Vuelve Madama Butterfly, uno de los títulos más famosos del repertorio, y lo hace en una producción –no exenta de polémica– que nos recuerda la realidad de la terrible historia que nos cuenta esta maravillosa obra de Puccini: “La explotación de una niña ignorante e inconsciente”, nos dice Damiano Michieletto, su director de escena, uno de los más brillantes del panorama internacional.
Para algunos es una obra cumbre del verismo y, para otros, del neo belcantismo. Madama Butterfly es una obra mucho más compleja de lo que se podría pensar. Ahora regresa al Teatro Real desposeída de todo ese romanticismo con el que la tradición ha barnizado este auténtico drama. “Se trata de poder entrar en la música de Puccini para intentar ‘ver’ que Madama Butterfly es una tragedia, y este tema se puede expresar de varias maneras”, nos dice Damiano Michieletto, enfant terrible del mundo de la ópera, de quien aquí ya vimos su magnífico L’elisir d’amore: “Madrid es una capital europea vital, y el Teatro Real representa bien ese espíritu emprendedor que amo mucho”.
La producción viene del Teatro Regio de Turín. “En Madrid habrá varios elencos, y esto siempre cambia un poco la forma de interpretar a los personajes. Pero aparte de esto, el espectáculo sigue siendo el que presenté allí, que generó un gran debate entre quienes lo vieron como una lectura interesante, y quienes lo consideraron demasiado alejado del espíritu de Puccini”, nos asegura Michieletto.
«Es una historia de turismo sexual, la de un yanki que lo logra todo con dinero»
El regista no teme la polémica, pero tampoco la busca: “Para mí es importante que el espectáculo esté bien hecho, que esté todo cuidado en la puesta en escena y en la actuación del elenco. No quiero que se hagan las cosas de manera imprecisa, porque es fundamental ofrecer calidad al público. El juicio es individual, y por eso lo acepto. Hay una parte de la sociedad que vive el teatro con sentido de la tradición, y hay que respetarlo. Pero hay otra a la que le encanta encontrarse cosas incómodas que le hagan reflexionar. Madama Butterfly es la explotación de una niña ignorante e inconsciente de la vida. La fuerza de quienes dominan es la que aplasta la debilidad de quienes viven en la pobreza. Es una historia de turismo sexual. El yanqui errante que desprecia todo riesgo, y que quiere lograr todo lo que pueda con su dinero. Una chica de quince años que se engaña pensando que está viviendo una historia de amor, a pesar de que todos intentan decirle que no es así. Se aferra desesperadamente a esta ilusión, lo pierde todo, queda sola y abandonada. Intentan casarla con un anciano rico, Yamadori. Pero ella, ingenua, cree que ‘su hombre’ volverá. Y lo hará, pero solo para llevarse a su hijo. Quizás para obligarlo a estudiar en Estados Unidos…”.
Esta mítica obra de Puccini llega a Madrid en pleno Orgullo, justo cuando celebramos la diversidad, el poder vivir sin opresión, sin etiquetas. “Creo que han mejorado muchas cosas y se ha reconocido el derecho a disfrutar de la sexualidad. Esto también es así en mi país, Italia. Lamentablemente, todavía hay una parte de la opinión pública que tiene miedo de acoger la diversidad y tiende siempre a crear juicios morales para condenarla. El mundo en el que vivimos hoy es mejor que el pasado en materia de derechos humanos, y espero que en el futuro sea aún más bonito poder decir ‘me siento libre’. Este es el valor de la democracia”.
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Es también un título icónico en el colectivo, especialmente por las grandes divas que han sido Cio Cio San: “De hecho, tienes razón al recordar su verdadero nombre, ¡Cio Cio San! Porque Butterfly [Mariposa] es el apodo que le puso el hombre que la quería para sí, y que sin ningún respeto afirma que podría romperle las alas si no obedece su voluntad. Es importante recordar a quienes están en el poder el significado y el valor de la desobediencia. La libertad se nutre de la posibilidad de discrepar, de criticar, de hacer oír la voz. Cuando la comunidad celebra el Orgullo, esta celebración es la expresión de un mundo que sabe acoger y sabe dialogar. Como un prado en el que pueden crecer diferentes flores: será muy colorido y fragante”.
«Butterfly [Mariposa] es el apodo que le puso el hombre que la quería para sí, y que afirma que podría romperle las alas si no la obedece»
La madrileña Saioa Hernández –una de las actuales reinas de la Scala de Milán– está en el reparto de estreno, pero tres estupendas sopranos (Ailyn Pérez, Lianna Haroutounian y Aleksandra Kurzak) se alternan con ella en las diecinueve funciones programadas. ¿Cómo se dirige un cast tan variado? “Es complicado, porque debemos asegurarnos de que cada intérprete tenga tiempo suficiente para aprender lo que se necesita para subir al escenario, con la conciencia adecuada de su papel y las relaciones que deben establecerse con los demás intérpretes. Me alegra mucho ver que el Teatro Real consigue dar una programación tan larga y puede ofrecer al público muchas representaciones del espectáculo. Es algo raro, y en Madrid deberíais estar orgullosos”, nos dice Michieletto.