Relatos gays de fin de semana: 'Hombres'

Hay hombres que no te cogen la mano, que se tumban a tu lado en el sofá como si tuvieras la peste, como dos desconocidos, apartados el uno del otro.

Hay hombres con los que sales a cenar y no te besan y, en el restaurante, te tratan como si fueses un amigo, un colega, un hermano. Como si fueses un comercial en una reunión de trabajo.

Hay hombres que en el cine se sientan rectos, con las manos en el regazo, con los codos pegados al cuerpo y, lo que es aún peor, dispuestos a ver la película. Cuando es la propia película la que pide a gritos “meteros mano y besaros”.

A mí a veces me ha pasado. Me ha pasado en el cine, en un restaurante y hasta en el supermercado, y he buscado a mi alrededor, como un loco, como un tonto de esos, a ver si encontraba la cámara oculta por algún lado.

Hay hombres que no te besan, que se acuestan a dormir y duermen, que no te abrazan, que en las comidas familiares te presentan como a un amigo, que utilizan pareja en lugar de novio, que viven el amor tan bajito que al final lo acaban pisándolo.

Hay hombres así. A mí me pasó y salí corriendo. Si te pasa a ti, no lo dudes y corre. Aún estás a tiempo.

Ellos no irán detrás de ti, se quedarán quietos diciendo que eres tú el que no entiendes su amor.

Se lo pierden ellos. Sí, te lo aseguro yo, se lo pierden.