Teniendo en cuenta que somos el país con mayor aceptación de la homosexualidad en el mundo, según revela un estudio de Pew Research en el que solo un 6% de nuestra población considera que ser gay es moralmente inaceptable, cuesta creer que las agresiones homófobas se hayan disparado en los últimos años.
Además de ser uno de los países más gayfriendly, España posee algunas de las legislaciones más avanzadas y pioneras en materia LGTB. En 2005, el gobierno de Zapatero fue el tercero en legalizar los matrimonios entre personas del mismo sexo, convirtiendo el matrimonio igualitario en una realidad. Solo dos años más tarde, en 2007, se implantó la Ley de Identidad de Género, que permitió a cualquier persona a cambiarse el nombre y el sexo legalmente sin necesidad de llevar a cabo ningún proceso hormonal ni operación encaminada a una reasignación de sexo.
Si nos paramos a analizar las manifestaciones del Orgullo Gay, contamos con más desfiles que ningún otro país. La marcha del Orgullo en Madrid es el segundo evento LGTB más multitudinario del mundo y aumenta de número de participantes cada año. Este año fue retransmitido en televisión por primera vez, y recordamos con orgullo como la bandera arcoíris lució en el edificio del Ayuntamiento, así como en la sede de la Comunidad de Madrid.
Aunque no se posee una cifra exacta, se estima que en España vive una gran número de personas homosexuales en comparación con otros países, concentradas entre las ciudades de Madrid y Barcelona, donde las personas LGTB encuentran mayor aceptación y libertad a la hora de expresar su sexualidad y muestras de cariño.
A tenor de los puntos anteriores, podríamos decir que España se encuentra dentro de los mejores países para vivir si eres gay o LGTB, sin embargo, esta sensación de buen clima y libertades contrasta con otra realidad, el aumento de agresiones por LGTBfobia que se viene produciendo en este último año, sobre todo en la Comunidad de Madrid.
No es una sensación que tengan algunos, los datos lo corroboran, el colectivo LGTB conforma el grupo social que más ataques sufre en nuestro país. Así lo refleja el último informe del Ministerio del Interior sobre incidentes relacionados con los delitos de odio, las agresiones por orientación o identidad sexual suponían el 39,9% de todos los registrados en 2014. También aumentaba el número de casos de 452 a 513. Los datos que llevamos en 2015, apuntan a cifras aún peores, con denuncias que se ha disparado y un cómputo de agresiones en 8 meses que ya casi alcanza las cifras anteriores.
Los dos últimos casos se producían este fin de semana. Uno en Madrid, en Gran Vía a la altura que converge con la calle Alcalá, dos jóvenes de 25 años volvían a casa abrazados después de tomar algo en el barrio de Chueca, el barrio LGTB de Madrid, eran atacados por alguien que les preguntaba: “¿sois maricones?”.
El otro, más grave, tenía lugar en Almería, durante la feria. Una pareja de chicos era golpeada por un grupo de cinco personas en las inmediaciones de la caseta que una asociación gay tenía dentro del recinto ferial. Uno de ellos tuvo que ser intervenido quirúrgicamente de la mandíbula, donde le colocaron una placa, así como la introducción de unos tornillos en la base del pulgar de la mano izquierda, por una dislocación del hueso.
Pero no son los únicos ataques homófobos que nos deja este verano. Este mismo mes un grupo de neonazis irrumpían en un bar de Alcalá de Henares y arremetía contra un grupo de chicos gays al grito de “maricones”.
En el barrio de Tetuán (Madrid), hace tan solo unas semanas, una transexual era insultada y atacada por un grupo de hombres cuando se dirigía a comprar comida a un comercio.
Estos son solo algunos de los ataques a los que hemos asistido en el último año, pero no son todos.
La asociación Arcópoli, organización que vela por los derechos LGTB en Madrid, advierte que mientras que las leyes y la comunidad LGTB han evolucionado muy rápidamente en España, aún falta una educación en la ciudadanía que mejore la tolerancia de ciertos sectores de la sociedad española.
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“Hemos mejorado mucho a nivel legislativo, pero no tanto a nivel social. Hasta 1988 podíamos ser acusados de escándalo público y hace poco menos de cuarenta años encarcelados por ser homosexuales o comportarnos como tal. Esto sigue causando entre la gente la sensación de que no es tan grave la homofobia”.
Otro de los puntos que más inquieta a las organizaciones LGTB es el perfil del agresor homófobo: hombre, español y joven, según los datos de Interior. La mayoría de las agresiones las ejecutan personas de entre 26 y 40 años. Algo que preocupa es que los atacantes cada vez son más jóvenes, algunos menores de edad. Resulta frustrante achacar estas agresiones a jóvenes que deberían estar mejor educados en la tolerancia y el respeto. Al menos, cuando son personas de más de 40 años siempre se les intenta excusar por su mentalidad retrógrada, propia de otra época.
“Desde Arcópoli vemos como imprescindible que se instaure una asignatura en los institutos similar a Educación para la Ciudadanía. Hay que hablar en las aulas de orientación sexual e identidad de género porque muchos jóvenes viven ajenos a ese realidad salvo por lo que ven a través de la televisión”, asegura Rubén López, portavoz de Arcópoli.
Los datos en las escuelas los pone COGAM, otra de las organizaciones LGTB más importantes de Madrid, que señala, a través de un estudio, que dos tercios de los alumnos pertenecientes a minorías sexuales han sufrido algún tipo de acoso o violencia en su centro escolar. Además, la mayoría de los profesores no sabe cómo actuar ante los casos de LGTBfobia. Desde Shangay recuperamos un artículo que trataba de recoger una pautas ante el acoso LGTB en las aulas.
No hace falta solo mirar a las aulas, donde la mayor parte de profesores oculta su condición LGTB a sus alumnos. El 75% de los trabajadores LGTB de nuestro país oculta su orientación sexual o identidad de género a sus compañeros. Algo que no ayuda a normalizar la situación en nuestra sociedad y que no da ejemplo a los menores.
Como medidas que hemos visto para paliar este aumento de agresiones homófobas, encontramos el protocolo policial que estrena Cristina Cifuentes, actual presidenta de la Comunidad de Madrid. Quien ha anunciado que está trabajando con el Ministerio de Justicia para que en la capital las Oficinas judiciales de Atención a Víctimas presten una atención integral a homosexuales que hayan sufrido algún tipo de agresión.
“Hay que crear campañas de concienciación, formar mejor a policías y funcionarios de la Justicia para cuando tengan que tratar con estos casos y, sobre todo, crear una ley estatal contra la homofobia y la transfobia”, aseguran desde Arcópoli.
La otra medida es una aplicación móvil creada por el Observatorio Español contra la discriminación por orientación sexual, y que pretende facilitar la denuncia online, facilitar la localización de comisarias cercanas, asesorar en los pasos necesarios para denunciar un delito de odio, localizar organizaciones LGTB cercanas e informar al Observatorio, quienes también interpondrán una denuncia por su parte una vez les hayas informado de una agresión sufrida.
Con estas medidas se espera paliar los actuales datos de ataques homófonos y delitos de odio por LGTBfobia. Aunque desde Arcópoli advierten que mientras no se planteen materias como Educación para la ciudadanía, charlas en institutos y se normalice por parte de los adultos la homosexualidad en la sociedad, estos delitos no descenderán.