Crítica: 'Fundamentalmente fantasías para la resistencia', una imaginativa creación de Alfredo Sanzol

Temas: Alfredo Sanzol, CDN, Centro Dramático Nacional, Crítica, Vladímir Putin

Porque los estrenos del director del Centro Dramático Nacional, Alfredo Sanzol, nunca pasan desapercibidos. Para muestra sirvan dos de las últimas producciones que ha estrenado en su casa, Macbeth (2020) y El bar que se tragó a todos los españoles (2021).

Macbeth resultó especial por el sentido homenaje a Gerardo Vera, mentor y amigo de Sanzol. La segunda, al trasladar el cataclismo producido por la experiencia de su propio padre cuando cambió su vida de cura por la de inquieto viajero. Ambas fueron acogidas con mucho cariño y aplausos.

Para seguir rompiendo moldes, Alfredo Sanzol acaba de estrenar en el Teatro Valle-Inclán Fundamentalmente fantasías para la resistencia, una valiente aproximación desde el humor al conflicto bélico más fuera de lugar de los últimos tiempos, que están sufriendo nuestros compatriotas europeos de Ucrania, por el capricho de Putin, un loco que venera la sinrazón de volver a ser el nuevo zar de todas las Rusias.

Teatro de denuncia, del que tan necesitados estamos, que intenta despertar en el corazón del respetable, nuevas lecturas sobre una guerra que ha sorprendido en fuera de juego a todo el planeta.

Para ello, Alfredo Sanzol se ha rodeado, en la técnica, de la imaginación escenográfica de Blanca Añón, que con poco construye mucho: desde la coherente viñeta de cómic en cartón piedra, que es el refugio ucraniano donde sobreviven los actores de una compañía teatral, hasta el mismo Kremlin erigido entre grandes cortinajes y un hinchable en forma cúpula ortodoxa.

El iluminador Pedro Yagüe toma la acertada decisión de que no nos perdamos ni un rincón, y no ahorra en kilovatios para ello, reforzando así el ambiente de novela gráfica.

Sanzol nos enseña cómo los teatreros del país invadido no quieren derrumbarse, y una pizpireta autora reivindica la necesidad de colaborar con lo que saben hacer, que es la obra de teatro que va inventándose de la nada, creando personajes y viajando entre aventuras imposibles.

Esta función habla de la otra función que nace de la cabeza de la dramaturga ucraniana, interpretada por Natalia Hernández. Ocurre magia cuando de su boca van surgiendo los personajes necesarios para reclamar una solución a sus vidas en peligro, y ante nuestros ojos nace la compañía que ensaya Pin Pan Putin, una solución al conflicto, tramando el asesinato del genocida, del que todo el mundo habla y nadie hace.

Teatro dentro del teatro, dentro del teatro, como las matrioskas rusas que forman parte de la escena. Así se consigue enganchar al público a esta función que entiende de verdad lo que es integración. No se habla de capacidades diferentes, sino que se demuestra que la normalidad no tiene por qué estar de parte de la mayoría.

Para ello, todo el elenco hace piña y consigue otro efecto mágico: son Paco Déniz, Elena González, Natalia Hernández, Javier Lara, Juan Antonio Lumbreras, Pablo Márquez, María Moraleja, Julia Rubio, Pepe Sevilla y Eva Trancón. Son un todo en el que nadie sobresale; una fuerza humana tremenda, que vemos capaz de todos los milagros, hasta de acabar con los cabrones que se empeñan en matar al que no sea como él.

Si fue curioso el comienzo de esta simpática ficción, no deja de serlo cuando surgen los miedos de no tener derecho a reír mientras que hombres, mujeres y niños mueren en nuestra Europa.

Aparecen entonces dos soluciones: la moral en boca de Némesis, una diosa alada que vaticina que la muerte prometida del dictador traerá desgracia, y, para mí, uno de los aciertos más inesperados: la confesión de personajes, actores y creador de no haber encontrado un final para una obra que ante todo quiere ser respetuosa con vivos y muertos.

Por fin, haciéndose «un Hermanos Marx», se despiden de todos con una canción, a la espera de que las musas encuentren cómo va a acabar esta locura, que es la guerra. ¡Olé la imaginación! Por eso no hay que perderse esta nueva creación de uno de los más imaginativos autores de la escena madrileña del momento.

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