Crítica. Bad Gyal se entrega al suspense en el documental 'La Joia', y la diversión está asegurada

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No cabe duda –después de disfrutarla– de que esta película documental sobre la –larguísima– gestación de La Joia, primer álbum oficial de Bad Gyal, daría para un estupendo largometraje de ficción si los atisbos de suspense que vertebran esta se potenciaran. Que podría haberse titulado perfectamente ¿Dónde está La Joia? Aquí descubrimos los porqués de ese prolongado retraso en el lanzamiento de un álbum que comenzó a gestarse en 2021, que se dice pronto, y no vio la luz hasta inicios de 2024.

El relato, dirigido por David Camarero, arranca en 2021, con Sin carné ya gestándose. Bad Gyal luce muy distinta a la de hoy, todavía más cerca del chonismo que la encumbró de un modo de lo más orgánico como una de nuestras principales estrellas del género urbano. “Soy cantante de mentira, de caja de cigarrillos Camel”, dice muy al inicio Alba Farelo, que aparece en un 99,99% de los planos del documental. Es evidente que este es un trabajo enfocado a satisfacer a sus fans, que por fin descubren respuestas a esas plegarias que durante tanto tiempo hicieron en redes, ansiosos por una Joia largamente anunciada pero que nunca llegaba. Y es que, durante la promoción del álbum, Bad Gyal no se mostró nada elocuente sobre los verdaderos motivos de la tardanza de su álbum debut.

En febrero de 2023, tal y como se ve, anunció el título del álbum en un concierto en Barcelona, y su lanzamiento estaba secretamente previsto para unos meses después. Pronto descubrimos que sería una utopía lograrlo. El relato suena familiar: la artista vs. la industria. El precio a pagar por haber alcanzado una dimensión internacional es alto, porque las variables para lograr un objetivo como el suyo aumentan y entorpecen sus deseos. Y los claroscuros son muchos. Cierto es que se podría haber ahondado un poco más en los momentos más complicados, pero como Alba reconoce en una conversación con Karol G en Miami, “no soy de hablar mucho”. Y en ningún momento se dirige a la cámara, omnipresente en su viajazo. Aunque perlas suelta unas cuentas a lo largo de 90 minutos que, si eres admirador de Bad Gyal, se pasan en un suspiro.

«Hay momentos involuntariamente cómicos, que sirven para reforzar el surrealismo de la vida de una estrella pop»

Con un lenguaje visual adaptado a los tiempos, prima un eclecticismo en donde igual caben secuencias rodadas con cámara en mano y mucho grano que stories verticales rescatadas del archivo de Bad Gyal y de algunos fans. Aunque también hay espacio, obviamente para beauty shots –que sirven para relajar la tensión de la trama– y espectaculares tomas de conciertos, como los que sirvieron para cerrar su 24 Karats Tour en el WiZink de Madrid.

En cuanto a la banda sonora, obviamente está dominada por las canciones de La Joia, junto a potentes instrumentales firmados por su fiel colaborador Merca Bae e impagables audios, principalmente de conversaciones entre su mánager, Alba Blasi, y la Alba estrella.

Hasta llegar a ese triunfal 26 de enero de 2024 en que La Joia vio finalmente la luz, acompañamos a Bad Gyal por todo el mundo; cada vez más apocada y preocupada en la intimidad, mientras frente a las cámaras luce radiante, ya sea en los Latin America Music Awards, en rodajes de vídeos como el de Chulo, pt. 2 o en sus visitas a París y Milán a sus respectivas fashion weeks.

La comedia se filtra continuamente en la historia, y es que, en ocasiones, Bad Gyal resulta muy graciosa por sus actos y comentarios. Impagable es verla intentando conducir con desparpajo durante la grabación del vídeo de Mi Lova, comentando con detalle su encuentro con los reyes cuando recibió el Premio Talento Joven o eligiendo tanga para una actuación con Karol G en Miami que la lluvia abortó. Otros resultan involuntariamente cómicos, pero sirven para reforzar el surrealismo de la vida de una estrella pop: una conversación de lo más seria, literamente casi angustiosa, con Alba Blasi la vivimos mientras… se hace la manicura.

Curioso resulta que su momento de mayor bajón esté retratado mientras sufre en el gimnasio. Esta vez, sí, comprobamos que Bad Gyal también suda. Y es en la fuerza de sus silencios y sus miradas cuando, por una vez, realmente podemos sentir ese momento anímico tan complicado por el que pasaba.

Dice en un momento dado su mánager que siempre hay mil cosas en la cabeza de Alba. Que en determinados momentos del documental, cuando la vemos seria y callada, no las podamos intuir, y que ella no las verbalice después tampoco, le sirve para mantener cierto halo de misterio y ambigüedad, básicos para seguir hechizando al mundo. Porque en este afinado artefacto promocional titulado La Joia descubrimos que, por mucho que comparta en él, queda mucho por conocer de Bad Gyal que nos sorprenda. Queda claro, con Fiebre sonando al final en los créditos, que ganas tenemos de hacerlo.