Leo, profesore de primaria en la Comunidad de Madrid, solo le pide dos cosas a las personas que le conocen: que no imiten su acento andaluz y que utilicen el pronombre elle. A pesar de que le encanta dar clases y educar a sus alumnos en la diversidad y el respeto, las críticas de padres y madres le han obligado a coger su primera baja en siete años.
“Aunque por ley, en la comunidad educativa tenemos el deber de hablar sobre la discriminación al colectivo, hay familias que se empeñan en intentar ocultar estas temáticas. Las quejas me afectan personalmente y acaban calando”, explica en un vídeo difundido por Proyecto Hortensia y el colectivo de Docentes LGTBI+ de la Comunidad de Madrid.
“Me consta que, en los grupos de WhatsApp y en otros espacios, hay familias que nos critican y hacen de menos nuestra labor”, añade. Afortunadamente, no todas las familias son iguales y Leo también ha recibido apoyo de algunos de sus alumnos y sus padres. En el vídeo, les da las gracias especialmente a su alumna Ari y a su madre Amaya porque “siempre han estado ahí para tenderme la mano. Amaya no solo ha dado la cara por mí, sino que piensa que es una suerte que demos clase en ese colegio y eso me da mucha fuerza”.
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