Es la estrella del momento. Sin duda. Javier Camarena ha sido el rey este otoño del Teatro Real, haciendo historia al lograr ser el único cantante que ha bisado cuatro veces en el coliseo madrileño. Fue en la única función que cantó de L’elisir d’amore mientras ensayaba Il pirata, ópera en la que debutaba.
En el estreno de esta obra de Bellini –que nunca se había representado en el Real–, la sombra de un nuevo bis planeó en la sala. Hubiera sido el quinto. Él mismo nos asegura en esta entrevista que la notó. De eso y de mucho más hablamos con el tenor mexicano unos días antes de su última función en Madrid.
En enero vuelve a España, pero en un formato diferente, en una gira de conciertos por seis ciudades que comienza el día 18 en el Liceu de Barcelona y que el 7 de febrero le traerá al Auditorio Nacional de Madrid.
SHANGAY ⇒ No hay duda; tras este otoño queda claro que, en Madrid, hay devoción por Camarena…
JAVIER CAMARENA ⇒ Ha sido una temporada muy bonita. De por sí le tengo un cariño muy especial a Madrid, pues es una ciudad que disfruto, que me encanta. Y al Teatro Real, que es un lugar que me fascina. También a la relación que hay con el público. Todas las cosas que he podido hacer en este periodo han sido estupendas; desde L’elisir de amore hasta cantar Las mañanitas para felicitar al Museo del Prado por sus 200 años. Ahora, estas funciones de Il pirata que ya terminan… Han sido reencuentros, encuentros y retos importantes. Yo, feliz… Lo que más me alegra, obviamente, es que la gente disfrute tanto.
“Nuestra meta es crear belleza, comunicar emociones, y existe, creo, esa apreciación entre el público gay, que no tiene miedo a mostrarlo. Eso es lo bonito”
SHANGAY ⇒ ¿Qué tiene el Real para que te sientas tan vinculado a él? Porque el público de Madrid tiene fama de duro…
JAVIER CAMARENA ⇒ [risas] Hay un poco de eso [se lo piensa un rato], de la relación con el público. Si bien es bastante exigente, también es muy entregado. Y cuando le gusta un cantante, cuando le gusta el trabajo de un artista en el escenario, prácticamente lo adoptan. Esa relación es algo que valoro mucho. Por otro lado, creo que está muy presente la parte de mi desarrollo profesional. Aquí, en Madrid, he tenido la oportunidad de hacer tres debuts, con este [se refiere a el personaje de Gualtiero de Il pirata]. El primero fue La favorita, luego Edgardo, en Lucia. La primer vez que canté en Europa Los puritanos fue aquí, y había debutado en el papel unos meses antes. Esa es la parte que me une mucho al Real. Me ha dado la oportunidad de no encasillarme. Hay mucho en la ópera de eso, y si cantas Rossini, pues entonces tienes que cantar solo todo lo de Rossini. Aquí he tenido la oportunidad de ir presentándome, con mis oportunidades vocales, en un repertorio un poco más amplio, que me permite mostrarme con las posibilidades concretas de mi voz. En este caso, poder cantar Il pirata con todo lo que representa, pues es una de las óperas más difíciles que he cantado nunca. Estos son los tipos de retos que voy buscando como artista, pues mi meta sigue siendo ir creciendo.
SHANGAY ⇒ ¿Va ser el Real una especie ‘residencia fija’?
JAVIER CAMARENA ⇒ ¿Sabes una cosa? Hay una canción de un cantante mexicano que ha fallecido hace poco, José José, que se llama El amor acaba. Y en una estrofa dice [nos la canta]: “Porque el tiempo tiene grietas, porque grietas tiene el alma; porque nada es para siempre, y hasta la belleza cansa. El amor acaba…”. [risas] Nada más digo que amo venir a Madrid, me encanta presentarme en el Teatro Real y me encanta cantar para el público madrileño… [se toma una pausa], pero de repente también es bueno que le extrañen a uno. Pero siempre que haya la oportunidad, que exista esta posibilidad de proyectos interesantes, estaré más que feliz de regresar a Madrid.
SHANGAY ⇒ Pronto vuelves con una gira, un concierto completamente diferente… Comienzas en el Liceo el 18 de enero y terminas el 7 de febrero en el Auditorio Nacional de Madrid.
JAVIER CAMARENA ⇒ Podemos decir que es una especie de concierto de transición en el que voy a ir derivando hacia la ópera francesa. Son seis conciertos en seis ciudades: Barcelona, San Sebastián, Oviedo, Málaga, Valencia y Madrid.
SHANGAY ⇒ El formato de concierto facilita una comunicación más directa con el público y, de alguna manera, una especie de culto al divo… La figura del divo no tiene porqué ser peyorativa; es bonito querer y mimar al artista al que se admira. Y no hay duda de que estamos ante el rey de la ópera a nivel mundial en estos momentos…
JAVIER CAMARENA ⇒ ¡Gracias! [risas y gesto tímido como de rechazo]. Sí que es cierto que el concierto te permite más esto que en la ópera, en la que estás concentrado en muchas cosas. En los conciertos estás para satisfacer al público, con una comunicación más directa y sencilla.
SHANGAY ⇒ El culto al divo es algo muy habitual entre el público gay… ¿qué tiene el mundo de la ópera para despertar esta fascinación?
JAVIER CAMARENA ⇒ Lo analizaría desde otra perspectiva. Es una comunidad que no tiene miedo de mostrar su sensibilidad. No teme dejarse acariciar el corazón, estas fibras que solamente la música puede tocar. No le da miedo dejarse llevar por ello. Hay mucha gente a la que luego escucho comentarios del tipo “estuve a punto de llorar”. Pero no, no lloraron. O “casi me sacas una lágrima”, pero no la sueltan. Furtiva [bromea con la mítica aria de L’elisir y se ríe]. Creo que es algo real que existe esa sensibilidad [en el mundo LGTBI]. Se permiten vivir la música. Al final de cuentas, esto es lo que tendría que suceder entre todo el público. Obviamente, hay de todo. Pero está ese público que va de gran conocedor, como decimos en México, que esta buscándole el pelo a la sopa, para encontrar lo mínimo… ¿Disfruta realmente esa persona? No lo sé. Tal vez sí, a su manera. Pero esa no es la meta. Nuestra meta es crear belleza, comunicar emociones, y existe, creo, esa apreciación y se vive, entre el público gay. Eso es lo bonito.
“Para mí un bis no es más que la reacción a la conexión total con el público que llega a excitarse de tal manera que siente la necesidad de querer más”
SHANGAY ⇒ ¿Temes convertirte en el tenor de los bises?
JAVIER CAMARENA ⇒ [risas] No, para mí el bis no es más que la reacción a la conexión total con el público. Uno trata de transmitir esas emociones, de nostalgia, de tristeza, enojo…, lograr esa reacción, esa conexión. Llega a excitarse de tal manera que siente la necesidad de querer más. De revivir esa magia de la ópera en esos tres o cuatro minutos que puede durar un aria. Lograr esto en Madrid, en Nueva York o en Londres, que es un poquito más complicado…, llegar a eso para mí tiene un gran mérito. Precisamente porque rompe con esta idea tan de solemnidad, esa aura de solemnidad que rodea a la ópera. Obviamente, hay óperas en las que se pueden hacer y otras en las que no.
SHANGAY ⇒ En el estreno de Il pirata planeó la sombra de un nuevo bis por todo el patio de butacas, desde el paraíso a la platea… ¿La notaste desde el escenario?
JAVIER CAMARENA ⇒ Sí, un poquito [risas].
SHANGAY ⇒ Cambiando completamente de tema, fuiste de las primera personas que, públicamente, mostraron tu apoyo a Plácido Domingo, un gesto muy valiente y arriesgado…
JAVIER CAMARENA ⇒ Sabes, no lo hice con esa intención… Mi intención fue la de ser solidario con un amigo. Cualquiera que tenga ese principio moral y solidario con alguien a quien considera amigo lo haría. Esto es para la vida, y es en general. Las grandes amistades se prueban en los momentos difíciles. Es así, eso fue lo que quise hacer: mostrar mi solidaridad a una persona a la que aprecio y a la que considero un amigo. Y luego [se lo piensa un rato] esto fue un juicio mediático que, al final, yo creo que esa era la meta. Hay una gran diferencia entre una denuncia y una declaración. Y denuncia no ha habido ninguna. ¿Por qué? Porque se tienen que presentar pruebas, toda esta serie de elementos para llevar a cabo un juicio real, basado en las leyes. Además, en toda sociedad civilizada está la presunción de inocencia. Es un derecho de toda persona.