En una de las últimas publicaciones de Instagram de Ricky Merino lo vemos en la playa y en la piscina disfrutando de unas merecidas vacaciones de verano, como hacemos cualquiera de nosotros en esta época del año después de haber estado el resto del año trabajando. El cantante decidió inmortalizar el momento y compartirlo en redes, pero no sabemos muy bien por qué esto a algunos no les ha sentado bien. Y como parece que es un deporte olímpico dar nuestra opinión en redes sociales – por muy maleducada, injusta o ridícula que sea– los haters no han dejado pasar la oportunidad de hacérselo saber.
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“Las fotos una pasada, pero creo que estas imágenes te pueden alejar de futuras salidas profesionales. Triste pero creo que es así. Un saludo”, comentaba un usuario de esta red social sobre una foto en la que Ricky mostraba el culo. Ante esto, Ricky ha respondido con frustración a través de sus historias: “Últimamente he recibido varios mensajes así y la verdad es que me afectan, lo admito. Me afectan porque ya me pongo a estudiar al milímetro cada cosa que comparto, cada imagen, cada texto, me tiro horas pensando si subir una foto en bañador, si taparme el culo”. Además, reconoce que antes de 2017 (año en el que estuvo en Operación Triunfo) publicaba lo que quería sin plantearse nada, y dice que “publicar en Instagram ha dejado de ser algo lúdico, algo divertido”.
Pero estos comentarios no solo aparecen en su perfil, sino que también han comenzado a dirigirse a las publicaciones de Gerard Mínguez, su novio. “Estos serán pareja abierta en tres, dos, uno, y a este no le va muy bien en la música, solo es conocido por los novios con los que está”, comentaba otro usuario.
Gerard bloqueó automáticamente este comentario, pero aun así le afectó a Ricky y le provocó un “runrún constante” sobre qué publicar o no y lo que la gente va a comentar al respecto. Aunque el comentario fue eliminado, Ricky pasó toda la tarde amargado en la playa y llegó a obsesionarse, según cuenta.
“Hemos llegado hasta el punto de comentar en un vídeo en el que salgo haciendo algo normal con mi novio y que ni siquiera he publicado yo, para recalcar cómo me va profesionalmente y cómo son o no las bases de mi relación”, comenta Merino. Y añade, a quienes justifican sus críticas con “es el precio a pagar por exponerte en redes”, que él no se mete en perfiles de gente que no conoce a hacer juicios de valor sobre sus profesiones o relaciones.
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El cantante mallorquín ha reconocido que ha hablado del tema con su psicólogo, pero que los comentarios le siguen afectando, cosa que le molesta muchísimo porque le hace entrar en un círculo vicioso. Las redes sociales deberían ser un sitio en donde todas las personas poder convivir tranquilamente y sin perturbar la salud mental de aquellos que están más expuestos por ser famosos.
No debería ser necesario pero no queremos dejar pasar esta oportunidad para recordar que Ricky es uno de los compañeros de su promoción que más trabaja en el medio: no para de sacar música, se está labrado una carrera más que digna en el teatro musical y está sabiendo aprovechar cada una de las intervenciones televisivas que le están brindando para demostrar profesionalidad y buen hacer. Ya le gustaría a muchos artistas tener el currículum y las oportunidades del mallorquín. Por lo tanto, todos esos comentarios de odio que le están regalando, no solo son completamente falsos, también son injustos y vuelven a dejar patente el doble rasero que tiene mucha gente a la hora de tratar a unos y a otros, a los que ellxs deciden que son artistas de primera frente al resto. Así, lo mismo que aplaudirían de Sebastián Yatra, a Maluma o al cantante guaperas de moda, se lo afean a Ricky. Sin miramientos. ¿A qué se debe esta ausencia de reflexión y de empatía? ¿Tal vez sea mala leche, envidia, clasismo o, incluso, un poquito de homofobia? Como suele pasar en estos casos probablemente todas las respuestas sean correctas.
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