Hoy se levanta de nuevo el telón del Teatro Real con La Traviata. Este era el título de Verdi programado para cerrar la temporada 19/20. Pero nada ha sido como tenía que haber sido. Resultado, Violetta y Alfredo están, como mínimo, a dos metros de separación.
Esto no impide que la pasión falte en el escenario. “He pensado mucho en la importancia de la música para momentos como estos de soledad y aislamiento. Cuando Joan Matabosch [director artístico del Teatro Real] me llamó y me dijo que reabrirán teatro con La Traviata no se pueden imaginar la ilusión… No daba crédito. Necesitamos el arte. Debemos esforzarnos en volver a la realidad. Hay que huir del miedo a no vivir. La música nos va a permitir volver a ese sentimiento de cercanía tan necesaria. Será como si nos pudiéramos volver a besar y a estar cerca. Fui el primer director en cerrar un teatro, La Scala de Milán, a punto de estrenar Trovatore, con la gente ya en la sala, y seré el primer en abrir otro. El alfa y el omega…”, asegura emocionado Nicola Luisotti, director musical. En efecto, el Teatro Real es el primer coliseo del mundo en reabrir, tras la pandemia del coronavirus, con una función de ópera ‘casi normal’.
La Traviata que tenía que haber subido a los escenarios madrileños era una maravillosa producción de Willy Decker, original del Festival Salzburgo en el año 2005, que lanzó a la fama mundial a Anna Netrebko y a Rolando Villazón. Finalmente, hoy llega de la mano de Leo Castaldi, en una versión semiescenificada. La original hubiera sido una puesta en escena minimalista –y muy eficaz– en la que un gigantesco reloj marca, minuto a minuto, la cuenta atrás en la vida de Violetta Valéry. No hacemos ningún spoiler si contamos que la protagonista de la ópera de Verdi muere en escena de tuberculosis, una enfermedad hoy curable y prevenible. Triste contradicción en los momentos que vivimos. Por eso va a resultar mucho más actual, para este momento histórico, la que veremos en el Real.
Serán 27 funciones, una diaria, para poder recolocar todo el aforo vendido ya antes de la pandemia del coronavirus. Cinco sopranos serán Violetta (Marina Rebeka, Ruth Iniesta, Ekaterina Barkanova, Lana Los y Lisette Oropesa) y habrá cuatro Alfredos (Michael Fabiano, Ivan Magri, Matthew Polenzani e Ismael Jordi).
Michael Fabiano y Marina Rebeka dan vida a Alfredo Germont y a Violetta Valéry en el primero de los cuatro repartos que hay de estas funciones tan cargadas de simbolismo. [fotos: Javier del Real]
La función no tiene un vestuario al uso. Incluso muchos cantantes se han traído su propia ropa y se utilizarán otros, del ‘fondo de armario’ del teatro. Todo ello le da un toque vintage a la representación, con una estética de mediados del siglo XX. En los 140 metros cuadrados del foso, está la orquesta con la plantilla completa de la partitura: 56 músicos tocan con mascarilla, en atril individual y guardando metro y medio de distancia entre ellos.
Los instrumentistas de viento tienen paneles de metacrilato delante de sus instrumentos. La banda interna está, con 16 profesores, sobre el escenario. En lo que respecta al coro, 51 interpretan sus partes sobre tarimas. Todo ello para optimiza el sonido, porque el Coro Titular del Real también guarda dos metros de distancia de seguridad.