El Teatro de La Zarzuela es la catedral del género, y su principal misión es salvaguardar nuestro patrimonio lírico. Pero también mirar al futuro para que la zarzuela cale entre los nuevos públicos y se puedan crear nuevos títulos. Isamay Benavente –primera mujer que dirige el teatro– acaba de presentar su primera temporada, y hace hincapié en ambos aspectos.
Durante su presentación contó que Daniel Bianco, el anterior director del coliseo, le pidió que «abrazara» a una serie de creadores que amaban el género. Ella cogió el testigo y aseguró que le encanta el verbo abrazar por que implica mimar, querer, cuidar nuestra herencia. Y eso se muestra en su primera programación, en la que hay grandes títulos de repertorio (algunos verdaderos referentes para el colectivo LGTBIQ+ como La corte de Faraón, una fantasía llena de plumas y ambigüedad sexual), obras desconocidas que se recuperan, apuestas por la danza, conciertos de pequeño formato, un prestigioso Ciclo de Lied del CNDM o ciclos nuevos, como Zarzuelita, dedicados a los pequeños… ¡de cero a cinco años!
Por ello podemos decir que el Teatro de La Zarzuela abraza, con orgullo, nuestra herencia, nuestro pasado, el de los anteriores directores del coliseo, saca pluma con grandes títulos que son icónicos para el colectivo LGTBIQ+, gran amante de la zarzuela, como se puede comprobar viendo el patio de butacas de cualquier función de diario.
En la nueva temporada lírica destaca el viaje emocionante que propone por las formas diferentes del género, que incluye género chico (El bateo, La revoltosa o La Gran Vía), zarzuela grande (La del manojo de rosas o La tabernera del puerto), ópera (Marina, Patagonia o Domitila), revista (La corte de Faraón) o tonadilla (Cómicas).
Este último espectáculo (dedicado a algunas de las artistas que en su momento, el siglo XVIII, fueron únicas, transgresoras y valientes) puede ser una de las grandes sorpresas de la nueva temporada. Define también una de las líneas maestras que quiere trazar la gestora: la de dar la visibilidad merecida, necesaria y tantas veces y durante tanto tiempo obviada, a la mujer como artista y como creadora en busca de la igualdad de oportunidades y de la paridad artística.
Otro punto especialmente relevante en la propuesta de Isamay Benavente es el de crear lazos sólidos y estables con otros teatros y auditorios, no solo de España, sino también de América, con el fin de que un teatro público como es el de La Zarzuela cumpla con brío su función como tal, tendiendo la mano a todos los públicos y democratizando su oferta más allá de la zona geográfica que le corresponde. La directora apuesta de esta manera por un teatro plural en el sentido más amplio posible de este término equitativo y generoso. Y quiere apuntalar con ello la apuesta para que la zarzuela sea declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco.
En los conciertos también varía el planteamiento, ya que están reunidos por diversas temáticas al margen del espacio del teatro donde se desarrollan. Habrá mucha zarzuela, canción popular y flamenco. Bajo esta idea, cuatro conciertos tienen el título de Memoria y olvido como argumento de fondo; otros cuatro se ofrecen bajo el epígrafe Tanto que celebrar; cuatro más llevan como premisa el íntimo sello de Voz y alma; tres indagan en el valor de la conexión musical, cultural y social entre las dos orillas ligados por el lema Cruzando el Atlántico; y también habrá tiempo y lugar para la distensión y la picaresca con los dos espectáculos que acoge Con nocturnidad y sin alevosía en esa hora canalla, una especie de sesiones golfas en un espacio tan maravilloso para ello, en donde la norma y los sentidos son diferentes a los diurnos. Entre los proyectos pedagógicos, se mantiene el maravilloso Proyecto Zarza creado por Daniel Bianco. En esta nueva temporada, se apuesta por La Gran Vía.
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Benavente quiso insistir en su apuesta por la danza, que incrementa su oferta hasta el doble de propuestas. Estarán presentes, cómo no, las dos compañías nacionales que tienen su sede en este teatro y que ofrecen a los aficionados un título por temporada. La Compañía Nacional de Danza repondrá la exitosa La Sylphide, y el Ballet Nacional de España presentará Afanador, basado en las fotografías sobre Andalucía y el flamenco del colombiano Ruven Afanador, con idea y dirección del coreógrafo Marcos Morau, El mencionado envite de la nueva dirección del teatro por la danza, llevará asimismo al escenario Nocturna, tercera virtuosa colaboración de la coreógrafa y bailaora Rafaela Carrasco –Premio Nacional de Danza en 2023– y el dramaturgo Álvaro Tato (autor del maravilloso prólogo que antecede a La verbena de La Paloma que se puede ver en estos momentos en el teatro), y Comedia sin lo, sorprendente trabajo que ahonda en la obra de Federico García Lorca, que cuenta con la dirección artística de la bailaora cordobesa Úrsula López en un trabajo de investigación, creación y recuperación de bailes.
Lo dicho, el Teatro de La Zarzuela sigue apostando por la visibilidad LGTBIQ+ y saca pluma, con orgullo, por nuestra tradición, pensando en nuestro futuro.