La ópera vuelve a la Quincena Musical de San Sebastián con ‘Carmen’: la capital donostiarra está en el ecuador de su gran fiesta cultural

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Recién llegados nada más y nada menos que de la exquisita pradera de Glyndebourne. La mezzo Rihab Chaieb y el tenor Dmytro Popov fueron, el pasado mes de junio, Carmen y don José en el prestigioso festival de ópera británico, que se caracteriza por se de los más exigentes del mundo a la hora de seleccionar sus repartos. Ambos fueron los protagonistas de la Carmen con la que la Quincena Musical de San Sebastián llegó al ecuador de su programación.

Este certamen donostiarra es el más antiguo festival veraniego de España. Fundado en 1939, justo al terminar la Guerra Civil, cumple este año su 85 edición. Y un año más ha querido que la ópera esté presente en su programación. En este caso con la mítica obra de Bizet, en la que destacó la soprano donostiarra Miren Urbieta-Vega como Micaela, que se llevó una grandísima ovación. Frente a la Euskadiko Orkesta estaba en el foso el director madrileño José Miguel Pérez-Sierra. El coro Easo Abesbatzsa y Easo Eskolania (estupendas ambas formaciones)  también triunfaron en las dos funciones de esta complicada ópera, que subió a escena en una nueva producción del festival, dirigida por Emilio López.

La Quincena Musical cumple así con la misión de mantener viva la ópera en capital guipuzcoana, una ciudad en la que, al contrario que en la vecina Bilbao, no existe una temporada estable. Por eso es tan importante que al menos exista un título anual. Es uno de los compromisos que la dirección del festival mantiene contra viento y marea.

Esta quincena, que en realidad dura todo el mes de agosto, cumple con la misión de dotar al verano donostiarra de una oferta cultural absolutamente transversal y ambiciosa. Ir a San Sebastián en agosto es poder pasar las vacaciones en una de las ciudades más bonitas del planeta (es, además, de sobra conocida la oferta de hostelería y gastronomía que allí existe) y disfrutar de una de las programaciones de música, danza y teatro más completas del verano europeo.

Tras Carmen, al día siguiente subió al escenario del imponente Kursaal el exquisito Bach Collegium Japan. La formación liderada por Masaaki Suzuki es una de las más prestigiosas del mundo. Fundada en 1990 por el propio Suzuki, con la misión de introducir la música barroca en la cultura japonesa, desde muy pronto se convirtió en uno de los conjuntos de música antigua de referencia. Pisa frecuentemente los mejores escenarios de todas las capitales, en los que colabora con todos grandes músicos. Arrasaron en el Kursaal con su delicadísima interpretación de cuatro cantatas de Johann Sebastian Bach del Segundo Ciclo de Liepzig. Un memorable concierto, uno más en la ambiciosa programación de la Quincena Musical.

Pero el exquisito festín cultural continúa. La Budapest Festival Orchestra de Ivan Fischer, la violinista Patricia Kopatchinskaja y la joven prodigio Alexandra Dovgan serán los grandes próximos protagonistas los días 17, 18 y 19 de agosto.

El primero de estos conciertos será el que reunirá a la Budapest Festival Orchestra junto a la violinista moldava Patricia Kopatchinskaja. El Kursaal volverá a disfrutar de la gran musa del violín el próximo 17 de agosto en un concierto que dará su pistoletazo de salida con la Obertura sobre temas hebreos de Sergei Prokofiev. Obra curiosa, cuanto menos, y poco transitada en el canon sinfónico, que incorpora melodías tradicionales judías, fusionando la música folclórica con el estilo distintivo de Prokofiev. Su estreno en Nueva York fue un éxito y demostró la capacidad de Prokofi para integrar elementos étnicos en la música clásica.

A continuación, será el turno de la violinista moldava, quien interpretará el Concierto para violín nº2 de Béla Bartók. Compuesto entre 1937 y 1938, es una de las grandes obras maestras del siglo XX. Fue escrito para el violinista Zoltán Székely, quien solicitó un concierto con la forma tradicional de tres movimientos, pese a que Bartók también incluyó elementos de variación. La obra refleja una fusión única entre la música folclórica húngara y técnicas compositivas modernas. Para muchos violinistas y melómanos, este concierto es el paradigma de los conciertos para violín, luchando a capa y espada por este título con el de Chaikosvki.

Kopatchinskaja es conocida por su espontaneidad en el escenario y su disposición a desafiar convenciones, lo que a veces genera opiniones divididas entre los críticos y el público. Sin embargo, su habilidad para explorar nuevas interpretaciones y su capacidad para ofrecer perspectivas frescas sobre obras conocidas se ha ganado la admiración y el respecto del público y la crítica.

La segunda para de este recital nos deleitará con la Sinfonía nº7 (op.70) de Antonin Dvorak, compuesta entre 1884 y 1885 y caracterizada por sus contrastes dinámicos y la riqueza melódica típica del compositor checo. La obra comienza con un primer movimiento enérgico y dramático, seguido de un Adagio lírico y contemplativo que destaca por su emotividad. El Scherzo, con su ritmo marcado y vigoroso, contrasta con la serenidad del tercer movimiento. El final, con su desarrollo tempestuoso y grandioso, culmina en una brillante conclusión que subraya la maestría de Dvořák en la forma sinfónica.

La segunda cita de Ivan Fischer y la Budapest Festival Orchestra será el 18 de agosto, en un concierto íntegramente dedicado a W. A. Mozart. El genio de Salzburgo tomará la sala principal del Kursaal para deleitarnos con dos de las obras más icónicas de la historia: la Sinfonía nº38 (KV 504) Praga, obra repleta de vitalidad y sofisticación, que refleja el estilo operístico y la energía característica de la ciudad de Praga y, en la segunda parte de este concierto, el Réquiem (KV 626), obra que no precisa de presentación y cuyas teorías de la conspiración han animado a algún que otro director de cine a dar rienda suelta a su imaginación.

Para este concierto, Fischer contará con la participación del Orfeón Donostiarra, coro insignia no solo de la ciudad de San Sebastián sino también uno de los grandes referentes corales del panorama europeo, que en sus 127 años de historia se consagra como una de las entidades que más ha interpretado la obra póstuma del genio de Salzburgo. Los solistas en esta ocasión serán la soprano Anna Lena Elbert, la contralto Olivia Vermeulen, el tenor Martin Mitterutzner y el bajo Hanno Müller-Brachmann.

La última de estas grandes citas musicales que colman el ecuador de Quincena Musical tendrá lugar el próximo 19 de agosto en el Teatro Victoria Eugenia, y contará con el debut en el festival del Alexandra Dovgan, una de las grandes promesas del piano a nivel mundial que, en palabras de Grigory Sokolov: «No es una niña prodigio. Es un prodigio, pero no toca como una niña. Le auguro un gran futuro».

Lo dicho, San Sebastián en agosto es un no parar, con una ‘quincena’ que dura un mes. Comenzó el 1 de agosto con el sorprendente e innovador concierto que dieron el contratenor Nacho Castellanos y el pianista Mario Marzo,  y es un festín cultural de primerísimo nivel.