'El sobre verde': el futuro se escribe con Z (de Zarzuela y de Zarza)

Temas: Madrid, Proyecto Zarza, Teatro, Zarzuela

Liza Minnelli tuvo que montar un show llamado Liza with a Z en 1972 para que todo el mundo escribiera bien su nombre. Ahora, el Teatro de la Zarzuela nos vuelve a recordar que nuestro patrimonio lírico tiene mucho futuro, sobre todo si se escribe con la Z de Proyecto Zarza. Esta brillante función bebe mucho de la Z de Liza, y por supuesto de la Z de nuestra zarzuela, gracias al buen hacer de Nuria Castejón, su directora de escena y coreógrafa.

El sobre verde es un «sainete con gotas de revista» cuyo estreno madrileño fue en el desaparecido Teatro de Apolo (catedral de nuestro género chico) que es una prueba más de la riqueza de registros que tiene nuestra zarzuela, que va desde este tipo de sainetes y revistas a la zarzuela grande, con todo el amplio abanico que hay en medio.

El Teatro de La Zarzuela es, hoy por hoy, la única sala en el mundo dedicada a representar, recuperar y cuidar todo ese patrimonio. Y llegar los jóvenes, habitualmente alejados del target del público zarzuelero, es una de las patas de la programación que desde hace seis años dirige Daniel Bianco. El Proyecto Zarza es la joya de la corona.

Tras seis ediciones –con revisiones de obras míticas como Agua, azucarillos o aguardiente, La verbena de La Paloma o la función Amores en zarza, con libreto de Nando López, magníficos todos–, este año regresa con esta obra del maestro Guerrero, con un libreto adaptado por Álvaro Tato y magnífica dirección musical de Cecilia Bercovich. Nuria Castejón, miembro de la familia más zarzuelera de nuestro teatro, pone en escena la obra con un brillante e ingenioso montaje lleno de ritmo, que nos lleva desde el Madrid más castizo al Nueva York de los años 30, con guiños a Bob Fosse y a su mítica película Cabaret.

Todo funciona como un reloj sobre el escenario. La obra se ha ajustado a poco más de una hora, agilizando la trama, con un ritmo que no para, actualizando el texto con todo el sentido del mundo, sin que nada chirríe ni en los cortes ni los cambios de tiempo al presente para explicar la obra y la situación.

Recordemos que el Proyecto Zarza es «zarzuela hecha por jóvenes y para jóvenes», y  que está dentro del proyecto didáctico, por lo que esta propuesta (y apuesta) está más que justificada. Y el éxito es brutal.

Si todos los nombrados hasta ahora son los responsables de que el barco llegue a (muy) buen puerto, son precisamente los jóvenes del elenco quienes terminan de remar para el rotundo éxito de esta función. Imposible destacar a nadie, pues forman un equipo sólido, coral, y en el coloquio posterior (conviene quedarse, pues es un chute de energía y buen rollo) queda más que demostrado. La emoción que sienten por estar en un escenario de leyenda como el de La Zarzuela, participando de una obra que, seguramente, ellos mismos hubieran considerado ‘casposa’ y de viejos, como el género, salta al patio de butacas en esa media hora de conversación. Cosas así son las que desmontan estas absurdas teorías de que la zarzuela es de viejo, y las que demuestran que el futuro se escribe con Z.

Por ello, lo mejor –y sobre todo lo más justo– es nombrarlos a todos, y por orden alfabético, tal y como vienen en el programa: Julia Adún, Paula Arévalo, Claudia Bravo, Andro Crespo, Soraya Estévez, Íñigo Etayo, Cielo Fernández, Cristina García, Antonio Iniesta, Pascual Laborda, Aarón Montes, Nuria Pérez, David Pérez Bayona, Lara Sagastizábal, Ana San Martín, Sigor Schwaderer, Fran Velázquez y Nacho Zorrillo. Todos ellos, magníficos. Un repartazo que destila juventud, y que nos hace salir de La Zarzuela felices y, sobre todo, con muchos menos años encima. Bravi tutti!

 

El único fallo de este proyecto es que, con la mitad de las funciones dedicadas a escolares, son muchos los ‘mayores’ que se la van a perder. Grave error, porque al final, la frescura que tiene estas representaciones no se consiguen con los mayores. Pero tiene solución. Puede verse en YouTube, y gratis.