La de Vicky Knight es una historia de superación, resiliencia y, también, apuesta por la visiblidad LGTBIQ+ de lo más inspiradora. Parte de esa historia personal –»aunque muy ficcionada», apunta– está reflejada en su segunda película como actriz, Silver Haze. Y es asimismo su segunda colaboración con la directora holandesa Sacha Polak, que se ha convertido, además de en su salvadora, en una gran amiga. «Cuando más fuertes eran mis pensamientos suicidas y ya tuve claro que no había vuelta atrás, apareció ella para proponerme nuestra primera película juntas, Dirty God [2019]», recuerda.
A los ocho años, la británica Knight fue víctima de un incendio provocado, en que fallecieron dos primos suyos y el hombre que la rescató –situación que recuerda en una dolorosísima, e impactante. secuencia–. Con quemaduras en más del treinta por ciento de su cuerpo, tuvo que enfrentarse a dolorosas operaciones durante años y a un terrible bullying continuado por su aspecto físico, que la sumió en la depresión y el odio hacia sí misma. Cuando decidió que ya no quería vivir, esta enfermera –que sigue ejerciendo, y lo comprobamos, porque la entrevista se realiza vía Zoom en su descanso para comer–, siempre comprometida con los cuidados hacia los demás, renunció a cuidarse a sí misma.
«Abrazar mi diferencia, en todos los sentidos, me ha salvado la vida»
Pero el cine la salvó. «Cuando me vi por primera vez en la gran pantalla, algo cambió en mí. Abracé lo que me hacía diferente, esas cicatrices por las que siempre se me había insultado. Por primera vez tuve el valor de mirarme en el espejo sin juzgarme. Así, hasta hoy. Sacha me salvó la vida en más de una manera», dice con una enorme sonrisa. «Comprendí que no hay nada malo en mí. Y sentí que mis cicatrices ya no están relacionadas con la depresión o la ansiedad; forman parte de mí y no tengo por qué rechazarlas, porque cuentan una historia por sí mismas».
Silver Haze no es una película fácil de ver, pero Vicky Knight celebra que resulte tan inspiradora. Cuenta la historia de Franky, enfermera con una situación personal francamente complicada. Con una familia totalmente desestructurada y unos enormes deseos de venganza hacia quienes provocaron el incendio que cambió su vida radicalmente, se ve obligada a irse de casa.
En parte lo hace para huir de los insultos que recibe cuando se descubre que tiene una relación con otra mujer, Florence (Esmé Creed-Miles), una expaciente suya con tendencias autodestructivas. «Con ella descubre, además del amor mutuo, el que le proporciona la que se convierte en su familia elegida«, explica. «Aunque pronto se da cuenta de que eso no le es suficiente; lo que realmente necesita es que su madre y sus hermanos la quieran y acepten como es [su hermana en la vida real interpreta a la de ficción, además]. Por suerte, en la vida real mi madre ha sido siempre mi mejor apoyo, le debo todo», confiesa, «mientras que Franky termina por darse cuenta de que antes de que la acepten como es, ella debe hacer lo propio con su familia».
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El personaje que interpreta Vicky Knight se embarca en un viaje de autoaceptación y liberación en el que se enfrenta a los prejuicios de quienes no la aceptan por ser diferente, tanto por las secuelas visibles en su cuerpo del incendio como por no ocultar su amor por otra mujer. «Cuesta mucho aceptar tu propia diferencia. Es algo, desgraciadamente, muy habitual en quienes formamos parte de la comunidad LGTBIQ+, y también en quienes no tienen una presencia física normativa», explica. «Abrazar mi diferencia, en todos los sentidos, me ha salvado la vida. Formar parte de esta película y compartir mi historia es un privilegio por el que me siento muy agradecida».
«Mi familia es todo menos homófoba; es más, aman que sea homosexual»
La repercusión tan positiva que está teniendo Silver Haze desde que se estrenó en el pasado Festival de Berlín ayuda. «He hecho las paces con mi pasado y me ha hecho más fuerte. Vivo con pasión y compasión. Que es lo que espero que inspire en quien la vea. Sé que a muchas personas les ayuda, porque me escriben para decírmelo, y nada me puede hacer más feliz. Si es algo que llevo haciendo todos los años que trabajo como sanitaria, imagínate lo que supone para mí hacerlo también a través del cine».
Un sueño que se ha cumplido gracias a Silver Haze se materializó en el pasado Festival de Berlín, en donde logró el Teddy Award a la mejor interpretación queer. «Cuando terminé de rodarla, le dije a mi madre: ‘ojalá lograra un premio por ella’. Pues mira, tengo el mejor que jamás pude imaginar que lograría». Es evidente que el viaje de autoaceptación de su personaje tocó al jurado, aunque Knight cuenta que no tiene que ver con su propia experiencia como persona LGTBIQ+. «Mi familia es todo menos homófoba; es más, aman que sea homosexual», dice sonriendo. «Nada que ver con el viaje de Franky en la película. Es importante que se visibilice una situación tan terrible, porque es la que vive mucha gente cuando sale del armario. A amigos míos les ha pasado algo parecido, me entristece que haya personas que no te aceptan tal como eres«.
En ese sentido, se considera muy afortunada a todos los niveles. “Llevo seis años con una novia maravillosa, no le puedo pedir más a la vida ahora mismo”. Vicky Knight sabe lo que es sufrir doblemente bullying, creció siendo ridiculizada por su aspecto físico y también por ser una persona LGTBIQ+. «Mi doble diferencia me hizo pasar una adolescencia complicada», recuerda. «Siempre esforzándome por encajar en la norma para no sufrir… Ojalá esta película ayude a personas que se sientan como yo en su día, que se sientan inspiradas por la fortaleza que demuestra mi personaje«.
Se siente muy orgullosa de haberse convertido en un referente de visibilidad y asegura que siempre estará ahí para quien la necesite. «Vine a este mundo para ayudar, creo que lo evidencian mis dos trabajos, el de enfermera y el de actriz. Y pienso seguir compatibilizándolos mientras pueda, porque es evidente que algo estoy haciendo bien», asegura. «Servir a mi comunidad es algo que haré hasta que muera».
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