A pesar del creciente espacio de homosexuales en altos cargos y ámbitos sociales y culturales como el cine, la música y la televisión, ahora donde se aprecia cada vez más la discriminación es dentro de nuestras propias filas. Sí, entre nosotros. Y especialmente hacia aquellos que no cumplen con los cánones normativos.
Tras hablar de plumofobia, gordofobia y racismo –entre otras cosas– en los anteriores capítulos, el VIH es otro tema que no podíamos pasar por alto, por la gran repercusión que tuvo en nuestro colectivo en sus orígenes y las secuelas que seguimos arrastrando dentro del mismo.
Históricamente, el VIH ha estado directamente asociado a los homosexuales, que han sido fuertemente enjuiciados y discriminados por ello. Actualmente, el VIH es una infección de transmisión sexual (ITS) sin cura pero totalmente controlada, ya que se acaba convirtiendo en indetectable e intransmisible. Esto quiere decir que cualquier persona que tenga VIH y se tome su medicación, no puede transmitir la infección o el porcentaje de riesgo existente es mínimo (1%). Sin embargo, muy poca gente es consciente de ello.
Antonio, usuario de OMSIDA, bisexual, de 49 años y con cuatro años de diagnóstico, nos cuenta que perdió amistades y parejas sexuales gais cuando les contó que tenía VIH: «Simplemente, me dieron todo su apoyo… pero luego desaparecieron, y nunca más me han vuelto a hablar. Puedes decirle a cualquiera que tienes un cáncer, pero si les dices que tienes VIH, se alarman».
¿Por qué a pesar de los avances médicos sobre el VIH, nuestra preconcepción sigue siendo la misma que hace veinte años? «Creo que la prensa es la culpable de que se siga viendo como una enfermedad de drogadictos y maricones. Cada vez que se habla del VIH se recurre a las mismas imágenes de archivo donde aparecen yonquis, etcétera, y esa no es la realidad. Nadie está a salvo de esta enfermedad. Ni los heteros, que se creen que esto es cosa del pasado o de otros», manifiesta Antonio.
A pesar de ello, los jóvenes son cada vez más conscientes de que no es más que otro estigma instaurado en nuestra sociedad que poco a poco se va desvaneciendo. Según una encuesta que realizamos a 400 homosexuales de toda España y diferentes edades, a la pregunta de «¿Te acostarías con un chico VIH positivo (sabiendo que se toma la medicación, es intransmisible) y utilizando preservativo?», el 72% contestó que sí lo haría, y el 28% votó que no lo haría. Unos datos bastante positivos, dentro de lo que cabe.
No obstante, a la hora de la verdad, el miedo y la inseguridad siguen estando presentes, y los homosexuales se lo piensan dos veces a la hora de tener relaciones sexuales con un VIH positivo. Walter Adrián, gay venezolano con seis años de diagnóstico, nos menciona una de sus experiencias sexuales que acabó en desastre: «Quedé a través de Grindr con un tío para follar. Fui a su casa, empezamos a hablar y todo guay, y cuando comenzamos a desvestirnos empezó a hacerme preguntas. ‘Cuando fue la última vez que fuiste a hacerte el chequeo?’, etc. Yo le expliqué que era positivo y que me tomo la medicación, con lo cual soy intransmisible, y que de todas formas podíamos utilizar condón, etc. El tío se volvió un poco loco y acabó echándome de su piso«.
Existe una falta de interés más que una falta de información, ya que la información está en todas partes: Internet, libros, bibliotecas, etc. –nos comenta Walter–, pero a nadie le interesa. «El problema viene desde pequeños. En el colegio nunca nos educaron sobre ITS o sobre historia de los homosexuales, entonces cuando somos adultos hay una falta de interés, no solo por parte del colectivo sino en general. Solemos apoyarnos en películas o en series para informarnos sobre el tema, y muchas veces estas hacen versiones completamente exageradas o ficcionadas de la realidad», agrega Adrián.
Por otra parte, al sistema capitalista tampoco le interesa que la ciudadanía conozca esta realidad, argumenta el caraqueño: «Las farmacéuticas tienen que seguir vendiendo medicación y generando ingresos. Y por eso creo que tampoco se ha encontrado todavía la cura del VIH, porque no conviene…«.