Se siente como pez en el agua Juanmasaurus en las redes sociales desde sus tiempos de youtuber. Ahora ha diversificado sus pasos, e incluso se estrena a sus 27 años como actor en una función teatral. Juanmasaurus no tiene miedo a los retos, y sí demuestra mucha soltura ante las cámaras. En este caso, también ante una grabadora.
Juanmasaurus [Juan Manuel Rivero Chacón] vivió, como protagonista, la primera gran explosión de los youtubers, y como tal ejerció hasta que le aburrió serlo. Se convirtió entonces en influencer, y también en representante de ídems, y ahora sorprende con el paso que da como actor. Su debut sobre las tablas se produce en plena Gran Vía madrileña, y se muestra encantado de dar vida –tal y como él dice– a un marica no tan alejado de él en la obra La noche del año, dirigida por Víctor Páez.
Un paso adelante para un Juanmasaurus, que no puede evitar meter chistes prácticamente en cada frase que pronuncia. Asegura estar orgulloso de ser un payaso y de soltar ocurrencias sin filtro, aunque igualmente se toma muy en serio todo lo que hace, incluida su carrera como «influ», que es como se denomina. Es momento de conocer mejor su historia.
LA NOCHE DEL AÑO SE REPRESENTA LOS DÍAS 8 Y 9 DE DICIEMBRE EN EL PEQUEÑO TEATRO GRAN VÍA DE MADRID. PROSEGUIRÁ GIRA EN 2022
Maldito runrún
«Mi infancia en Marbella la recuerdo como un parque temático de felicidad. La viví sin traumas, sin sufrir bullying ni nada parecido. Como mi prima era la guapa del cole, nadie me tosía [risas]. Sí, me gritaban lo típico, ‘¡gordo!’, pero sin más, no me afectaba especialmente. Lo que más me duele es haber tenido una profesora de teatro hija de puta que echó por tierra mis sueños de ser actor (aunque por fin me estrene ahora de manera profesional). Era mi sueño cuando estaba creciendo, y aún era un niño gay encerrado en un cuerpo de hetero gordo.
El teatro fue mi vía de escape desde los 13 a los 17, cuando salí del armario. Fue al ver a Nerea Camacho ganar el Goya por Camino cuando decidí que quería probar suerte en ese mundo. Y ella me dijo que no me veía futuro como actor, que no tenía ‘duende dramático’. Me destrozó la autoestima. Y sí, a los 18 empecé con mi canal de YouTube, pero no fue hasta los 21 que me vi capaz de subirme a un escenario. Rechacé un montón de acciones que exigían que lo hiciera, y por fin llegó un evento grande que me ofrecieron presentar y ya le di la espalda a ese runrún que tanto me frenó».
Liberación youtuber
«Decidí salir del armario a los 17 años después de ir a una concentración de youtubers en verano en Sevilla. De pronto descubrí que apenas había, de los que conocía, uno hetero, JP. Veía que todo el mundo era muy liberal, y me lié con dos youtubers de la época allí.
Llegó el momento de contárselo a mis padres, y para hacerlo utilicé una excusa heavy. Como me iban a quedar un montón de asignaturas, al llegar la Navidad, en una comida familiar me puse muy dramático. ‘Mamá, me van a quedar un montón, pero es que estoy conociendo a una persona… ¡y es un chico! He estado muy pendiente de él y por eso no he estudiado lo que debía. Quiero deciros que soy gay’. Mi madre resopló, y mi padre dijo ‘Aurori, no te rías que si no me río yo’. Empezaron a descojonarse. Porque lo veían tan evidente… Claro, iba flotando con la pluma que tengo [risas]. Blanco y en botella».
Una nueva aventura
«Empiezo con mi canal de YouTube en 2012, haciendo bromas telefónicas. Y cuando se me pasó la vergüenza empecé a salir exclusivamente yo. Me parecía muy divertido todo. Me hice amigo de Yellow Mellow, que en ese momento era la número 1 de España, y eso me catapultó definitivamente.
Recuerdo aquella etapa como muy buena, porque en aquellos momentos no había malas intenciones; como no se podía vivir de ello, la gente nos veía como frikis sin más. Fue en 2014 cuando las marcas empezaron a meter mucho dinero en los canales que veían interesantes. Por 2016 empecé a verlo como una mierda, porque ya se convirtió en una manera de sacar dinero sin más. En 2018 decidí dejarlo, porque ya no me veía. Y llegó el momento de sentar la cabeza.
Me saqué un máster en marketing digital y gestión comercial, y empecé a representar a influencers, porque se me da muy bien hablar con las marcas. Mi primer representado, en 2016, fue Jonan Wiergo. Estuve un año trabajando en la agencia de Dulceida, en Barcelona, y en 2018 monté en Madrid una propia, Boulevard 22. También creé una agencia de comunicación, y sigo trabajando como influ«.
'Influenciar' es bien
«No sabría a qué dedicarme si no estuviera en este mundo. Si me quitas del mundo de la publicidad y de mi intención de ser siempre gracioso, no me veo en otro mundo. Me gusta ejercer de payaso oficial. De hecho, de cara a Hacienda estoy dado de alta en el epígrafe de actividades de circo, porque no existe uno para influencers.
Justo cuando iba a empezar la uni, en donde pensaba estudiar publicidad, relaciones públicas o marketing, me llamaron con una propuesta de televisión, y no me lo pensé. Aunque al final el proyecto no llegó a buen puerto. Confié en mantenerme en Madrid con lo que iba ganando con colaboraciones, pero llegó el boom de los influencers y no podía dejar pasar ese chollo, porque nunca me habían pagado cantidades parecidas en mi vida por un curro».
'Hate' suavizado
«Siento que ya no se odia tanto a los ‘influs’. Yo viví en mis carnes la peor época en ese sentido, y no creo que ahora sea ya tan heavy. Si te haces ‘influ’ y tienes un golpe de suerte, sabes que te van a criticar, claro. Pero cada vez más gente es consciente de que ese tipo de publicidad es más barata que la de televisión, por ejemplo, porque vas directamente a un nicho muy concreto.
Me he retirado bastante de ese mundo, me he centrado más en mis representados. Y no tengo muchos amigos en ese universo, porque la rivalidad es grande. Todas las personas llegan con un fin, dispuestas a pisar a quien sea con tal de lograrlo. Pero eso sucede en cualquier ámbito».
Visibilidad naturalizada
«Siento que en su momento sí que hice mucho por la visibilidad. Creo que fui de los primeros chicos cisgénero que subió un vídeo maquillándose, por ejemplo. Ahora, desde luego, si hay alguna causa a la que me pueda sumar, me sumo, pero en absoluto desde el activismo, como hace Daniel Valero ‘Tigrillo»‘. Soy parte de la familia y visible, desde luego, porque está claro que se me ve.
Visto el momento que vivimos, debo reconocer que paso miedo por lo que le pueda pasar a mis amigos. No me preocupa que me puedan pegar, me asusta muchísimo más que toquen a mis amigues. Por suerte, nunca me han pegado, ni en el cole, y desde luego no quiero que me pase. Pero cuando a alguien cercano que forma parte de la comunidad le han acosado, en la calle o en redes, lo he vivido francamente mal».
A escena
«Estoy muy contento con la oportunidad que me han brindado para subirme a las tablas en La noche del año. Ojalá me surjan más oportunidades para actuar, pero soy consciente de lo que puedo hacer. De momento, siento que solo estoy capacitado para aceptar papeles que estén muy cerca de mí. De repente, veo que voy a actuar en Gran Vía, gracias a Víctor Páez, y menuda responsabilidad… Y continuaré con la gira el año que viene.
Ya había visto la obra varias veces, en la que mi papel lo interpretaba Ger [otro popular influencer], y lo que tenía claro es que no quería imitarle, sino darle el ‘toque Juanma’. Tengo muchas ganas de hacer esta obra para cargarme a ese Juanma que era tan inseguro y para que la vea esa profesora que quiso cortarme las alas. Y seguiré compaginando mi faceta de showman con la de businesswoman, porque se me da muy bien».