La ópera de Donizetti es un verdadero drama, propio del Romanticismo, en el que dos reinas, Maria Estuardo de Escocia y Isabel I de Inglaterra, se enfrentan por el trono inglés en plena escisión del anglicanismo del catolicismo, con la corona francesa también en juego, por regio matrimonio. Pero no solo pelean por eso, sino, sobre todo, por el amor de Roberto, conde de Leicester. ¿Cómo acaba el drama? Pues no es spoiler, sino mitad historia y mitad ficción dramática de esos años del siglo XIX por todos sabida: con una de ellas decapitada por la otra.
Maria Stuarda, cima del belcanto, nunca se había estrenado en el Teatro Real. La Caballé o ‘La Stupenda’ Joan Sutherland la recuperaron para el repertorio, y ahora llega a Madrid con un doble reparto en una estupenda nueva producción dirigida por David McVicar, que en la noche del estreno cosechó un gran éxito, y que supuso del debut de Lisette Oropesa en las grandes reinas donizettianas.
Yolanda Auyanet, Silvia Tro Santafé y Airam Hernández, tres grandes cantantes españoles, habituales y conocidos en el Teatro Real y con amplia trayectoria internacional, son los protagonistas del segundo de los repartos, dando vida a este trío de pasiones desenfrenadas y celos desmedidos.
La soprano grancanaria Yolanda Auyanet es la reina titular de la ópera, y la noche del estreno enamoró al auditorio. En el Real había cantado La Clemenza di Tito, La bohème, Turandot, Il Pirata y Norma. Ahora regresó a lo grande con este complicadísimo rol de María Estuardo, reina de Escocia. El último acto es un verdadero tour de force belcantista, que ella resolvió de manera exquista, sublime, la noche del estreno.
Hay poder canario en este cast. Airam Hernández –tenor tinerfeño que ha conquistado grandes teatros del mundo con personajes de leyenda, por ejemplo con su Alfredo de La Traviata– regresa al coliseo madrileño con esta obra como Roberto, conde de Leicester. Tras participar en Macbeth, Don Giovanni y en El abrecartas, había muchas ganas de verlo en un papel importante como este, perfecto para un instrumento como el suyo. Esperamos verlo más a menudo sobre estas tablas madrileñas.
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La tercera en discordia es la estupenda mezzo valenciana Sivia Tro Santafé. En el Real la habíamos escuchado en La zorrita astuta, en 1998, en la primera temporada tras reabrir el coliseo. Luego en La italiana en Argel, Roberto Devereux, Lucio Sila, Don Carlo, Nabucco y Medea. Ahora regresa también con un rol principal, y exigente, como es el de Elisabetta (Isabel I de Inglaterra).
Con ellos, tal y como destacamos en estas páginas en la crítica del estreno (puedes leerla aquí) , está el estupendo Coro Titular del Teatro Real, Coro Intermezzo, dirigido por Jose Luis Basso, que, noche tras noche, consigue algo muy poco habitual en la ópera: ser ovacionado en mitad de la función. La Orquesta Titular, Orquesta Sinfónica de Madrid, bajo la magnífica batuta de José Luis Pérez-Sierra, director musical del Teatro de La Zarzuela, nos regala una gran noche doniezzetiana, perfecta. De las que apetece repetir.