Gabriel Garzón-Montano es un artista de mil caras –además de multiinstrumentista y productor–, y en su último álbum, Agüita, ha decidido mostrar tres de ellas (la del intérprete r’n’b, el trapero urbano y mestizo y la del artista minimalista, introspectivo y afrancesado).
Nacido en Brooklyn en 1989, Gabriel Garzón-Montano sabe sacar todo el partido a sus variados orígenes (de padre colombiano y madre francesa, criado en Nueva York), y celebra la diferencia y la multiculturalidad en su música. Además de apostar por una masculinidad que tiene mucho de ambigua, porque busca –como uno de sus grandes referentes, Prince– que sea él solo quien se defina.
Ahora, comienza a darle nueva vida a su último álbum a través de una serie de EPs de remixes de temas de Agüita, en los que ha aprovechado para colaborar con artistas a los que admira. Desde su casa de Los Ángeles, donde vive actualmente, Gabriel Garzón-Montano nos atiende vía Zoom para hablar –en español– de su carrera, su música y su atracción por aquellas personas que siempre se han sentido diferentes.
SHANGAY ⇒ ¿Te sientes distinto cuando cantas en inglés o en español, los dos idiomas por los que has apostado en tu último álbum?
GABRIEL GARZÓN-MONTANO ⇒ Sí, porque cada uno representa un lado de mi experiencia. Es algo que quería explorar en el disco, esa dualidad y especificidad según la cultura a que me aproximo. Soy más gringo que otra cosa, pero a la vez no me siento muy gringo, porque no comparto la estética y el humor [típicamente estadounidenses]. Fue al llegar a la universidad cuando me di cuenta de eso, y ahí me llegó una crisis cultural.
«Mi lado femenino me salió de una manera muy natural, y empoderó el masculino»
SHANGAY ⇒ ¿Decidiste por eso explorar más tu raíz latina y aplicarla a distintos estilos en este nuevo álbum?
GABRIEL GARZÓN-MONTANO ⇒ Sí, y ha sido muy interesante. Porque desde pequeño iba a Colombia y escuchaba cumbia y salsa, y eso lo llevo dentro. Pero a la vez pensaba en lo que sentía al escuchar ese tipo de música en el uptown de Nueva York, porque me sonaba a la vez familiar pero lejano. Me enganché al rap de pequeño con Biggie Smalls [The Notorious B.I.G.], y cuando empecé a escuchar rap latinoamericano me parecía que iba con una década de retraso con respecto al estadounidense, y con el francés me pasaba algo parecido… Ahora todo está globalizado.
A la hora de acercarme a ese género me pareció interesante coger el swag de la salsa y aplicarlo al rap de una manera urbana, para aliviar el misterio que suponía para mí crear música en inglés. También me inspiró ver a productores como el español Juan Magán aproximarse a muchos sonidos distintos; y si un español puede cantar así, un colombiano también.
SHANGAY ⇒ ¿Te apetecía aproximarte a los sonidos urbanos para llegar a otro público?
GABRIEL GARZÓN-MONTANO ⇒ Sí pensé que quizá así podría llegar a un público más amplio, pero básicamente lo he hecho para disfrutar del proceso, y sentir que formo parte de una conversación actual. Al reguetón y al trap me ha acercado a mi manera; igual que si me aproximo al funk nunca voy a sonar como Earth Wind & Fire, por mucho que tenga claros los ingredientes a utilizar.
«Si uno está seguro de sí mismo y transmite su amor por el arte, inspira a otros»
SHANGAY ⇒ ¿Por qué has querido lanzar ahora una colección de remixes, muy bien acompañado por artistas diversos?
GABRIEL GARZÓN-MONTANO ⇒ Quería colaborar con artistas que tuviesen una voz muy particular. Y casi todas son mujeres fuertes y creativas. Como Amber Mark y Sampa the Great en el remix de Agüita, y Andrekza en el de Mira mi look. Apenas se me ocurrían hombres con los que contar en este proyecto. A Kevin Florez le invité porque viene de la champeta colombiana, que es un género no muy representado, y me impresionó que quisiera conectar conmigo. Cuando colaboramos en Por ley, el resto de artistas [MC Killer y Big Yamo], que son hombres con una masculinidad muy típica, me contó que le preguntaron “¿No es gay?”. Y Kevin respondió: “No, es diferente” [risas].
SHANGAY ⇒ ¿Con quién te gustaría colaborar, puestos a soñar?
GABRIEL GARZÓN-MONTANO ⇒ Con Lil Wayne. O con Arca.
SHANGAY ⇒ En el vídeo de Agüita, y en general en toda la estética del proyecto, apuestas por una sexualidad nada agresiva, desde una sensibilidad nada tópica. ¿Por qué?
GABRIEL GARZÓN-MONTANO ⇒ Buscaba explorar muchas cosas distintas. Mi personaje r’n’b es como un torero muy cercano a Prince, con la torera, el pantalón de tiro alto, botas con tacón… En mis acercamientos al rap tuve que aprender a relajar el cuerpo y rebajar la energía, con esa actitud ‘I don’t give a fuck’. Para demostrar mi exigencia, en el vídeo de Agüita decidí llevar tacones todo el tiempo, sabiendo que en los ambientes tan particulares en que íbamos a rodar, como en Pereira [al oeste de Colombia], a los hombres ni locos se les ocurre ponerse tacones… Y yo quería conectar con ese ambiente mestizo, siendo el que llegaba de Brooklyn. Fue súper bien. Si uno está seguro de sí mismo y transmite su amor por el arte, inspira a otra gente. Ese toque femenino me salió de una manera muy natural, y empoderó mi lado masculino.
«Me encanta fluir entre looks muy de divo con otros más ‘alfa’, que también me hacen sentir sexy»
SHANGAY ⇒ ¿Exploras tu lado femenino de una manera consciente en tus proyectos?
GABRIEL GARZÓN-MONTANO ⇒ Sí. Crecí con una mamá con un lado masculino muy desarrollado, que viajó mucho, se empapó de muchas culturas y tuvo que enfrentarse a situaciones duras. Siendo un hombre cis heterosexual, ella me dio siempre mucha fuerza, que yo aprendí desde mi lado femenino. Desde pequeño valoré que esa era una manera de ser valiente en este mundo. Porque mi papá, siendo colombiano, creció en una sociedad muy cerrada, y a día de hoy sigo viendo cómo el machismo y la intolerancia siguen estando muy arraigados en Latinoamérica.
SHANGAY ⇒ ¿Cómo fuiste incorporando a tu imagen esa fluidez de género?
GABRIEL GARZÓN-MONTANO ⇒ A los 19 años me disfracé de Prince en Halloween, fue la primera vez que me puse botas con tacón, todo un evento para mí. Tuve una banda de funk en la que ya me puse tacones como tales, pero pequeños, porque no tenía suficiente soltura con ellos, y quería que se me viese lindo. Cuando iba a telonear en su gira a Kali Uchis, en 2018, me di cuenta de que todavía no había logrado compartir una propuesta estética tan mágica como mi música; me sentía un muchacho salido de un karaoke que interpretaba las canciones de Gabriel Garzón-Montano [risas].
Iba a telonear a una diva como Kali, y me dije que yo tenía que ser un divo también. Creé un moodboard y enseguida vi claro que lo que debía hacer era utilizar chaquetas cortas, tacón y subirle el tiro a los pantalones: marcar mi culo y que se me vieran las piernas largas. Así diseñamos trajes a medida, que me propuse alternar con otros looks más ‘alfa’ que también me hacen sentir sexy; esa fluidez es la que me gusta. Y la que me atrae de artistas como Missy Elliott o Princess Nokia.
SHANGAY ⇒ También te encanta mostrarte desnudo, como en todo el arte de tu álbum, con homenaje a Prince en la portada incluido…
GABRIEL GARZÓN-MONTANO ⇒ Mi mamá era nudista, así que para mí siempre ha sido muy natural mostrar el cuerpo desnudo. En las épocas en que me lo trabajaba menos no se me ocurría desnudarme; desde que lo hago con ejercicio y me siento seguro de mi cuerpo, lo muestro sin problema. Al principio de mi carrera me parecía irrelevante, que no era algo que unir a mi música, pero después me di cuenta de que cuanto más mágico es el mundo visual que creas, más enriquecedora es la experiencia musical para el público.
Como en este álbum muestro tres facetas musicales distintas, a la hora de mostrarlo visualmente no encontraba la manera de vestirme de una manera que todas estuviesen representadas. Antes que nada, yo soy un animal sin ropa, y me muestro tal y como soy, antes de asumir ninguna estética. Porque, como dijo RuPaul, “we’re all born naked, and the rest is drag”… Y de la portada me gustaba también que ningún artista urbano masculino haría algo así; no te imaginas a Anuel AA haciendo un homenaje a la portada de Lovesexy de Prince.
«Me he adueñado de mi sensualidad»
SHANGAY ⇒ ¿En qué momento empiezas a conectar con la comunidad LGTBI?
GABRIEL GARZÓN-MONTANO ⇒ Surgió de manera natural por la educación que recibí, con valores que poco tenían que ver con los mainstream. Y porque desde pequeño veía a muchos hombres gais en casa, amigos de mi mamá. En Estados Unidos, que beses a otro hombre en la cara se considera rarísimo. Por cosas así, rápidamente te preguntan “¿Eres gay?” [risas]. Enseguida me di cuenta de que, por mi manera natural de ser y actuar, confunde a quienes se rigen por los patrones tradicionales.
Las personas menos aceptadas son las más amorosas, y las que cuestionan continuamente el statu quo. Y en la universidad siempre estaba con bailarines, me identificaba más, como artista, con su manera de ser. El resto de hombres eran los que se sorprendían si les daba un abrazo… Y siempre se me ha preguntado “¿Usted con qué comunidad se identifica?”, “¿Usted es gay?”. Lo he visto sobre todo en la promoción de este álbum. Y creo que es porque han visto que me he adueñado de mi sensualidad.