Kei Linch está completamente fascinada con Madrid en su primera visita a nuestro país, y al continente europeo. «Estuve hace unos días en Berlín y allí no me enteraba de nada», dice entre risas. «En Madrid es muy distinto, la arquitectura es impresionante y la comida, riquísima». El calor y que los días sean tan largos la tienen algo despistada, pero feliz. «Y ver tanta gente en las plazas celebrando el Orgullo desde el primer día es increíble», cuenta.
El sábado 6 de julio Kei Linch actuará en Plaza de España como parte de Orgullo Latino, representando a su país, Colombia, invitado en esta edición. Hace tres años participó en Factor X en su país («allí comencé a aprender cómo funciona la industria y a coger seguridad como artista sobre un escenario»), y acaba de lanzar Dulcinea, un álbum en el que ha querido reflejar lo diversas que son sus referencias, que no solo provienen del rap. Y en donde ha plasmado su esencia, «porque una puede salir del barrio, pero el barrio nunca sale de una«.
SHANGAY ⇒ ¿Cómo vives tú el Orgullo?
KEI LINCH ⇒ Este año ya estuve en la marcha trans de Bogotá, acompañando. Me parecía importante, porque la situación para el colectivo allí todavía es difícil. Y crear espacios seguros en la calle de esa manera es necesario, porque en Colombia las cosas siguen siendo complicadas para todas, todos y todes. Por eso me emocionó cuando visité el consulado en Madrid ver juntas las banderas de mi país y la del colectivo. Al menos, allí estamos viviendo un proceso de cambio; las nuevas generaciones estamos ayudando para que eso suceda y se convierta en una realidad, desprendiéndonos del miedo y los tabúes.
«La situación para el colectivo LGTBIQ+ en Colombia es difícil, es importante crear espacios seguros»
SHANGAY ⇒ ¿Te emociona que tu país sea el invitado este año a una celebración tan grande como es el Orgullo de Madrid?
KEI LINCH ⇒ Claro, porque es una oportunidad más para visibilizar los problemas que se viven allí. Para mostrar también lo orgullosa que estoy de ser colombiana y de pertenecer a la comunidad. Que nuestra voz se amplifique de esta manera es muy importante, porque hay que aprovechar todos los espacios para buscar apoyos.
SHANGAY ⇒ Como parte de la comunidad, ¿qué supone para ti ser visible?
KEI LINCH ⇒ Las personas bisexuales no estamos tan estigmatizadas ya, al menos así lo siento yo. Pero la causa es de todes, y tenemos que luchar desde cualquier ámbito. Yo lo hago principalmente desde el arte, que siempre ha sido esencial en las reivindicaciones. A mí me permite tener una voz y denunciar también cuestiones de género que me preocupan.
SHANGAY ⇒ ¿Sientes que las mujeres cada vez tenéis más visibilidad y voz dentro de la música urbana?
KEI LINCH ⇒ Sí, estamos viviendo un momento muy bonito en ese sentido. Porque el género urbano siempre había estado copado por hombres con una estética callejera y agresiva, que se suponía que no era la apropiada para una mujer… Cuando empecé me di cuenta de la cantidad de retos que tenemos las mujeres que hacemos música urbana. Es muy fuerte que tengamos que ganarnos el respeto y la validación de alguien solo por nuestro género, cuando lo importante es tenerlo por parte de una misma. Es bonito ver cada vez a más mujeres levantarse en América Latina y crear una comunidad para que sus voces se escuchen.
«Son muchos los retos a los que nos enfrentamos aún las mujeres que hacemos música urbana»
SHANGAY ⇒ ¿Cuáles fueron tus referentes creciendo?
KEI LINCH ⇒ La primera y principal, mi abuela, una mujer muy berraca, que además pintaba cerámica. Entre las artistas, Amy Winehouse, Rebeca Lane y Ariana Puello.
SHANGAY ⇒ ¿Cuándo empezaste en el rap?
KEI LINCH ⇒ A los 13 años. Lo necesitaba en mi vida, porque mi entorno en el barrio era muy pesado, me sentía sola y necesitaba sacar todo lo que tenía dentro, mis experiencias y también mi dolor. Al principio, lo fundamental para mí era escribir, hasta que me di cuenta de que también era momento de buscar mi propia voz y no cantar, como hacía al principio, imitando a raperos masculinos [risas]. A los 17 ya me di cuenta de que la música sería mi plan A, B y C.
SHANGAY ⇒ ¿Por qué has querido arriesgar con un álbum de debut como Dulcinea, que tiene 16 temas y de estilos muy variados?
KEI LINCH ⇒ Lo indica ya el título: es un disco que va lo de más «dulce» a lo «nea», lo más crudo y visceral. Son dos conceptos que me representan como persona, y a mucha gente que, como yo, viene del barrio. Como huyo de las etiquetas y no quiero que me encasillen decidí que, aunque el rap es la base de lo que hago, también quería arriesgar con fusiones como la que hago con la música popular colombiana, la cumbia y el RKT, que en momentos de mi vida me han marcado.
SHANGAY ⇒ La canción Ay Amor da lesbian vibes…
KEI LINCH ⇒ [Risas] Me encanta que lo hayas visto. Cuando la grabé con Francy quisimos crear ese espacio muy lésbico, ahora que lo pienso. Y me encanta si más gente lo piensa así. Es que me siento incómoda si me encierran en un género musical o una etiqueta sexual, siempre escapo en ese tipo de situaciones [risas].