Madonna reafirma su reinado en Barcelona en una celebración absoluta del pop

La diva entre las divas se coronó en un espectáculo en el que recordó al mundo quién es y por qué sigue siendo la reina del pop.

Madonna, inmersa en su Celebration World Tour
Madonna, inmersa en su Celebration World Tour
David Pallarés

David Pallarés

Con siete años vi a Madonna besarse con Britney Spears en la tele y desde entonces mi vida cambió.

2 noviembre, 2023
Se lee en 5 minutos

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Hace cuarenta años, Madonna Louise Ciccone irrumpió en nuestras vidas con irreverencia, sensualidad y mucha inteligencia. Cuatro décadas más tarde, coronada como la única e indiscutible reina del pop, ha llegado a Barcelona con The Celebration Tour para reivindicar su poder y recordarle al mundo que ella fue la primera de todas. Un espectáculo adaptado a su estado de salud, pero con el que sigue sorprendiendo: bailes, plataformas imposibles, vestuario, bailarines de escándalo, fuego, rayos láser y un público entregado a la artista más grande que ha dado la música pop.

Un auténtico homenaje a su propia vida y a las de otros tantos artistas que han hecho del mundo un lugar más colorido y brillante.

Madonna Celebration Tour

El Palau Sant Jordi acogió anoche la primera fecha de la parada española de la gira mundial de Madonna. Un tour que conmemora sus cuarenta años de carrera y que hace un recorrido por su vida, desde los alocados años ochenta hasta la actualidad. Entre los miles de asistentes que llenaron el estadio vimos a muchos customizados con vestuarios icónicos de la cantante, así como multitud de camisetas con su cara estampada en la tela como si fuera una auténtica Virgen.

Y es que el concierto, y su propia figura, tiene algo de mesiánico que muy pocos artistas son capaces de transmitir a su público. Madonna es uno de esos pocos «dioses» de la música que siguen con vida, y la gira es toda una demostración de que aún le queda mucha guerra que dar. A pesar de la hora y media de retraso con la que salió, si hay alguien que puede hacernos esperar es ella: las más de dieciséis mil personas que llenaron el Palau se volvieron locas cuando su figura emergió del escenario como una auténtica santa. Con túnica, símbolos religiosos y una aureola de pedrería salió cantando Nothing Really Matters, una de sus canciones más especiales y espirituales.

El show comienza como si fuera una biografía retrospectiva. «Os voy a contar la historia de mi vida», dijo al inicio. Durante un primer acto, los bailarines rodean a Madonna para relatar sus primeros años de vida, su llegada a Nueva York y las dificultades con las que se encontró para comenzar. Una idea que se diluye con el transcurso del concierto, como si faltaran páginas del guion de la supuesta película sobre su vida que estaba escribiendo.

Madonna Celebration Tour

En el espectáculo, adaptado para que no baile demasiado y pueda descansar (sobre todo por esa rodilla que protegía con una malla), Madonna dio todo de sí misma. No olvidemos que hace unos meses estaba ingresada en la UCI por una infección que hizo temer por su vida.

Uno de los momentos más especiales se produjo durante la festiva Holiday: se armó una buena fiesta de finales de los 80 en la que poco a poco los bailarines iban desapareciendo hasta que uno de ellos caía abatido al suelo y ella le arropaba con tristeza. En ese momento comenzó un emotivo homenaje a las víctimas de la pandemia del VIH/sida, con fotos de personas reales que fallecieron durante los 80 y los 90 por la enfermedad. El público las miraba en silencio y entre lágrimas, mientras ella sobrevolaba el estadio en una plataforma con las imágenes transcurriendo y cantando emocionada Live To Tell.

Madonna demostró una vez más la gran aliada LGTBIQ+ que es. Recordó al público que basta de odiarnos por ser diferentes y abogó por el respeto mutuo al sacar la bandera arcoíris con el mensaje «No fear», e incluso interpretó el himno I Will Survive sola con su guitarra.

 

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Aunque en el setlist hubo grandes ausencias como las de FrozenExpress YourselfMaterial GirlMusic, hizo un gran repaso a su carrera, pero muy centrado en sus primeras dos décadas… Era bastante difícil resumir una trayectoria plagada de tantos éxitos como la de Madonna.

The Celebration Tour es, valga la redundancia, una celebración de su propia carrera y de toda la cultura pop. Hubo espacio para David Bowie, Prince, Beyoncé, Britney Spears, Marlon Brando y Michael Jackson, al que homenajeó con una mezcla de Billie Jean Like A Virgin mientras se proyectaban imágenes de ambos juntos. Madonna se mostró más generosa que nunca y dio espacio a otros artistas, no solo leyendas como las anteriormente citadas, sino también a otras más recientes como Tokischa, Arca y sus propios hijos pequeños, de los que presume y a quienes saca al escenario para demostrar su talento bailando o tocando el piano y la guitarra.

Madonna Celebration Tour

Una fiesta de la cultura pop, a la que Madonna cambió las reglas del juego hace cuarenta años, y a la que ahora homenajea como la auténtica y verdadera reina que es. «Lo más controvertido que he hecho en mi vida es seguir aquí», dijo ante los vítores del público. Y así se lo hizo saber a todos con un colofón final rodeada de multitud de «madonnas» de todas sus eras mientras gritaba al mundo «¡Bitch, I’m Madonna!».

Gracias, Madonna, por seguir. Y que a nadie se le olvide que todas las divas a las que hoy veneramos son como son gracias a ella.

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