El ultranacionalista Viktor Orbán, primer ministro húngaro, ha presentado un proyecto de ley que prohíbe la cultura LGTB en los colegios y que iguala la homosexualidad a la pedofilia. Las asociaciones del colectivo y los medios de comunicación que no están controlados por el Gobierno afirman lo dañino y peligroso que puede ser para los menores LGTB.
Esta ley prohíbe a los jóvenes tener cualquier contacto con la sexualidad, con el cambio de sexo y con la homosexualidad, censurando la emisión de spots publicitarios, series y películas de contenido LGTB, por mínimo que sea. Producciones tan conocidas como Harry Potter no podrán ser vistas y solo estarán recomendadas para mayores de 18 años.
Los integrantes del partido de Orbán han publicado mensajes homófobos, después de aprobar en solitario que el matrimonio igualitario es la unión entre un hombre y una mujer, y tachar de pedófilos a las parejas homosexuales que quieren adoptar. Además, durante la pandemia, el Gobierno prohibió el cambio de nombre a las personas transexuales.
En contrapartida, la oposición progresista, organizaciones LGTB y miles de personas salieron a la plaza de Kossuth, donde se encuentra el Parlamento húngaro, para manifestarse contra esta ley, que consideran «peligrosa» y «muy dañina». De hecho, durante el partido de la Eurocopa que se jugó el martes pasado entre Hungría y Portugal, el futbolista Cristiano Ronaldo recibió fuertes insultos homófobos desde las gradas del Puskás Arena. Una prueba evidente de cómo la homofobia se está generalizando en el país centroeuropeo.
Varias ONGs se han sumado a este movimiento y aseguran que esta ley «no tiene precedentes en la Unión Europea« y que pretende «eliminar por completo a las personas LGTB del público y prohibir programas escolares vitales que ayuden a los jóvenes», lo cual pone en peligro la salud mental de los menores y su educación sexual.