Monstruos a los que la sociedad no acepta, sirenas que no se sienten identificadas con su cuerpo o vampiros atraídos por la sangre de ambos sexos… Con el otoño llega una de nuestras épocas preferidas del año: la spooky season, y hombres-lobo, zombis, brujas y bujarras surgen de entre las tinieblas para protagonizar nuestras más temibles pesadillas. Hemos hecho un repaso a nuestras pelis de miedo favoritas para ver si entre tanto terror hay también cabida para lo queer. Y es que es muy curioso ver cómo hay tanta relación con el cine fantástico y el colectivo LGTBIQ+, que muchas veces ha encontrado en este cine los referentes que no hallaba en el resto de películas.
Un género que ha servido para muchos cineastas como una carta blanca para crear más allá de los límites de la realidad y hablar, en la mayoría de veces, de personajes atormentados que no son aceptados por los demás. Por eso, y para que puedes celebrar Halloween (o cualquier momento del año) a lo grande, te recomendamos seis películas de terror (seis, como el número de la bestia), que cuentan con una mirada queer o con personajes abiertamente LGTBIQ+. Lo vas a pasar de miedo…
La novia de Frankenstein (1935)
El director James Whale fue uno de los pocos realizadores abiertamente gais de su época. Su cine se ha estudiado en más de una ocasión por el trasfondo poco normativo y las volteretas narrativas que daba el director para esquivar la censura del código Hays. La novia de Frankenstein se ha convertido en todo un icono LGTB gracias a su estilo tan drag, su maquillaje, y su pelo bicolor a lo Mónica Naranjo. La cinta es un claro ejemplo de las historias sobre la represión sexual que tanto se contaron en la época.
Además de multitud de detalles como la naturaleza de monstruo que tienen sus personajes y el tabú con el que lo trata el resto de sociedad. Así como el subtexto que esconde la relación entre el doctor Frankenstein y el doctor Pretorius. El personaje que creó Elsa Lanchester forma parte de la cultura pop y se ha alzado como una de las grandes divas del terror clásico.
La hija de Drácula (1936)
«Salven a las mujeres de Londres de la hija de Drácula», decía una de las frases promocionales de esta película sobre la condesa Marya Zaleska, hija del vampiro más famoso de la cultura. Las historias de vampiros siempre han estado relacionadas con el colectivo gracias a sus personajes desinhibidos que viven libremente su sexualidad. En 1936 apareció La hija de Drácula y pronto se la relacionó con el lesbianismo.
La vampiresa se codeaba con la alta sociedad de Londres y seducía a multitud de jovencitas a las que les chupaba la sangre. Un papel que tradicionalmente estaba sujeto a los hombres y que por primera vez lo hacía una mujer.
The Rocky Horror Picture Show (1975)
Esta película es un imprescindible en el cine LGTBIQ+. El personaje que encarna Tim Curry se autoproclama como un «un dulce travesti de la transexual Transilvania». El musical rock tiene el récord de ser el estreno en cines de mayor duración de la historia del cine, que abarca más de cuarenta años gracias a sus representaciones interactivas y reestrenos.
Una película de culto, sin etiquetas e inclasificable que ha hecho del protagonista todo un icono queer gracias a su representación de la diversidad sexual y el amor libre.
Hellraiser (1987)
Clive Barker, escritor de la novela y director de la película, fue uno de los primeros autores del terror moderno abiertamente gais. Sus historias están repletas de referencias a la cultura LGTBIQ+ y Hellraiser es un claro ejemplo de ello. En la película, un montón de demonios andróginos y amantes del cuero forman parte de un particular infierno de placer y dolor al que quieren atraer a los aburridos y convencionales heterosexuales.
La película es realmente atrevida y moderna en lo que a sexo se refiere. Habla abiertamente del BDSM como una forma de expresión y de placer más, todo ello mezclado con el horror y el gore más novedoso del momento.
Entrevista con el vampiro (1994)
Cher estuvo de protagonizar esta película, y con eso ya debería ser motivo más que suficiente. Pero es que, además, Brad Pitt y Tom Cruise formaron parte de una de las historias más queer del terror que se conocen. En ella vemos a una pareja de hombres guapísimos (los años no pasan por ellos) que deciden formar una familia homoparental con la pequeña Kristen Dunst.
Teniendo en cuenta el lastre que el mundo gay arrastraba en ese época por culpa de la pandemia del sida, fue muy sonado ver a dos hombres a quienes les envolvía el homoerotismo tan asociado a los vampiros. Dos almas gemelas condenadas a la inmortalidad y rodeadas de amor, odio y obsesión.
Jennifer’s Body (2009)
¿A quién no le va a gusta una película que podría ser Chicas malas pero con demonios? Jennifer’s Body es un sí y cada día una película de culto más reivindicada. Megan Fox y Amanda Seyfried protagonizan esta historia sexual, y bastante lésbica, de instituto. En ella, el personaje de Fox es una adolescente sexualmente activa que se siente atraída por su mejor amiga.
Jennifer se ha convertido en todo un icono del terror bisexual, un demonio capaz de comerse a cualquiera que se le antoje, sin importar su género. La tensión sexual entre las protagonistas puede tener un destino fatal hasta llegar a la ebullición.