Ya estamos más que acostumbrados a que cualquier movimiento de Madonna levante revuelo. Y también es ya costumbre que lo que más provoque sean insultos, casi siempre anónimos, en las redes sociales.
Una vez más, la artista invita a reflexionar a partir de todo lo que está generando con su actitud, aparentemente juguetona. ¿O no?
Las más recientes publicaciones de Madonna en sus redes sociales han vuelto a hacer de ella trending topic. De nuevo, no por motivos artísticos. Lo que gusta es mofarse de su aspecto físico y sugerir que está pasando por un momento complicado. Porque, sin abusar como suele de los filtros, y que la convierten casi en un dibujo animado, mira directamente a la cámara de su teléfono, quizá consciente del desafío que supone y de las reacciones que va a provocar.
En una reciente conversación de camerino con dos estrellas de la noche surgió precisamente esta conversación. ¿Por qué la gente idolatra casi unánimemente a Cher pero disfruta despellejando a Madonna (muches fans incluides)? Pues porque Madonna no nos lo pone fácil, en su línea.
Siempre ha desafiado convencionalismos y absurdeces del heteropatriarcado. Pero cuando era mucho más joven y su rostro encajaba en los parámetros de la belleza socialmente aceptada, se la consideraba una reina de la provocación –y con el tiempo, una guerrera visionaria–.
Ahora nos hace enfrentarnos a una realidad que asusta por igual a quienes son de quintas parecidas a la suya y a esos jóvenes anónimos que disfrutan insultando a cualquiera que tenga incluso dos o tres años más que ellos. Porque se ha convertido en la reina del pop que incomoda y no se relaja. Porque tiene claro que ni su edad ni su aspecto físico son cosas por las que le importa que se la juzgue.
Cuando se graba mirando fijamente a su móvil –consciente de que son imágenes que recorrerán el mundo– nos obliga a reflejarnos en ella; a pensar en cómo llegaremos –si llegamos– a su edad; a reflexionar sobre si necesitaremos recurrir o no a la cirugía estética para sentirnos bien; en si nos sentiremos o no realizades…
Madonna siempre apunta donde más duele. Y a mí me duele que muchos fans LGTB suyos se rían sin más, sin pararse antes a valorar todo lo que ha hecho por el colectivo. Sin ser capaces de ver más allá de una imagen que, sí, en ocasiones roza lo grotesco según ciertos estándares, pero que no deja de ser una elección propia que hay que respetar.
Igual que ojalá aprendieran a respetar aprendices de ‘motomami’ que a raíz de un reciente tuit mío, que ni se molestaron en comprender, se lanzaron a insultarme. A mí y a este medio. Sin saber de mí ni de ella. Recurriendo a lo fácil. ¿Lo imaginas? Sí, al edadismo y la LGTBIfobia. Pues ojalá maduren y, cuando vayan a hacer algo así, al menos den la cara. Pero razonando, no insultando.