Más graciosa no puede ser Shannis, y lo puedes comprobar en sus redes a diario. Desde un pequeño pueblo de Sevilla –cuyo nombre prefiere no revelar–, su popularidad ha explotado en apenas un año que lleva creando contenido, a veces irónico, otras punzante, siempre hilarante, y en el que triunfa su naturalidad.
Son varias ya sus muletillas que, vía TikTok, han pasado en tiempo récord a formar parte del vocabulario de, principalmente, muchas personas LGBTIQ+. Es más, una la ha convertido ya en el título de su primer single: Saca la botella.
De momento, a caballo entre Sevilla y Madrid –aunque tras el verano nos cuenta que se instalará en la capital–, Shannis, con cada vez más followers, vive un momento dulce. Y aquí, la travesti no binaria –como se define– nos cuenta su historia en primera persona dentro de la sección Generación selfi.
Poco a poco
«Prefiero no decir mi nombre real ni el pueblo de Sevilla del que soy, porque es muy pequeño, de unos 8.000 habitantes, y mi padre tiene un bar y me da un poco de miedo que la gente lo sepa por lo que pueda pasar… ¡No es que me haga la misteriosa! Llevo toda la vida en el pueblo, y no salí a Sevilla hasta que tuve dieciséis.
A mi padre le cuesta más aceptarme como soy, porque estoy convencida de que él quería un hijo futbolista, y yo, las únicas patadas que meto es con los tacones [risas]. Él no me dice nada para no faltarme al respeto, pero sé que, aunque me quiere, en muchas ocasiones le choca la persona que soy. Mi madre siempre ha sido fanática de todo lo que hago. De hecho, la primera peluca, cuando me escuchó decir que necesitaba montarme, me la regaló ella por Reyes«.
Arte puro
«Como en mi pueblo no había bachillerato de artes, me fui a hacerlo a Sevilla. Entonces descubrí que había vida más allá de la que tenía con mis amigas cis del pueblo. Hasta ese momento no había sido consciente de que no estaba viviendo la vida que quería y que no era la persona que me sentía. Es lo que nos pasa a muchísimas personas del colectivo que crecemos en pueblos pequeños.
No me sentía comprendida; no había gente a la que le apetecieran los mismos planes que a mí, sabía que en determinados sitios me iban a mirar mal por mi manera de vestir… Me adaptaba porque aceptaba que mis amigas eran cis hetero. Suerte que en el instituto hice migas con otro chico como yo; éramos las dos travestis del pueblo [risas]. Casi todos los recreos nos íbamos al baño a desayunar por no estar con el resto de gente y poder reírnos y tal. No es fácil crecer en un lugar rodeada de gente tan cerrada de mente, pero siempre tuve el coraje para no dejar que me pisaran, para no achantarme».
A mi manera
«Necesitaba empezar a montarme para tener una estética que me hiciera sentir a gusto y fuerte, y eso lo encuentro al verme producida, con mis pelucas y mis maquillajes. En un principio era algo que iba a centrar más a nivel artístico, pero se ha adueñado de toda mi vida. Es decir, que hasta para comprar pan voy con dos kilos de maquillaje encima y peluca, porque así es como me siento bien. Hay gente que piensa que solo me monto para grabar vídeos, y, cari, no. Un lunes cualquiera me voy a tomar mis tintos a Sevilla, y me cojo el bus con mi pelucón tan tranquilita [risas].
Llega Shannis
«Al terminar segundo de bachillerato, hace apenas un año, empecé a hacer vídeos como Shannis, y no me dio tiempo a reflexionar sobre nada. Mi instinto me había dicho que tenía que empezar a subir vídeos a las redes para expresarme y aportar algo alegre a este mundo a quienes me vieran en sus teléfonos. Hago vídeos muy aleatorios, sin mayor intención: que ayudan a alguien y le hacen reír, perfecto. Y si uno no, pues el siguiente…
Me empezó a ir bien desde el principio, y vi que mi forma de ser y hablar le gustaba a la gente. Enseguida me empezó a ocupar mucho tiempo, y vi que era algo que me hacía muy feliz. Mi madre me preguntó: «¿Qué harás ahora, estudiar maquillaje?», Y le dije que no, que iba a hacer vídeos, mis performances y ya. Se quedó tiesa, pero es que estaba muy segura de ello. Y si más adelante quiero volver a estudiar, lo haré».
Indefinida
«Ante todo, soy travesti y la creadora de contenido más petarda [risas], no necesito definirme de otra forma. Y agradezco que apenas recibo hate. Lo máximo ha sido ver cómo gente del equipo de fútbol de mi pueblo compartía los vídeos para reírse de mí, ya ves tú… Solo me importo yo, y la opinión de mi círculo cercano; en ese sentido soy muy egoísta. Igual que te digo que soy travesti te digo que soy no binaria, son las únicas etiquetas que me valen. Siempre quiero sentirme libre; me encantaría que la gente me percibiera como una flor.
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Respeto que utilices las etiquetas si te ayudan, pero si te sofocan, pasa de ellas, como hago yo. Porque las personas vamos evolucionando. Con mis no binarias y la comunidad trans es con quienes más me identifico. Hay quien piensa que el no binarismo en alguien como yo es un periodo previo a la transición como mujer trans, y en mi caso no es así. Hay gente esperando que empiece a hormonarme y que me opere, y no es algo en lo que ni siquiera piense. Por ser no binaria no voy a hacer una transición de género; cada día me acerco más a la persona que quiero ser, tanto estéticamente como por dentro, y de momento no necesito más. Me dejo fluir, y que la vida, que es sabia, me lleve donde quiera».
Mucho contenido
«Estoy muy contenta con lo que gano como creadora de contenido, más de lo que yo pensaba. No creía que las redes generasen tanto como para poder vivir de ellas tan pronto, mi madre y yo somos las primeras sorprendidas [risas]. Además, llevaba tiempo queriendo utilizar la música como vía de expresión, además del vídeo, y por eso he publicado ya un primer single. Me fui al estudio, y salió Saca la botella, para hacer referencia a uno de mis primeros vídeos icónicos. Iré sacando más canciones, todas con la misma intención: que te hagan mover el culo y te empoderen.
Pronto saldrá la siguiente, que espero que se convierta en el himno del verano de las no binarias. Yo es que lo mismo escucho Rocío Jurado que Britney Spears o Ms Nina. Escucho Chupa Chupa y me vengo arribísima. Pero en otro momento estoy rayada y me apetece una de Belén Aguilera. Y en otro, una de Metrika, de Isabel Pantoja o de La Zowi. De todos mis referentes voy cogiendo pinceladas, y así voy creando mi propio estilo».
Que me critiquen
«Siento que a veces el cambio puede venir de tus provocaciones, por eso me gusta hacer ruido y ser provocativa. Es una actitud que llevo a todos los aspectos de mi vida. ¿Que nos critican a las creadoras de contenido? Pues me hago la estúpida en algún vídeo, me parece superdivertido. Porque muchas veces se critica a las influencers por un vídeo que dura treinta segundos. ¡Cari, no puedes juzgar a las personas basándote solo en eso! No sabes cómo son por lo que muestran en redes«.