Vale, la ganadora oficial de la segunda edición de Maestros de la costura ha sido Rosa León. La sevillana alzaba el maniquí de oro y se embolsaba los cincuenta mil euros en metálico, la colección cápsula en El Corte Inglés y el curso de formación en el Centro Superior de Moda de Madrid. Se lo mereció por su impecable trayectoria en el concurso y el vestido de raso de corte clásico inspirado en el vestido de novia de su madre que confeccionó en el duelo final, y que lució la top model Blanca Padilla. Sin embargo, al margen del veredicto del jurado, esta temporada del talent de modistas (como diría Lorenzo Caprile) ha dejado otra gran vencedora: Lara Sajen.
Su pericia con la aguja hizo que Lara acariciase la final pero, aunque no pudo ser, su importante de mensaje de visibilización trans ha quedado bordado a fuego en la historia de la televisión pública española. “Me siento orgullosa de haber pasado un casting de 12.000 personas, y también de ser una mujer transexual que participa en un programa así en la televisión pública, en el que también tengo varios compañeros gays. Estoy en un taller, aprendiendo, y opto a un premio que sería maravilloso que una trans pudiera conseguir, hacer una colección cápsula para El Corte Inglés… Por eso voy a estar peleando para contribuir a cambiar la mente de todos”, nos explicaba la polifacética artista antes de arrancar la emisión de Maestros de la costura.
Era fundamental contar su historia, y más aún hacerlo en un programa de máxima audiencia en TVE. “No es que lo haya visto necesario. Lo que sí puedo decir es que en Maestros de la costura me he desnudado, cosa que no había hecho jamás; y creo que había llegado el momento, como cuando mi cuerpo y mente pedían cambios para dejar de estar atormentada, ahora quería que saliese todo esto que en su día oculté”.
Entre muchas de sus lecciones Lara ha demostrado que la moda no tiene género y ha abierto camino para las nuevas generaciones de niños y niñas trans. “Hoy los niños trans saben lo que quieren, y saben qué etiqueta ponerse, si quieren una”. Antes de concursar, trabajaba en una línea de ropa interior para transexuales, y asegura que estaría encantada de seguir ayudando. “Es muy fuerte el acoso y la maldad que hay, me encantaría hacer una campaña contra el ciberbullying, y no me había dado cuenta hasta ahora que lo he vivido”.