Arde París. La última polémica que sacude la capital francesa no puede ser más disparatada. La instalación de un gigantesco árbol de Navidad hinchable, de color verde y con forma de consolador –butt plug, si queremos ser precisos– en la Plaza Vendôme ha motivado las quejas de los bienpensantes parisinos, quienes quieren impedir que esta oda al onanismo gay presida uno de los lugares más emblemáticos y lujosos de la ciudad en unas fechas tan señaladas.
La obra, titulada simplemente Árbol a pesar de su obvio parecido con un juguete sexual, mide 24 metros de altura y fue un encargo de la Feria Internacional de Arte Contemporáneo de París. Eso no impide que haya sido duramente criticada por el sector más conservador de la ciudad, Printemps Français –grupo de derechas conocido por su ferviente oposición al matrimonio gay–, que en redes sociales difunde la imagen de la escultura bajo lemas como ‘Mira en qué se gastan tus impuestos’ o ‘París, humillada’.
¿Y quién es el responsable de tan polémica creación que incomoda a los transeúntes más puritanos? Pues el artista estadounidense Paul McCarthy –conocido mundialmente por sus provocativas esculturas de temática sexual–, que incluso llegó a ser agredido por un ciudadano durante la presentación de la obra a la prensa.
McCarthy defiende que la suya es una escultura abstracta inspirada en las obras de Brancusi, y que el resto es culpa del espectador calenturiento. «La gente puede ofenderse si ve en ella un falo. Para mí, está más cerca de una abstracción», ha declarado. Nosotros no entendemos qué problema hay en que un gigantesco pene de plástico te felicite la Navidad. ¡Feliz ano nuevo!
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