El Vaticano ha usado, por fin, el término LGTB por primera vez en uno de sus documentos oficiales. En dicho documento afirman que “algunos jóvenes LGTB buscaban beneficiarse de una mayor cercanía y una mayor atención por parte de la Iglesia”. Se trata, sin duda, de un nuevo paso por parte del Vaticano en lo que parece un cambio con respecto a la relación de la Iglesia con el colectivo homosexual.
Todo esto viene a propósito del Sínodo de los Obispos [un sínodo es una asamblea de obispos de distintas partes del mundo, reunidos por el Papa con carácter consultivo] convocado en el Vaticano del 3 al 28 del próximo octubre.
El lema de este sínodo es Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional. Ayer se presentó su instrumentum laboris, que se utilizará durante esta reunión de prelados de todo el mundo. En este documento de trabajo es donde se observan estos cambios en el lenguaje, que por primera vez adopta el término LGTB.
Grancis DeBernardo, director ejecutivo del Ministerio New Ways, declaró que “este cambio en el lenguaje indica que los funcionarios de la Iglesia están empezando a comprender que tienen que tratar a las personas LGTB con respeto al referirse a ellos con términos más precisos”.
Con este importante cambio, que deja de referirse al colectivo como «personas con inclinaciones homosexuales», pretenden avanzar y demostrar que la Iglesia está cambiando su visión respecto a los temas LGTB.
“El principal objetivo del Sínodo es hacer que toda la Iglesia tome conciencia de su importante y nada opcional tarea de acompañar a cada joven, sin exclusión, hacia la alegría del amor”, dijo el cardenal Lorenzo Baldisseri.
Con pequeños gestos como estos y las declaraciones que ha hecho en varias ocasiones el papa Francisco, parece que la aceptación de los católicos hacia el colectivo LGTB está evolucionando de manera notable, aunque paulatina.
Hace poco publicamos que el Papa Francisco había dicho en un encuentro privado a un hombre gay: «Juan Carlos, que tú seas gay no importa. Dios te hizo así y te quiere así, y a mí no me importa». Desde hace unos años, a raíz de la llegada de este jesuita a silla de San Pedro, la Iglesia parece que está, por fin, dando un giro en lo que respecta a su postura ante el colectivo LGTBI.
Esperemos que no sea una cortina de humo y que este próximo sínodo de los obispos sea, de verdad, un paso adelante.
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