Bimba Farelo, en 'Generación selfi': "Cuando transicionas, no solo lo haces tú, también todo tu entorno"

Bimba Farelo, una joven artista gaditana trans con muchas inquietudes y polifacética, una de las actrices de la serie 'Vestidas de azul', cuenta en primera persona su inspiradora historia de orgullo y visibilidad.

Bimba Farelo, en 'Generación selfi': "Cuando transicionas, no solo lo haces tú, también todo tu entorno"
Agustín Gómez Cascales

Agustín Gómez Cascales

He viajado en limusina con Mariah, he tomado el té con Beyoncé, he salido de fiesta con J.Lo y he pinchado con RuPaul. ¿Qué será lo próximo?

3 agosto, 2022
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Lleva apenas unos meses en Madrid Bimba Farelo y ya se ha hecho su hueco en la capital (la puedes ver actuando en La Torcida, en Chueca). Tremendamente inquieta, tiene claro que el arte, a través de diferentes vías de expresión, es lo suyo, y piensa luchar lo que haga falta para ser escuchada y respetada tal y como es.

A través de la actuación y la escritura, Bimba Farelo, de 22 años, nacida en Cádiz, está desarrollando sus impulsos creativos. Y con su manera de ver la vida apuesta por la normalización trans y por defender el respeto hacia todas las personas de la comunidad LGTBIQ+, vivan como vivan. Esta es su historia en primera persona.

Bimba Farelo es una mujer valiente y creativa que tiene muy claro que su transición la vive a su aire, y que piensa seguir luchando por hacer realidad sus sueños como artista. Pronto la veremos en la esperada secuela de Veneno, la serie Vestidas de azul que se estrena el 17 de diciembre.

Seguro que muches se reconocerán en sus vivencias, y ojalá cada vez tengamos más ejemplos de visibilidad como el de Bimba Farelo, que cuenta su historia hasta hoy en primera persona.

MEJOR SOLA QUE MAL ACOMPAÑADA

MEJOR SOLA QUE MAL ACOMPAÑADA

«Me crié en Las Lagunetas, una aldea pequeña de apenas 200 habitantes, en un ambiente de total libertad. Esculpía, pintaba, bailaba…, hacía lo que me salía del coño, la verdad. Como a través del arte exteriorizaba mis sentimientos, nunca oculté de nada, no supe lo que era estar en un armario.

La adolescencia fue más chunga, porque llegué el instituto en Benalup y, aunque soy una jabata con genio y siempre me voy a defender si me haces daño, notaba un rechazo social bastante heavy. No tuve amigos de mi edad en la adolescencia, y no me entendía con todos los profesores. Pasé de ser muy callejera a no salir nunca, y a mi madre no le contaba el porqué para que no se preocupara.

No me vino mal la soledad, porque pude hacer mucha introspección y enfrentarme a mi cabeza. La primera vez que me planteé la transición tendría trece años. En mi escuela de teatro conocí a una niña trans de cinco años; fue la primera vez que escuché la palabra «trans».

MAYORÍA DE EDAD, HORA DE TRANSICIONAR

MAYORÍA DE EDAD, HORA DE TRANSICIONAR

«Días antes de cumplir los 18, me dije ‘es la hora de transicionar’. Pero me cagué viva. Con 19 me fui a Barcelona, quería estudiar cine e interpretación, Al año siguiente se estrenó Veneno, empecé a hablar mucho con Isabel Torres, y me hacía muchas preguntas que a mí me sorprendían. Un día me envió una entrevista suya en la que hablaba de chicas a las que ella estaba ayudando a transicionar, y entre líneas leí que había llegado el momento de hacerlo.

Empecé a hacerlo en silencio, y ya cuando al poco tiempo volví a Cádiz lo conté. Mis padres se lo tomaron muy bien. Lógicamente, vivieron un duelo; porque mi madre, cuando se lo dije, sentía que me moría. Le expliqué que no, pero es cierto que mi carcasa si lo hacía. Cuando transicionas, no solo lo haces tú, también todo tu entorno».

A SU RITMO

A SU RITMO

«Igual que molesta que intenten acelerar tu proceso (que te pregunten cuándo te vas a hormonar o si te operas), tampoco puedes acelerar el proceso de los demás. Quien no te respeta, a tomar viento. Pero mi madre llevaba veinte años llamándome Jorge, no podía pretender que en un día me llamase Bimba y me tratase en femenino. Porque en mi anterior carcasa era cis, hetero, blanco y normativo.

Así que a toda mi familia le di todo el tiempo del mundo para que fuesen a su ritmo, sin juzgar, empatizando, aunque al final fue todo muy rápido. No podía pretender que aprendieran del aire, por eso hablé con todos los que me importan. El género es una construcción social, y si yo me asigno a mí misma el de mujer trans es porque estoy cómoda usando pronombres femeninos. Pero normativa nunca seré.

Mi madre se informó por los procesos que se suelen seguir en el colectivo, y lo agradecí, pero le expliqué que yo iba a mi aire. Que de momento no me iba a hormonar ni a operar; yo estoy en mi transición mental, y a nivel físico no llevo ningún estigma sobre mis hombros. Que igual más adelante me meto en un quirófano, pero de momento, no».

DEL CAMPO A MADRIZ

DEL CAMPO A MADRIZ

«Terminé los dos años que hice de cine e interpretación en Barcelona y empecé a estudiar guion por mi cuenta. Como no tenía un puto duro, me volví a Cádiz y volví a trabajar en el campo, como siempre había hecho. No me pusieron ni un solo problema. Cuando transicioné estaba recogiendo boniatos, y qué bonito fue ver que todo el mundo me respetaba y quería aprender de mi proceso. Mi jefe se equivocaba a veces y en vez de Bimba me llamaba Bambi, pero ya ves, como si fuera una cervatilla cornuda [risas].

Al volver, empecé a trabajar en los girasoles, y también tenía a mucha gente apoyándome. El campo es un trabajo durísimo; he llorado un montón y he tenido problemas de espalda. Por eso la gente que trabaja allí hace una piña para poder aguantarlo psicológicamente. Y ya, cuando pude, decidí irme a Madrid».

ESTUDIAS (POR TU CUENTA) Y TRABAJAS

ESTUDIAS (POR TU CUENTA) Y TRABAJAS

«Llegué a Madrid el pasado octubre. En teoría a estudiar, pero no fue así. Me cogieron enseguida como imagen en Fabrik, y fue un trastorno. Rodeada de gente con dinero en los reservados…, un asco. Pero me pagaron bien. Me salió un rodaje para Netflix de extra, y también me pagaron bien, así que con eso me pude mantener un tiempo. Y seguí buscando otro trabajo más fijo.

Acababa de abrir La Torcida [en Chueca] y me llamaron. Allí estoy, actuando y llevando la contratación de artistas. Estoy muy contenta. Me daba mucho miedo no encontrar algo así, porque la situación laboral de las personas trans es horrible, es algo que he vivido en primera persona, pero mira…

No había cantado en mi vida, pero me dieron un micrófono, y oye, superguay desde el primer día. Porque me encanta el cabaret sinvergüenza, y tengo un público que me escucha y al que puedo lanzar un mensaje potente».

UN FUTURO POR ESCRIBIR

UN FUTURO POR ESCRIBIR

«Me gusta mucho escribir. Ya había ayudado a crear alguna obra, pero nunca me había lanzado a hacer una propia. Ahora acabo de estrenar una que hemos hecho, y protagonizamos, Hornella Góngora y yo [Que parece de verdad]. Empecé a conocer a muchas personas con VIH, y vi que estaba muy desinformada sobre el tema. Me documenté y así salió nuestra obra. Con ganas de seguir derribando estigmas desde el humor.

Quiero seguir escribiendo; teatro, cine, lo que sea. Busco crear para, a ser posible, informar. Y quizá llegue el día en que dirija también».

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