‘El Médico’: la ambición de parir un musical en España

Temas: Musical, Teatro

Todo es ambicioso en El Médico. Un musical gestado al cien por cien en nuestro país. Parir un show de estas características no es nada fácil. Y llevarlo a buen puerto, menos aún.

El Médico se entrena a nivel mundial en Madrid. Y no es un musical cualquiera, pues está basado en el best seller de Noah Gordon, que ha cautivado a millones de personas en todo el planeta. Por ello, todo es ambicioso en este proyecto. Desde el mismo punto de partida.

Cuenta Iván Macías, el compositor, que viajó a Boston para mostrarle al autor parte de la partitura, y que este quedó fascinado. Por ello dio luz verde al proyecto. No es para menos: el score es una música compleja, que toca todos los palos, y que hace viajar al espectador junto al protagonista, Ron J. Cole, desde el Londres del sigo XI a la fascinante Persia en la que vive el médico Avicena. En ese viaje, que cambiará su vida, aparece Mary, otro personaje fundamental en la historia.

Las claves de la ambición de este proyecto están en todos los campos. Desde la elección del libro de partida hasta los temas que trata y la puesta en escena. Todo es a lo grande en este espectáculo, y así debe ser, pues aspira a tener recorrido internacional.

Sí, todo es épico: convencer a un autor de fama mundial para que acceda a un proyecto español; resumir en casi tres horas el argumento, en donde las tres religiones monoteístas ponen sobre la mesa sus eternas contradicciones con el avance de la ciencia; componer una partitura que narre este viaje por las civilizaciones y el tiempo; subirlo a un escenario en formato de musical típicamente de Broadway (o del West End londinense) y que resulte atractivo para el público más joven, que conecte con ellos. Lo consiguen. A los millennials les gusta y salen encantados.

El show arranca con un escenario giratorio y una estética que recuerda al primer montaje de Los Miserables (que, por cierto, se vio por vez primera en España en ese mismo Teatro Nuevo Apolo) para ir derivando al mundo exótico del siempre fascinante Oriente, que tantos (y tan buenos) resultados ha dado en otros musicales, zarzuelas y operetas. Los creadores recurren para el vestuario a grandes de la moda, como Lorenzo Caprile, o a magos que usan sus trucos para fascinarnos con su artes ilusionistas, como Jorge Blass. Otra muestra más de que todo es ambicioso en este proyecto, y que sus productores no han escatimado en talento para sacarlo adelante.

Un reparto de lujo, Adrián Salcedo (Rob J. Cole), Sofía Escobar (Mary) Aalin Damas (Sha) Joseán Moreno (Barber), Ricardo Truchado (Avicena), por citar a unos pocos, exhibe todo su poderío en una partitura, como decimos, compleja, con números muy bien resueltos, como la tormenta de arena, el momento en que cantan Escrito en las estrellas o las muchas escenas en el Palacio del Sha.

El montaje, que bebe en cierta manera de muchos clásicos de los musicales, no se parece a ninguno en concreto. Pese al evidente protagonismo de Rob J. Cole y Mary, estamos ante una obra coral con una partitura escrita y pensada para que sea toda la compañía quien lleve el peso. Otro logro conseguido.

Todo es ambición en esta obra. Tanto que, al contrario que otros musicales paridos en España con ambición de carrera internacional, este sí tiene todas las papeletas para poder salir fuera.

Otros proyectos que también aspiraban a ello nacieron y murieron aquí. Este puede viajar, como su protagonista. Fama y méritos no le faltan. Y una historia con millones de seguidores en todo el mundo.