El sexilio, el hecho de tener que abandonar forzadamente el hogar por motivos de orientación sexual, identidad o expresión de género, afecta a más de un tercio de las personas LGTBI+ en España. Estas han tenido que abandonar su hogar o han considerado hacerlo a lo largo de su vida, según revela el informe Estado del Odio LGTBI+: Sexilio, presentado ayer por la Federación Estatal LGTBI+ en colaboración con la Universidad de Salamanca.
El estudio, el primero en analizar de manera sistemática el fenómeno del sexilio, evidencia que la discriminación y la violencia siguen empujando a miles de personas a trasladarse en busca de entornos más seguros.
Desplazamiento forzado y desigualdades
Con 800 entrevistas realizadas, la investigación muestra que el 13 % del colectivo se ha trasladado por estos motivos y un 21,5 % lo ha contemplado. “Lejos de ser una elección voluntaria, el sexilio es una expulsión silenciosa que continúa operando en numerosos rincones del país”, afirma Jesús A. Muñoz, miembro de la Comisión Ejecutiva de la Federación Estatal LGTBI+.
Las personas trans y racializadas presentan tasas de desplazamiento superiores, lo cual refleja la relación entre discriminación, desigualdades territoriales y vulnerabilidad social.
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Además, contradice la visión tradicional del sexilio como éxodo del campo a las grandes ciudades. El 43,4 % de quienes se desplazaron provenían de grandes ciudades, el 26,9 % del extranjero y solo el 13,5 % de entornos rurales. En su mayoría, eligieron capitales autonómicas u otras grandes ciudades, una evidencia de que el fenómeno es urbano, transnacional y multicausal.
Consecuencias para la vida y la salud
Este desplazamiento no siempre garantiza seguridad ni calidad de vida. Según los datos, un 17,3 % de personas sexiliadas ha vivido en la calle, tres veces superior al 5,5 % de la población LGTBI+, y un 22,1 % ha residido en viviendas inadecuadas.
Los indicadores de salud mental también reflejan la carga emocional que supone sexilio: un 11,5 % vive con miedo constante y un 8,7 % con depresión continua, frente al 2,3 % y 3,4 %, respectivamente, de quienes no se han desplazado.
La juventud LGTBI+ y el sexilio
El fenómeno adquiere especial relevancia entre las nuevas generaciones. El 40 % de las personas menores de 30 años ha vivido o considerado el desplazamiento forzoso. La mayoría abandona pueblos o pequeñas ciudades, donde solo reside el 8,2 % de la juventud LGTBI+, mientras que el 91,8 % se traslada a ciudades medianas o grandes.
“El sexilio no solo responde a la violencia y la discriminación, sino que constituye una estrategia de resistencia y construcción de vida”, explica María Rodríguez, responsable de investigación de la Federación Estatal LGTBI+.
Entre los jóvenes desplazados, un 38,3 % busca expresarse libremente, un 31,9 % desarrollar proyectos de vida con expectativas reales de pareja, trabajo o estudios, y un 29,8 % acceder a redes de apoyo y referentes visibles.
Una solución real frente a una desigualdad
La Federación Estatal LGTBI+ reclama medidas específicas para evitar que el sexilio derive en exclusión social o pérdida de derechos. “El lugar de residencia no puede seguir determinando el grado de libertad y dignidad de una persona LGTBI+ en España. Migrar debe ser una decisión libre, nunca una obligación impuesta por el odio, la violencia o la falta de oportunidades”, concluye Muñoz.
Entre las iniciativas anunciadas, la Federación comenzará a colaborar con la Dirección General de Políticas contra la Despoblación del Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico para diseñar políticas públicas que garanticen una vida digna a las personas LGTBI+ en zonas rurales y ciudades pequeñas.
Este hecho no es un tema nuevo o aislado. Eduardo Casanova presentó el documental Sexilio en 2020, en donde hablaba de la realidad LGTBIQ+ en nuestros pueblos. Además, el sexilio afecta también personas del colectivo LGTBIQ+ de países en los que son perseguidas, como el periodista ruso Ilia Andreev, exiliado de Rusia por ser gay.