Nadie habría imaginado que el look más celebrado, y comentado, de la toma de posesión de Joe Biden como presidente de Estados Unidos y Kamala Harris como vicepresidenta no sería el de las muchas estrellas allí congregadas, sino el de Bernie Sanders, protagonista de miles de memes virales desde entonces.
También ha resultado una sorpresa descubrir que esos calentitos guantes de lana (conocidos popularmente como ‘manoplas’) que luce Sanders –que dejó en manos de Biden la candidatura demócrata en las últimas elecciones– en la ya icónica foto no fueron adquiridos en unos grandes almacenes ni eran de una popular marca. No, esos guantes los hizo a mano Jen Ellis, de 42 años, una profesora de primaria abiertamente lesbiana.
Jen Ellis ha visto cómo su nombre estaba en boca de todos gracias a esos guantes que han dado la vuelta al mundo. Los tejía a partir de jerséis antiguos, y solía regalárselos a compañeros del colegio, y como fan de Sanders que es, aprovechó las circunstancias para regalarle unos. La profesora, en una entrevista al Jewish Insider, ha contado cómo decidió regalar estos guantes por Navidad a los profesores de preescolar del colegio al que iba su hija –Ellis está casada con su mujer, y son madres de una niña–. La directora del centro era nuera de Sanders entonces, en 2016, y decidió hacerle llegar un par de guantes al político demócrata porque siempre le ha apoyado.
«Sí que debieron gustarle para haberlos llevado ese día», declaró estupefacta, porque las circunstancias la han desbordado. De repente, sus guantes se hicieron virales, y asegura que recibió seis mil correos electrónicos en apenas unas horas con peticiones de guantes (se descubrió que eran suyos gracias a un antiguo tuit que subió en su día).
Podría aprovechar el tirón y sacar partido a la fiebre de los memes, pero ni tiene ya guantes ni piensa ponerse a fabricarlos. «Es algo que ya no hago», ha explicado. «Me siento muy halagada por el interés, pero hay muchas personas en mi ciudad que los venden, y ojalá ellas sí hagan negocio. No voy a dejar mi trabajo; soy profesora y madre, y con eso ya estoy lo suficientemente ocupada«. Aunque, sin duda, todavía tendrá que seguir experimentando las consecuencias de la viralidad un tiempo.