Decir Enrique Viana es, en cierta manera, referirnos al Teatro de La Zarzuela. La vida del tenor madrileño está ligada a este precioso teatro desde su infancia. Ahora regresa a sus tablas como Sul, la babilónica, la protagonista de La corte de Faraón. Un papel escrito para soprano, que en el cine interpretó Ana Belén. Esta vez será un hombre quien entone las famosas coplas babilónicas, el aria del tercer acto que ya forma parte de la historia de nuestro género chico… «¿Las coplas de Sul la babilónica, cantadas por un hombre?. Pues sí. Estoy feliz de hacerlo», nos dice riendo.
Esta obra es una fantasía. La corte de Faraón es una verdadera fantasía a medio camino entre la opereta, la zarzuela, la revista y el cuplé. Una fantasía maravillosa de unos años, los de principios del siglo XX, en los que estaba de moda parodiar los grandes títulos de ópera. En este caso, Aída, de Verdi. Ahora regresa al Teatro de La Zarzuela en una loquísima producción de Emilio Sagi que se estrena el 29 de enero y en la que, literalmente, no parará de llover oro. Uno de sus protagonistas, Enrique Viana, nos lo cuenta todo. Es junto a Jorge Rodríguez-Norton la portada del nuevo Shangay. Ay ba, ay ba… Ay babilonio que marea… Ay, ¡vámonos pronto a Judea!
SHANGAY ⇒ De nuevo en el Teatro de La Zarzuela, una sala muy querida para ti…
ENRIQUE VIANA ⇒ El Teatro de la Zarzuela está en mi vida desde los seis años, porque mis padres me hicieron como regalo de cumpleaños venir aquí a ver Madama Butterfly [en esos años la temporada de ópera era en ese teatro porque el Real estaba abierto como sala de conciertos]. No hace falta que diga el año que fue, ¿verdad? [risas] Desde ese momento, durante toda mi niñez y toda mi adolescencia, siempre venía los jueves. Alguna vez cambiaba a la primera función de los viernes, porque aquellos años, cuando era una función zarzuela se hacían dos funciones: tarde y noche. Me traían por la tarde, y luego venían a buscarme a la salida. Me sentaba solito en el palco de proscenio, y ahí me las vi todas. Por eso me las sé de memoria.
SHANGAY ⇒ Esta versión de La corte de Faraón es un verdadero disparate…
ENRIQUE VIANA ⇒ Sul, cupletista y bailarina babilónica, ¡interpretada por un hombre! Las famosas coplas, un aria de soprano, cantadas por un hombre. ¡Pues sí! Estoy feliz de hacer esta versión de La corte de Faraón, una ‘opereta bíblica’ que no tiene desperdicio alguno, en ningún caso ni en ningún momento. Ni en el diálogo, ni en la música, que no tiene ni una pizca de pretensión, que es lo peor que puede tener la música. De todo eso está libre La corte de Faraón que hoy, por fortuna, sigue siendo de máxima actualidad.
SHANGAY ⇒ Este papel lo inmortalizó Ana Belén en el cine, y con ella, Antonio Banderas como El casto José…
ENRIQUE VIANA ⇒ Pero es que no tiene nada que ver lo que hacemos, porque la película es una genialidad pero no era exactamente la trama de la obra, era una parodia. Y esta puesta en escena de Emilio Sagi es otra. La fuerza que tiene el teatro… Soy cinéfilo pero, sobre todo, soy ‘teatrófilo’. Por favor, vengan a verla.
SHANGAY ⇒ ¿Qué tiene La corte de Faraón para venir al Teatro de La Zarzuela?
ENRIQUE VIANA ⇒ Tiene mil ingredientes para venir. Las mejores músicas del maestro Vicente Lleó. Después, que es una especie de parodia de la gran opereta y de la gran ópera. Con músicas muy nuestras y pegadizas. Y unos artistas de lujo. Este no es el traje de que llevo. Lo digo para que nadie se piense que salgo así. Salgo con un traje que se transparenta…
SHANGAY ⇒ ¿Sales con más plumas o con menos que ahora en esta sesión?
ENRIQUE VIANA ⇒ No saco ni una pluma, ¡fíjate!
SHANGAY ⇒ ¿No sacas pluma?
ENRIQUE VIANA ⇒ ¡Qué va! [risas]
SHANGAY ⇒ Nos dices que empezaste con la ópera en este teatro, con Madama Butterfly. Pero la vinculación a la zarzuela caló muy pronto en tu vida…
ENRIQUE VIANA ⇒ Es que en mi casa se escuchaba mucha zarzuela. Después porque, bueno, un niño de aquella España, de la España de aquellos años… pues no era fácil siendo un niño como yo era, un poco, bueno, digamos ‘diferente’, no como la mayor parte de los niños. Tuve la suerte de tener una familia que siempre me apoyó en mi manera de ser, durante toda mi niñez. Y bueno, la zarzuela me salvó un poco la vida. Salvó mi adolescencia. Porque tiene algún mecanismo, sus músicas, las cadencias, los aires, los ritmos, que llegan al corazón directamente. Esto lo digo casi con emoción. Pero el Teatro de La Zarzuela salvó mi adolescencia. Fíjate qué cosa tan rara, pero fue así.
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SHANGAY ⇒ La zarzuela y el mundo LGTBIQ+ son, por decirlo de esta manera, una especie de matrimonio que lleva años de la mano…
ENRIQUE VIANA ⇒ El colectivo LGTBIQ+, que entonces no se llamaba así, ni se llamaba de ninguna manera, tenía más cabida en el mundo de la revista. Pero en la zarzuela, también. Recuerdo las primeras veces que pasé a los camerinos. Yo era un niño que debía tener doce años, y me resultó muy fascinante ver la libertad que se respiraba. En los camerinos de los bailarines y del coro, la figuración… Era muy desinhibido, libre. Me llamaba mucho la atención aquello. Era una manera de expresarse que en la calle no estaba bien vista. Pero aquí, dentro del teatro, por responder a tu pregunta, sí era un poco un refugio para niños como yo.
SHANGAY ⇒ Nuestra revista está muy vinculada a este teatro…
ENRIQUE VIANA ⇒ ¡Y me parece genial! Que la zarzuela, siendo, entre muchas comillas, un género, vamos a decir «antiguo» –por lo menos en su época gloriosa, que es XIX y principios del XX– y que Shangay, siendo una revista moderna, de las características que es, venga al Teatro de La Zarzuela…Pues, primero aplaudo esa vinculación y, después, me parece un paso adelante enorme. ¡Bienvenida la revista y la vinculación! [risas]
SHANGAY ⇒ Y en Shangay siempre sacamos a divas en portada. Ahora estás tú junto a Jorge Rodríguez-Norton…
ENRIQUE VIANA ⇒ ¡Pues por eso estamos aquí! [más risas]
SHANGAY ⇒ ¿Cuáles son tus próximos planes profesionales?
ENRIQUE VIANA ⇒ Tras La corte de Faraón, dirijo La Gran Vía en el Teatro de La Zarzuela dentro del Proyecto Zarza. Luego presento y dirijo la gala de de la Fundación Prodis en el Auditorio Nacional. Luego voy al Teatro Villamarta de Jerez a hacer un espectáculo que se llama Cuenta tú, que yo lo canto, con la gran Ruth Iniesta. En los Teatros del Canal estreno una obra que se llama Cinco horas con Hilario y también la zarzuela El Orgullo de quererte [de temática LGTBIQ+], ocho funciones dirigidas por Albert Boadella. Recitales aquí y allá por toda España… Un no parar. Pero ya nos ponenos en el 26, y en el 26 seré muy viejo [risas].
SHANGAY ⇒ Cuéntanos bien lo de la Gala Prodis, que tendrá lugar el 19 de marzo en el Auditorio Nacional, y que es un proyecto en el que estás muy involucrado…
ENRIQUE VIANA ⇒ Cuando conocí la Fundación Prodis, me pareció un proyecto sideral, maravilloso, sorprendente, magnífico. Cualquier calificativo es poco. Trabaja con personas con una cierta discapacidad intelectual para abrirles el paso al mercado de trabajo, y para contribuir a su desarrollo personal. Este es el tercer año que colaboro con ellos presentando y dirigiendo una gala que se celebra en el Auditorio Nacional, y que es un éxito absoluto desde hace muchos años. La promovió en un principio el matrimonio formado por Ruggero Raimondi e Isabel Maier. Hace tres años me llamaron, y resultó muy bien el proyecto que presentamos, y por eso repetimos el año pasado y este. ¡Con el Auditorio lleno hasta los topes! Fue tal el éxito que yo sigo colaborado con esta asociación, que para la gala trae cada año a grandes cantantes líricos que están en activo. Yo he intentado que no sea estrictamente lírica. Tienen un coro mixto, que yo llamo ‘el coro de Prodis’, que es divino. Todo se hace de manera absolutamente altruista. Este año es el veinticinco aniversario de la fundación, y queremos hacer una especie de gala que sea un homenaje a Madrid, porque ha sido la ciudad que la ha acogido, que cedió los terrenos para su sede, y dio las facilidades para poder crear esta asociación milagrosa, que hace un bien indescriptible a las personas jóvenes con discapacidad intelectual. Se hace siempre con mucha ilusión y vamos teniendo mucho éxito.