El género chico tiene estas sorpresas. En solo una hora pueden concentrarse tantas melodías conocidas y pegadizas como ocurre con El año pasado por agua. Ahora regresa al Teatro de La Zarzuela en la que es la octava edición del súper premiado Proyecto Zarza, con un montaje dirigido por Marta Eguilior y la maestra Lara Diloy en el foso. Eso sí, todo el libreto original de Ricardo de la Vega ha desparecido y Enrique Viana ha creado otro con la idea de actualizarlo.
El año pasado por agua nació un poco a la sombra de La Gran Vía tras las abundantes lluvias que tuvieron lugar en 1888. Si con la primera, Chueca y Valverde crearon una «revista cómica-lírica, fantástico-callejera en un acto y cinco cuadros» para criticar la gestión del Ayuntamiento en la construcción de la emblemática calle madrileña, con esta nueva obra los mismos autores hicieron una «revista en un acto y cuatro cuadros» también como satírica crítica a la ‘municipalidá’ por tener la ciudad inundada.
Viana prescinde del libreto original y crea uno con el que pretende traer la crítica a la situación de nuestros días, con el cambio climático como centro, con la sequía y los incendios como el verdadero problema, así como con las inundaciones de los últimos años. Tanto en El año pasado por agua como en La Gran Vía, algunos de los protagonistas son las calles y las plazas de Madrid. En esta adaptación se crean algunos nuevos como La Sequía, el Incendio o la mismísima La Zarzuela. Todo ello ambientado en una noche de Fin de Año en la Puerta del Sol con la que también se pretende crear un nexo entre 1888 y hoy.
Lo que propone el Proyecto Zarza es poner en manos de los jóvenes estas obras para que ellos nos den su visión. Casi todos los vistos hasta ahora tienen miles de guiños y referencias al colectivo LGTBIQ+, y este que nos ocupa, también. El montaje de Marta Eguilior es fresco, divertido, ingenioso y muy vistoso. A eso ayuda el elenco de la obra, dieciocho cantantes-actores –de entre 18 y 33 años– elegidos a través de un proceso de audiciones al que nuevamente concurrieron cientos de artistas. Todos ellos, espléndidos. Lara Diloy, al frente de la pequeña y estupenda orquesta situada en el patio de butacas, es el contrapunto perfecto al montaje. Son las tres patas que mantienen el espectáculo.
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Hasta el 1 de marzo se puede ver esta octava propuesta del Proyecto Zarza en el escenario del Teatro de La Zarzuela, con muchas funciones escolares enfocadas a que el público joven conozca estas obras, verdaderas joyas de nuestro patrimonio musical. Y que muchas veces nos empeñamos en actualizar cuando,estas joyitas, pequeñas obras maestras reflejo de unos años de máxima creatividad, precisamente lo que tienen es eso: sobreviven al tiempo y mejor no tocarlas.