Crónica. Karol G se pasea, bien sobrada, en el Bernabéu por un camino de baldosas rosas

Estuvimos en el tercer concierto de Karol G en el Santiago Bernabéu, y así vivimos una noche de celebración en que la colombiana dejó claro que en Madrid se siente en casa.

Karol G arrasa, por tercera noche consecutiva, en el Bernabéu de Madrid.
Karol G arrasa, por tercera noche consecutiva, en el Bernabéu de Madrid.
Agustín Gómez Cascales

Agustín Gómez Cascales

He viajado en limusina con Mariah, he tomado el té con Beyoncé, he salido de fiesta con J.Lo y he pinchado con RuPaul. ¿Qué será lo próximo?

23 julio, 2024
Se lee en 4 minutos

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La confirmación del flechazo mutuo entre Karol G y España se está escenificando durante cuatro noches consecutivas en el estadio Santiago Bernábeu, con todo vendido desde hace meses y una sensación de euforia contagiosa que recorre Madrid desde hace un par de semanas.

Lo que Karol G está ofreciendo es, como corresponde a los tiempos que vivimos, más una experiencia que simples conciertos. Es lo que el público demanda, y la artista, que de empatía anda sobrada, da lo que se le pide. Y más, porque lo cierto es que en su tercer concierto madrileño comprobamos que su deseo es que los últimos shows de su Mañana Será Bonito World Tour se conviertan en encuentros bigger than life con su público.

Karol G en Madrid

Sus fans, muy comprometidos, demuestran que elles también tienen mucho que ofrecer a su reina bichota, más allá de la evidente admiración. El viaje en metro hasta el Bernabéu se convierte en toda una experiencia también. La marea rosa baja en la estación pertinente aplaudiendo, cantando, comprando abanicos –rosas, claro– en el andén. Y en los pasillos jalean a una cantante que entona los hits y celebra que, por una vez, absolutamente todo el mundo que pasa por su lado le preste atención, le grabe vídeos… Todo vale para aplacar los nervios y las ganas de que comience el concierto.

En la sala VIP, el ambiente era infinitamente más relajado. Entre hamburguesitas y perritos calientes, iban llegando los invitados. Bien diversos, prueba de que su público es transgeneracional. Entre los rostros más conocidos de la noche, Alex de la Croix, Esteman y Paul Thin.

Bueno, y los padres de la bichota, encantadores, que fueron saludando a todo el mundo, orgullosísimos de su hija, como dejaban bien claro. Se comportaban como si aquello fuera una boda. «Que no os falte de nada», me dijo su papá cuando me estrechó la mano con potencia. Bueno, cuando salió una tarta temática de Mañana será bonito pasó a asemejarse a un cumpleaños. Los orgullosos papis posaron con ella, se hicieron fotos y ese fue el pistoletazo de salida para acudir al «césped» cuando se anunció la cuenta atrás.

Los padres de Karol G posan en el backstage de su tercer concierto en el Bernabéu.

Los padres de Karol G posan en el backstage de su tercer concierto en el Bernabéu.

¿Imaginas qué se consumía con fruición en las barras? Pues sí, chupitos de tequifresi. Todo al rosa; quedaba bien claro miraras donde miraras. Arranca el concierto, se desata el delirio y compruebas que la cámara que sigue a Karol G en todo momento la ama, y ella sabe sacarle el máximo partido para que en las maxi pantallas no se pierda ni el detalle de cada gota de sudor. Con cuerpazo de baile, pulseras luminosas multicolor y unas llamaradas que debían achicharrar a los fans de las primeras filas, estaba casi todo hecho.

Solo faltaba dejarse llevar –y era bien fácil– por la batería de hits que no daba tregua. Muy segura tienes que estar de tus armas cuando puedes soltar tranquilamente Tusa en el primer tramo de show. Y qué bien medidos los speeches, generando esa sensación de familia elegida que tan bien maneja Carolina. Nombrando países latinoamericanos, provincias españolas, apelando al amor en su sentido más diverso… Nada se le escapó.

Lo último era esperar a ver qué sorpresas –en forma de invitados– se guardaba bajo manga. La primera, con Cris MJ y Ryan Castro, calentita. Con la segunda, el Bernabéu se prendió, porque apareció Bad Gyal, y juntas cantaron Kármika –sin que se echase en falta a Sean Paul, que se dice pronto–. La tercera convirtió el estadio en un superclub con la aparición de DJ Tiësto en una supercabina que no tenía nada que envidiar a las del Tomorrowland. Sin ser yo muy de él, reconozco que también caí rendido al miniset que se marcó con la complicidad de Karol G –también transmite de maravilla que siente a su público cómplice de cada logro–. Se la veía bien satisfecha, consciente que había vuelto a liarla.

Encuentro en la cumbre en el Bernabéu entre Karol G y Bad Gyal.

Encuentro en la cumbre en el Bernabéu entre Karol G y Bad Gyal.

En mi euforia, ni siquiera me sentí ridículo cuando me marqué «un Almodóvar» al pasar Bad Gyal de retirada bajo el palco en donde seguíamos el show. Frente a aquel histórico «¡Rosalía, guapa! ¡Soy Pedro!», alcancé a chillarle «¡Alba, guapa!», me miró, sonrío y, claro, pensé «digo yo que se acuerda de mi nombre, que no me ha dado tiempo a rematar la frase»… En fin, una anécdota más para una noche más en la que Karol G dominó el Bernabéu, y en la que, al son de Si antes te hubiera conocido –que sonó por segunda vez cuando se encendieron las luces de estadio–, quiso dejar bien claro cuál es su clara apuesta para llevarse ese título de «canción del verano» que parece que una potra salvaje le arrebatará. Aunque como la colombiana parece lograr a día de hoy todo lo que se propone, no hay que dar nada por hecho. De momento.

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