Afirma Javier Simón que es muy importante este paso hacia la visibilidad que da con Las paro todas. En un momento social tan complicado como el que vivimos, ha decidido que es momento de hablar alto.
El artista de r’n’b quiere hablar alto y claro de la LGTBIfobia en el deporte, la masculinidad tóxica y la ausencia de diversidad en el fútbol. Lo hace en un vídeo, dirigido por Álvaro Jiménez, cargado de homoerotismo y sátira.
SHANGAY ⇒ ¿Qué te ha llevado a visibilizarte como lo haces en Las paro todas?
JAVIER SIMÓN ⇒ He llegado a un punto como compositor para otros artistas en el que tengo que hacer canciones a medida según los estándares del mercado. Pero cuando compongo para mí quiero ser mucho más libre y honesto; creo que en la autenticidad está el verdadero poder creativo, y desde ahí puedo establecer una conexión con el público, abrazando mi propia idiosincrasia como artista y acercándola a lo personal.
Hace diez años habría sido un “bicho raro”, una persona que sexual y sentimentalmente ha tenido parejas de ambos sexos, a la que las etiquetas le hacían decir «no sé si soy bi o gay». Pero no era relevante para mi música ni definía mi talento, y por tanto no quería presentarme al mundo como tal. Para colmo, haciendo r’n’b en español, música que pocos entendían… Hoy no solo no tengo miedo, sino que vengo a ser yo mismo, desnudarme (literalmente, el artwork es mi culo), divertirme y reivindicar.
«No tengo miedo: vengo a ser yo mismo, desnudarme, divertirme y reivindicar»
SHANGAY ⇒ Hasta ahora no habías apostado por incorporar el activismo LGTBI en tu música. ¿Por qué es el momento?
JAVIER SIMÓN ⇒ Es el momento, desafortunadamente, porque estamos viviendo un retroceso moral y debatiendo sobre asuntos que ya creíamos superados. No son solo los dinosaurios mediáticos, los políticos de extrema derecha o la gente mayor la que se nutre del discurso de odio, hay gente de 18 o 20 años que siguen los dogmas de influencers extremistas y reaccionarios en YouTube o Twitch.
Se está llegando a un nivel de normalización de los dogmas del fascismo que da miedo y hace pensar: «¿Acaso la sociedad quiere volver décadas atrás?». Es el momento de educar, de dejar de mirarnos el ombligo y, sobre todo, de ser empáticos y saber que hoy se lucha por mis derechos que también son los tuyos.
SHANGAY ⇒ ¿Eres futbolero o es todo acting en el clip?
JAVIER SIMÓN ⇒ Soy cero futbolero. Realmente, no paro ninguna… [risas]. Para el vídeo, tuve un coach actoral que juega al fútbol, y eso me ayudó bastante. Desde pequeño, y como parte del colectivo (aunque no lo identifiques aún), te das cuenta de las dinámicas violentas, homofobia, insultos, masculinidad tóxica y ambiente hostil que conlleva el fútbol, ya sea en el campo de tu barrio o en el Bernabéu.
Ver a tu padre chillándole a un arbitro o insultando a un jugador al final se traduce en conductas agresivas que rechazas y hace que odies el fútbol. El baloncesto siempre me ha gustado más; salía en vídeos de r’n’b, en los partidos no se metían con los negros… y tiene mucho más estilo.
SHANGAY ⇒ ¿Buscas provocar con el vídeo al darle un toque tan explícitamente homoerótico?
JAVIER SIMÓN ⇒ Absolutamente. El título del tema, Las paro todas, ya se presta al doble sentido; las personas latinas lo pillarán enseguida. El vídeo muestra una relación encubierta entre el antagonista y yo. En un momento dado, quise darle la apertura que no hay en los equipos, y hacer que casi todos los jugadores fueran un poco al límite y se dejaran llevar por sus hormonas.
Hay momentos homófobos, en los que se llama explícitamente maricón al compañero, lo cual, tristemente, es uno de los insultos más normalizados en el fútbol cuando alguien la caga. El hecho de que el árbitro sea queer y abra el vídeo parando el balón en tacones, o que la entrenadora sea una dominatrix, es también una llamada a lo inclusivo y al cambio de roles que necesitamos en la sociedad y en el deporte.
Al final del vídeo hay un pulso de ‘machos’ que termina por evidenciar que el amor o la atracción siempre son más fuertes que las normas. Si eso levanta ampollas en el hombre cis hetero futbolero, mejor que mejor. Aquí jugamos todos.
SHANGAY ⇒ Es evidente que la LGTBIfobia, la masculinidad tóxica y la falta de diversidad son problemas que siguen necesitando soluciones en el fútbol… ¿Por qué crees que siguen campando a sus anchas en ese mundo?
JAVIER SIMÓN ⇒ Creo que hay pequeños pasos que ayudan a visibilizar y siembran una semilla que ojalá sirva para algo. Historias como las de Borja Iglesias, Jesús Tomillero o Alberto Lejárraga inspiran y hacen del fútbol un mundo menos hostil, pero no deberían quedarse en algo anecdótico.
En lugar del pinkwashing de los grandes equipos llevando una banda arcoíris (aunque es muy necesario) o ‘aceptando’ la sexualidad de un jugador, creo que el lenguaje homófobo en los entrenamientos, partidos y en las gradas debería ser perseguido y penado, porque sigue perpetuando conductas que hoy en día, simplemente, no deberían existir.
Estaría genial que después de un Madrid-Barça pusieran un All Stars de Drag Race, y seguramente la sociedad sería mejor. Necesitamos más Kelly Rollers y menos Abascales.
«Necesitamos más Kelly Rollers y menos Abascales»
SHANGAY ⇒ ¿Consideras que el r’n’b sí se ha abierto mucho más a voces LGTBI en los últimos años?
JAVIER SIMÓN ⇒ El r’n’b, la música urbana y el pop han cambiado a todos los niveles. Referentes como Lil Nas X, Sam Smith, Kehlani, Arca, La Cruz y Tokischa ayudan a que la música sea más abierta, inclusiva y libre.
Atrás quedó la época en la que teníamos que ser discretos para encajar y podemos ser nosotros mismos, trabajar y seguir en la industria. Es cierto que hay un momento de hipersexualidad explícita en la industria, y es tan respetable explotar eso en el escenario y hacer de ello tu sello de identidad como seguir haciendo tu música sin que tu orientación defina o eclipse lo musical. Yo me encuentro en un punto medio y me apetece jugar, explorar y provocar.
SHANGAY ⇒ ¿Qué te gustaría lograr con Las paro todas?
JAVIER SIMÓN ⇒ Me encantaría que la gente corease el estribillo en un festival; que fuera un grito de guerra para el delantero machirulo que nos dio en algún momento un balonazo en la cara, de manera literal, y otros muchos en el alma. Es algo que hemos arrastrado hasta llegar al punto de levantarnos sin miedo y decir «¡se te van acabando los privilegios, amigo!» Con mi actual música quiero experimentar, divertirme y ser honesto. Y llegará adonde tenga que llegar.