Nuestro colaborador José Confuso puso el dedo en la llaga con su artículo en el Shangay de marzo. La polémica en redes por la campaña publicitaria para Calvin Klein que protagonizó la estrella del pop encendía la mecha: «El grave desconocimiento de la anatomía a humana al que nos enfrentamos, a raíz de la polémica generada por una campaña protagonizada por la estrella pop Shawn Mendes, empieza a parecer altamente preocupante», escribía Confuso.
El periodista continuaba: «En cosa de minutos, voces críticas empezaron a florecer entre los tuits de lujuria. Lamentos que mitigaban el ardiente furor por ver a una estrella en paños menores y volvían a evidenciar la enorme crisis que nosotros mismos nos hemos fabricado. ¿El motivo? Shawn no lucía un paquete lo suficientemente abultado para los estándares de Instagram. ¡Acabáramos!. Lejos de ofrecernos una entrepierna reventona, exultante y visiblemente desafiante, se atrevía a ponerse delante de las cámaras con una vulgar planicie desértica. Una decepcionante estepa por la que uno podría pasearse sin despertar deseo alguno. Y así, ejem, no hay nada que hacer. Ni siquiera en Hollywood».
Definitivamente, la estupidez humana no tiene límites…