Index on Censorship ha publicado una encuesta en la que revela que el 53% de los bibliotecarios escolares encuestados (28 de 53) indicaron que se les había solicitado retirar libros de temática LGTBIQ+ o escritos por personas queer de sus estanterías. Algunos de estos títulos son This Book Is Gay de Juno Dawson, Julián is a Mermaid escrito por Jessica Love y ABC Pride de Louie Stowell, Elly Barnes y Amy Phelps. Más del 50% de las solicitudes para retirar estos libros provinieron de padres, y en más de la mitad de los casos, los libros fueron efectivamente retirados de las estanterías.
“Sin duda es algo que preocupa mucho a alguno de nuestros miembros” afirma Alison Tarrant, directora ejecutiva de la Asociación de Bibliotecas Escolares (SLA), respecto a la censura. Ella misma ayudó a difundir la encuesta junto con el Chartered Instituto of Library and Information Professionals, además también se publicó en una página de Facebook de bibliotecarios escolares.
Según ha explicado Tarrant, parece que hay una tendencia de censura hacia los libros LGTBIQ+, ya sea escritos por personas queer o con personajes queer. Los ejemplos más comunes de censura son el de que un profesor vea un libro y le solicita al bibliotecario que lo retire o donde se le indica al bibliotecario que puede tener dicho libro, pero no debe estar en exposición. Estos sucesos pueden hacer que el propio bibliotecario se autocensure y no compre ciertos libros desde un principio para evitar quejas.
Se cree que estas prohibiciones en el Reino Unido pueden estar influenciadas por la censura de libros que tuvo lugar en Estados Unidos el año pasado, donde alcanzó cifras récord. “Hemos visto un par de casos en los que los grupos o personas de Estados Unidos han provocado o iniciado cosas; en realidad, no se trata de nadie de la propia comunidad escolar”, comenta Alice Tarrant.
La SLA aboga por que las bibliotecas escolares tengan políticas claras sobre las colecciones y que se establezcan los tipos de quejas que van a atender, los tipos de libros que tendrán y el objetivo de la biblioteca escolar. Los bibliotecarios están sometidos a un “intensa” presión para que hagan “lo correcto”, sobre todo en lo que respecta a libros marcados con las etiquetas de censurados o cuando reciben opiniones contradictorias.
Las bibliotecas escolares son el único sitio donde se “ocupan de todos los grupos de años, todas las materias y todas las cohortes, por lo que habrá libros en una biblioteca escolar que no sean apropiados para algunos niños”, cuenta Tarrant, a lo que añade: “Si un alumno quiere saber más sobre sexo o sexualidad, preferiría que fuera a la biblioteca de su escuela y explorara sus recursos antes que buscarlo en Internet, que no está pensado para niños, ni tiene un propósito educativo”.
La censura de estos libros solo logra que haya niños que no se sientan representados en la literatura, series o películas, lo que puede llevarlos a sentirse avergonzados por sus sentimientos, a reprimirlos y a sentir la necesidad de ocultar quiénes son realmente.