La Medea de Cherubini es una obra mítica por muy variados de motivos. Uno de ellos, quizá el fundamental, es por la dificultad que tiene el papel principal, que Maria Callas encumbró y redescubrió para el repertorio. En esta impactante producción, con la que el Teatro Real recupera la obra original francesa, la madrileña Saioa Hernández no solo nos recuerda a las legendarias divas de la la lírica, sino que deja muy claro que ella es Medea. Y no solo por cómo afronta Je suis Médée.
Lo hace en unas funciones que están dedicadas, precisamente, a la memoria de ‘La divina’ en el centenario de su nacimiento. Y quien lo hace es una mujer que, al contrario que La Callas –que no necesita el Maria delante– ella, Saioa, ya no necesita de apellido al ser nombrada. Ella es Saioa; y Saioa es Medea.
Si la partitura es ya de por sí endiablada, y el personaje muy complicado, en esta función tiene el añadido de ser la original francesa, con los nuevos recitativos que Alan Curtis compuso para recuperar el proyecto original que Cherubini nunca pudo llevar a cabo. Afrontar esta Medea es aprenderse una ópera de cero; una ópera extremadamente compleja. El día de su estreno, Saioa –sin apellido– se ‘paseó’ por el imponente escenario del Real, con la desgarradora escenografía que Paco Azorín ha creado para su arriesgada apuesta, como si nada. Cantó el papel como quien se toma una copa de champagne, sin mostrar el más mínimo esfuerzo. Y lo bordó.

Medea (Saioa Hernández) con sus hijos (Valeria Grandio e Ismael Palacios) en un momento de la nueva producción del Teatro Real con el que comienza la temporada. [Fotos de escena: Javier del Real]
La cantante madrileña ya había hecho historia cuando Riccardo Chailly la eligió en 2018 para inaugurar la temporada de La Scala de Milán. En ese momento, Saioa Hernández se convirtió en la primera soprano española en levantar el telón de ese templo lírico mundial. Tenores como Plácido Domingo y José Carreras, o la mezzo Teresa Berganza ya lo habían hecho, pero Saioa fue la primera soprano.
La Berganza es otra grande ligada a esta ópera. Cuando la mezzo madrileña comenzaba su carrera, fue Neris en la Medea que Callas hizo en Dallas en 1958. Ella recordaba a ‘La divina’ y ese momento así: “Fue la más cariñosa, y de hecho la única colega real con la que me he encontrado en un escenario. Nadie me ha dado lo que ella me dio cuando estaba en los inicios de mi carrera». Está claro que esta aún tan desconocida obra de Cherubini es una bendición que ‘sienta muy bien’ a las grandes españolas. Porque Saioa lleva ya tiempo siendo una grande, pero es ahora cuando se ha coronado como toda una Grande de España; como la diva que tanto buscábamos para esta era post pandemia, en la que tan necesitados estamos de grandes gestas.

Saioa Hernández posa en exclusiva para Shangay en el Teatro Real para nuestra portada del pasado mes de agosto. [Foto: Salva Musté]
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Ya hemos comentado en estas páginas la impactante producción que firma Paco Azorín, con momentos teatralmente magistrales, con efectos dramáticos que subrayan la fuerza de una obra tan tremenda como esta. Y que la traen al presente en unos años en los que estamos también muy necesitados de propuestas sensatas, de lecturas y reflexiones sobre temas tan tremendos como el infanticidio o el maltrato de unos padres (en este caso, una madre) a sus hijos. Un función dura, como no podría ser de otra manera, y con un final realmente impactante a nivel visual, y soberbio a nivel musical con Ivor Bolton al frente de la Sinfónica de Madrid (Orquesta Titular del Teatro Real) y el magnífico coro de la casa.
La Callas tenía a Bernstein en el foso de la Scala, y Saioa está bajo los mandos de Bolton en esta obra que no es ni clásica ni romántica, y que ahora recupera su estilo y sentido original tras dos siglos y medio en los que ha tenido más de diez versiones diferentes. El maestro y la diva –sí, la diva, que en la ópera también estamos muy necesitados de grandes divas– se entienden a la perfección, y han encontrado una comunión perfecta. Quien esto firma lo pudo comprobar personalmente tras el triunfal debut de la madrileña sobre el mismo escenario en el que conquistó el éxito.
Saioa es, gracias a Azorín, una Medea de hoy. Pero Saioa es, desde este mes de septiembre de 2023 en Madrid, Medea. Sin nada que añadir. Y lo es gracias a su voz prodigiosa que en palabras de Ales Pérez –barítono y que sabe de lo que habla, pues conoce bien tanto la obra como a la cantante, así como la complejidad de cantarla– «tiene la maravillosa virtud de que hace que parezca fácil lo que es extremadamente difícil». Tiene la maravillosa virtud de enamorarnos y llevarnos al cielo desde ese infierno que es esta tragedia de Eurípides.