El cordobés Carlos Carvento, de 27 años («nací dos días después de la muerte de Lola Flores»), estrenó en 2018 su ópera prima, Maricón de España, una pieza de danza LGTBIQ+ financiada en parte mediante un crowdfunding, que ha dado a conocer en diversos festivales y que ha presentado por varias ciudades de España.
Un proyecto del inquieto Carvento que surgió como reacción a situaciones homófobas y plumófobas que ha vivido durante su trayectoria profesional vinculada a la danza y al folclore andaluz. Ahora ha querido cerrar el proyecto con un vinilo que, en lugar de contener un disco, incluye un código QR que da acceso al espectáculo final y a distintos extras.
SHANGAY ⇒ ¿Qué siente uno al ser un maricón de España en toda regla?
CARLOS CARVENTO ⇒ Me siento satisfecho por definirme así por lo que significa en mi cultura andaluza, para resignificar esa palabra y darle otro valor, además de reapropiarme lo que significa ser «de España». No es un objetivo mío ir de patriota, pero me parece divertido jugar con ello.
SHANGAY ⇒ ¿En qué momento decides que a través de tu arte vas a indagar en esos conceptos?
CARLOS CARVENTO ⇒ Cuando me fui de Córdoba a Madrid en 2014, a realizar mis estudios universitarios en danza, me di cuenta del choque cultural. Mucha gente no entendía mi sentimiento hacia mi tierra, y supuso un punto de inflexión. Había que quitarle un poco de caspa a la idea de que se tiene del folclore andaluz (la copla, el flamenco, la Semana Santa), estaba demasiado desvirtuado, debido a valores muy rancios. Así que me propuse dar mi visión desde la danza contemporánea y el drag.
SHANGAY ⇒ ¿Mariconear en tu danza te libera?
CARLOS CARVENTO ⇒ Me libera y me reafirma como artista. Cuando tuve que encontrar mi movimiento personal en la danza fue un momento de liberarme. Una vez encontré lo más parecido a mi timbre de voz, mi movimiento mariconil y folclórico, comencé a dar forma a lo que quería contar.
SHANGAY ⇒ ¿Te sientes solo en esta búsqueda personal?
CARLOS CARVENTO ⇒ Sí y no. Obviamente, no he inventado nada, pero creo (y lo digo con toda la humildad) que en España no hay nadie que está haciendo lo que yo hago. Sobre todo, desde un plano activista. ¿Qué pasa con el hombre y la mujer en la danza? ¿Qué pasa con todo lo que hay en medio y fuera del binarismo? ¿Por qué no vemos perfiles en las compañías, grandes y pequeñas, y en las escuelas con personas como nosotres?
Con dieciocho años me vi muy solo por los ataques que empecé a recibir por parte de profesores, excusándose en valores de una pedagogía antigua. Algunos habían trabajado con Nacho Duato, que revolucionó la Compañía Nacional de Danza con un lenguaje contemporáneo… Fue complicado enfrentarme a las instituciones más regladas, lo pasé mal. Si se dice que la danza es un lenguaje universal y todo entra en ella, ¿por qué se coartan ciertas maneras de expresión? Por suerte, cada vez veo más compañeras mujeres, mariquitas, trans, travestis y no binarias con mi misma actitud. Queremos que se sepa que existimos en la danza y que se conozca nuestro contenido.
SHANGAY ⇒ ¿Tienes ganas de que propuestas como Maricón de España lleguen al circuito mainstream?
CARLOS CARVENTO ⇒ Claro, lo dije cuando lo presenté en Madrid. Está muy bien pertenecer a los suburbios y al trash, porque no debemos desconectarnos de ello. Pero también es muy positivo que ocupemos instituciones y otro tipo de espacios. Por suerte, tuve una residencia en la Compañía Nacional de Danza y estuve dos meses allí trabajando en el proyecto; para mí fue un súper paso. Más con el nombre que tiene el proyecto [risas]. Habiendo sido autofinanciado, con la ayuda de un mecenazgo, he conseguido llegar a centros en los que se me ha dado un poco de valor y se me ha tomado en serio, y resulta gratificante.
«Siempre digo que soy ‘la travesti de la danza'»
SHANGAY ⇒ ¿Por qué has querido inmortalizar el proyecto en un objeto físico, un vinilo ficticio?
CARLOS CARVENTO ⇒ Es mi manera de decirle al mundo de la danza «hola, estoy aquí, soy esta persona, quiero seguir siendo así. Este es mi punto de partida y mi lenguaje principal». Los tiempos han cambiado; yo disfruto mucho yendo al teatro, pero en ocasiones no voy a ver según qué cosas porque la manera en que se vende no me atrae, no me entra por el ojo. Siendo la mía una pieza de danza audiovisual, pensé que con un producto así sería más fácil de consumir.
Me hacía ilusión que la gente pudiera tener en su biblioteca también un espectáculo de danza. En este mundo digital en que vivimos es muy importante que lo físico permanezca, porque siempre va a estar ahí. Y si no has podido verme en un teatro, así puedes hacerlo tranquilamente en casa, en tu móvil, para así dar valor a la figura del mariquita de barrio folclórico.
SHANGAY ⇒ ¿Cuándo diste tus primeros pasos en el travestismo?
CARLOS CARVENTO ⇒ Con dieciséis años, ya en el conservatorio. En un ejercicio de interpretación hice de la Pantoja. Ahí empezó todo. Y en las galas, ahí estaba yo; entre clase y clase de ballet, travesti. Cuando el estigma que tenía el drag era aún fuerte. Por suerte, he tenido una familia que ha ido conmigo al fin del mundo siempre.
SHANGAY ⇒ ¿Quieres asociar términos como drag y travesti a tu manera de ver la danza?
CARLOS CARVENTO ⇒ Por supuesto. Intento hilar muy fino para que no se me encasille solo en la danza o en el drag, busco un equilibrio justo. Pero, lógicamente, bebo del drag, y me ha hecho ser lo que soy como bailarín. Porque a raíz de hacer drag se me empezó a valorar. Por eso digo que soy «la travesti de la danza» [risas].
SHANGAY ⇒ ¿El proyecto se cierra aquí?
CARLOS CARVENTO ⇒ Lo ideal para mí sería poder llevarlo a los teatros, encontrar residencias, porque necesito dinero para pagar bien a todo mi equipo, y hacer una gira. Porque sobre un escenario gano mucho y conecto muy bien con el público. Pero si se cierra aquí, no me importaría. Han sido cuatro años de mi vida, pandemia de por medio, en los que he aprendido mogollón. Y eso ya no me lo puede quitar nadie.
FOTOS: GONZA GALLEGO
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