Diez personas se suicidan a la vez tirándose de las ventanas de un hotel en la plaza de España de Madrid. «El primer ser humano revienta contra el asfalto a las diez y cuarenta y dos minutos del domingo 2 de junio». Así comienza Delito, la nueva novela negra de la periodista Carme Chaparro, editada por Espasa.
Cómo decimos, es la propia editorial, no nosotros, quien afirma que la escritora catalana traspasa todos los límites con esta obra, que ya se ha convertido en un éxito de ventas [va por la cuarta edición] y tiene prevista una adaptación televisiva que promete tenernos tan enganchados a la pantalla como estas páginas.
Tras ese primer cadáver, vienen otros nueve. En total, son diez personas las que «se arrojan al vacío desde la planta séptima del hotel que preside la plaza de España, uno de los más lujosos de la capital». Poco más podemos contar para no hacer spoiler. Pero sí que Santiago, uno de los forenses encargados hacer las autopsias, no llega a tiempo esa noche porque, en ese momento, y pese a estar de guardia, está actuando como travesti en un bar de Madrid. ¿Su nombre artístico? Delito.
Carme Chaparro, uno de los rostros más populares de Mediaset, y una periodista de reconocidísimo prestigio en los informativos de la cadena, firma su cuarta novela negra. Con No soy un monstruo, La química del odio y No decepciones a tu padre cerró una trilogía en la que Ana Arén era una investigadora que metía las narices en los submundos más cutres de la delincuencia, la prostitución o el porno para llegar a su objetivo: descubrir al asesino. Ahora, Chaparro ha dejado descansar a Arén, y ha creado a Delito. Un atractivo médico forense bisexual, chulazo y encantador a partes iguales, que tiene que poner luz y taquígrafos a este suicidio colectivo que ha conmocionado al país.
Para ello, la periodista y escritora usa, como ya es habitual en ella, un lenguaje cercano, de la calle, incluso del lumpen en los momentos en los que la acción se desarrolla en esos escenarios. Pero es una prosa limpia, directa al lector: casi quinientas páginas excelentemente escritas, que se leen de un tirón, pues engancha no solo por la trama, sino por cómo está contada.
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Lejos de lo que podría parecer por el argumento, Carme Chaparro utiliza esa rocambolesca historia (que incluso supera en retorcida a las anteriores) para denunciar las mafias que hay en la prostitución o en la pornografía, pero también para reivindicar la sanidad pública, la labor de la policía o dar visibilidad al drama del suicidio, una de las lacras de nuestra sociedad, donde sigue siendo un tema tabú. Y, de nuevo, al papel de la mujer; en este caso, Berta, una periodista éxito que vuelve a Madrid tras un misterioso retiro por un drama familiar.
La literatura de Chaparro no es sólo entretenimiento, que lo es, y del bueno. También sirve para poner sobre la mesa una serie de temas que continúan estando prohibidos en muchos foros o medios de comunicación. Entretener, con buena literatura, y dar luz a una serie de terribles problemas, así como resaltar las bondades de nuestro sistema de trasplantes, que ha hecho de España un referente mundial.
Sí, todo ello es posible en una sola novela en la que, además, el morbo y la tensión sexual se respiran entre líneas página tras página. El cóctel perfecto. Por ello ya arrasa en librerías. Y por ello también ya está prevista su adaptación a una serie.
La Chaparro se consolida como escritora, pero ella no deja nunca el periodismo. Por eso esta novela, la cuarta, es una valiosísima fuente de información sobre cómo funcionan la policía o los hospitales; cómo se hacen las autopsias o de dónde sacan los periodistas de sucesos todo lo necesario para llenar horas y horas de televisión. De hecho, leyendo estas páginas, uno puede encontrar similitudes con muchos de los que a diario vemos en la pequeña pantalla. Otro entretenimiento más.
Y luego, otra conclusión: si de su cabeza salen estas historias tan truculentas, nos queda muy claro que mejor tener a Carme Chaparro de amiga, porque… miedo daría tenerla en contra. Imprescindible lectura para estas vacaciones.