como cuenta el comisario, y que facilitó la documentación privada de esos años.

En la expo 'Álbum de salón y alcoba', en Madrid, aparecen pioneras imágenes de travestismo.

Aparte de esta imágenes, la exposición narra un contexto más amplio pero rotundamente evidente, que la trituradora dictatorial franquista se empeñó en que olvidáramos: la constante presencia de lo pícaro, sicalíptico, ambiguo y queer, “una semillita que siempre ha estado ahí, que se recuperó a finales de los setenta y que ahora parece que ha vuelto a florecer con las nuevas generaciones”, reconoce Trullo.

Este contexto se materializa con fotos de desnudos de Kaulak (alias de Antonio Cánovas, el fotógrafo de estudio más famoso de la época, retratista del rey), con las figuras de Antonio de Hoyos y Vinet, José Zamora o Álvaro Retana, el “novelista más guapo del mundo” y conocido ambiguo de la época, también grandísimo figurinista y autor de canciones como la mítica Las tardes del Ritz, que popularizaría precisamente el más conocido de los transformistas madrileños, Edmond de Bries. Fotos de bailarinas como La Fornarina o Tórtola Valencia, de cantantes como Raquel Meyer, Miguel de Molina y otras coplistas incluso hasta llegar a Sara Montiel (en un fotograma donde interpreta a la Chelito, que sí era de la época), y gran cantidad de memorabilia, dispuesta a modo de salón.

En la expo 'Álbum de salón y alcoba', en Madrid, aparecen pioneras imágenes de travestismo.

La escenografía de la exposición es aquí muy importante, con una alcoba decorada a lo travesti de época, para señalar el otro oficio tolerado en la época, la prostitución de salón, una escultura que reproduce al propietario travestido, o el esgrafiado de la pared, creado por el propio Trullo y que enlaza el diafragma de una cámara fotográfica con bulbosas formas modernistas para sostener, sutilmente, el fondo de la cuestión.

En las vitrinas, curiosidades como un bote de perfume de Elsa Schiaparelli reconvertido en pinjante, viejos relojes Cartier, joyas y complementos y mucho objeto en plata de tocador, licoreras y todo lo que huela a ambiente distendido, jolgorio y seducción. Un paraíso tanto para los amantes del arte y la etnografía como de las puñetitas de época, la copla, el género transformista o curiosos que quieran saber cómo se lo montaban sus tatarabuelos mucho antes de los guateques y las boites.

Álbum de salón y alcoba de David Trullo se puede visitar en el Museo Nacional de Artes Decorativas (Montalbán, 12) hasta el 22 de septiembre. Más información aquí
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