Iván Fernández Clodet vive en Madrid y su pasión por la música le permite exorcizar sus demonios internos y expresarse libremente. Como hace a través de sus performances y sus diseños de espacios sonoros.
Portada de ‘Weapon’, el nuevo álbum de Rev Silver
Con orígenes gallegos y sevillanos por parte de padre, y peruanos, judíos, andaluces y franceses por parte de madre («surjo de una thermomix genética»), Rev Silver habla sin complejos de su bisexualidad, su no binarismo y su salud mental, elementos que están muy bien reflejados en su música, electrónica y abierta a diferentes tendencias.
LA SOLEDAD DEL FRIKI
«Fui un niño muy solitario (en realidad lo sigo siendo), porque me veía muy diferente a los demás. Y desde muy pequeño tuve referentes muy diferentes a los de la gente de mi edad, porque mi padre me ponía películas como Alien o Priscilla, reina del desierto (que me flipaba), que ningún otro niño veía. Me encantaban los dinosaurios, el espacio y la ciencia ficción.
De adolescente, ser considerado la friki en el colegio me libró del bullying por maricón. Era la rara, pues qué le vamos a hacer [risas]. Y si en su día no me iba de botellón, ya lo he compensado de mayor saliendo a todas las fiestas. Además, tuve mucha suerte con mi familia, me siento un privilegiado. Mis padres me decía «cuando tengas novia o novio…». Era reprimidito y tímido, pero no por presión familiar”.
ACOMPAÑADE POR LA MÚSICA
«Recuerdo estar sacándome en 3º de la ESO, con el Virtual Piano, Imagine de John Lennon. Mi padre me oyó, y me acabó consigiuendo un piano de verdad. La primera vez que me rompieron el corazón, fue cuando me puse a componer [risas]. Yo que había sido siempre muy de ciencias, me cambié a bachillerato de música y empecé a estudiar también con una profesora de piano, para aprender las vanguardias del siglo XX, que era lo que me interesaba. Y por mi cuenta iba aprendiendo también jazz y electrónica.
He sido muy autodidacta, para lo bueno y para lo malo. Solo me arrepiento de no haber estudiado una carrera, porque habría conocido gente afín a mí».
ORGULLO BISEXUAL
«En un primer momento pensé que era gay, hasta que me di cuenta de que también me gustaban las mujeres. Hay tipos infinitos de masculinidad y feminidad; para mí no son los genitales los que los definen. Me han gustado muchas personas diferentes a lo largo de mi vida, y he intimado tanto con mujeres como con hombres».
ABRIENDO PUERTAS
«Hace pocos años que he ido dejando de ser tan solitario. Me cambió la vida ir a terapia para ir aprendiendo a relacionarme; las habilidades sociales las fui adquiriendo con el tiempo. Me he ido abriendo más, salgo de fiesta… Eran inquietudes que tenía dentro, aunque normalmente estaba en casa, a mi bola… Ahora me encanta un sarao [risas]. Me da un poco igual dónde vaya, siempre que sea con las amigas. Aunque, obviamente, agradezco un buen DJ, porque me ayuda a darlo todo».
COMPARTIR ES VIVIR
«He batallado mucho con mi salud mental, con las expectativas que uno tiene de sí mismo. Ahora lo tengo bastante claro: ‘Iván, esto es una carrera de fondo, y lo importante es ir sacando música todo el tiempo’. Cuando considero que mi trabajo es bueno, voy publicando. Hay muchos factores que no dependen de ti a la hora de que tenga repercusión, así que sigo trabajando para que no me pueda la frustración.
Durante mucho tiempo, lo que más me importaba era el reconocimiento de los demás… Encima, empecé la casa por el tejado, publicando cosas muy experimentales. ‘Amiga, date cuenta que si haces ese tipo de música el mercado no es muy grande’ [risas]. Ahora ya voy sacando cosas y pongo el foco en mí, en lo que disfruto el proceso, en ser constante. Es lo que tenemos que hacer los artistas independientes que no tenemos una financiación detrás».
GÓTICA NO, FUTURISTA
«Hace un tiempo, preparando un currículum, me di cuenta de que tengo de momento más experiencia haciendo performance que música. He hecho muchas cosas como performer para La Juan Gallery, he creado espacios sonoros, instalaciones… Ahora mismo quiero centrarme más en mi música, dar conciertos me gusta mucho. En el último en Siroco, vi claro que ahora mismo es lo que más marcha me da.
Mi nuevo proyecto me va a dar mucho juego a la hora de un directo, porque es de lo más variado. Weapon, el primer single que saqué, tiene mucha influencia industrial. Acabo de publicar Dominio, que es más ambient, y se viene alguna cosa con influencias jazz. Me encanta romper esquemas, como mis referentes: Bowie, Björk, Lady Gaga… Mucha gente me dice ‘qué gótica eres’. Pues no, soy futurista [risas]. No es mi culpa si, de repente, el futuro se ve oscuro.
Siento que mi música es para todo el mundo. Hay cosas más accesibles y otras que menos, pero es mi sentir. Mi primer proyecto lo veía muy pop; estaba escuchando mucho a Björk por entonces. Umbral tiene un toque mákina, pero siento que mucha gente se puede sentir identificada con la letra… Aunque es algo que se sale de mi alcance».
EN COMUNIDAD Y SIN DEFINICIÓN
«Veo muchos núcleos en la comunidad LGTBIQ+ ahora mismo. También a nivel musical. En mi caso, como hablábamos antes, no siento que haga música para el colectivo, sino para gente friki [risas]. Es la gente que más responde a lo que hago, y me parece guay.
A nivel de colectivo, creo que estamos viviendo un momento muy chulo. Como yo, veo que hay mucha gente en una etapa de no definición en cuanto a género. Y me alegro de ver personas como Samantha Hudson petándolo con un mensaje realmente queer. Esa es la dirección ideal. Porque con algo que sea ‘muy gay’ no me identifico. Una amiga me dijo ‘el verdadero no binarismo supone no definirse’, y se lo compré. Quien te quiera ubicar, lo hará, sea cual sea tu pronombre.
Definirme como persona no binaria me abrió muchísimo. Y me ayudó sobre todo a reconciliarme con esa parte masculina mía que no aceptaba, que denostaba aunque sea positiva, y a abrazarla. Ahora mismo no puedo estar más contento a nivel género».
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