Antonio Velázquez no dudó en irse de escapada a la sierra de Madrid con nosotros, ahora que está en uno de los momentos cumbre de su carrera y no tiene vértigo a todo lo que está por venir. Disfruta de una etapa dulcísima, rodeado de un elenco estelar, en Las chicas del cable, y se nota que está disfrutando mucho de este viaje.
“Son compañeras maravillosas. Con muchas de ellas ya había trabajado, y repetir aquí ha sido un placer. Una producción como esta te lo pone muy fácil, todos han colaborado a crear un equipo muy sólido”, explica con satisfacción al referirse a Blanca Suárez, Maggie Civantos, Nadia de Santiago, Ana Fernández, Ana Polvorosa, Yon González o Martiño Rivas.
El granadino se unió a ellos en la segunda temporada de uno de los buques insignia de Netflix –primera ficción española producida por la plataforma, que acaba de estrenar la tercera temporada y que grabará la cuarta y la quinta a partir de noviembre–, un grito feminista revolucionario de cuatro jóvenes telefonistas un siglo atrás, que también ha viajado más allá de nuestras fronteras. “Las plataformas son el futuro de la televisión. Es una forma de que podamos llegar a otros lados, ver y consumir el contenido cuando uno decide. Además, nos da la oportunidad a muchos actores de habla hispana de poder traspasar fronteras… Hace cuatro años, cuando hacíamos una serie no nos planteábamos que pudieran vernos en otros países y millones de personas al momento”, recuerda el Velázquez más introspectivo, en referencia a las posibilidades y oportunidades que dan las nuevas formas de visionar este tipo de contenido.
Las chicas del cable también es un interesante reflejo del momento social actual, donde la mujer empoderada lucha por una igualdad que históricamente se le ha negado, y por la que ya peleaban estas valientes en la Telefónica contra viento y marea. “La mujer está tomando un valor que es el que le corresponde, y de alguna forma siempre ha sido la gran olvidada. Desde la ficción, los guionistas están trabajando para darle su lugar, y Las chicas del cable es uno de los motores principales en este sentido”. Ellas, pese a la presencia de nombres masculinos archiconocidos como el de Velázquez, aglutinan casi todo el peso del argumento, donde también hay espacio para la polisexualidad.
Ya en la primera temporada fuimos testigos de un triángulo amoroso reflejado con naturalidad casi impropia, que derivó en una trama lésbica que todavía escandaliza a más de uno. Velázquez, con un discurso contundente, y orgulloso de haber interpretado a personajes gays en trabajos pasados, desearía dejar de contestar a estas cuestiones en un futuro no muy lejano, aunque admite la necesidad de seguir visibilizando la homosexualidad en pantalla. “Fíjate que yo empecé en la tele con un personaje bisexual. Este tipo de tramas son necesarias, estamos hablando de historias de amor, y no son exclusividad de un hombre y una mujer. El amor es universal, y no importa quién lo conforma. Espero que dentro de unos años estas preguntas no se tengan que hacer porque sea totalmente normal”.
Queda por descubrir si entre medias, veremos al actor en alguna escena tórrida con desnudo incluido por exigencias del guion. Velázquez, siempre dispuesto, no le pone ni un pero a quitarse la ropa. “Ese momento donde estás desnudo siempre da un poco de pudor. Si en la trama es necesario, perfecto. Yo lo llevo bien, un actor tiene que ser un papel en blanco y estar al servicio de la historia”. Permaneceremos atentos.
Fotos Borja de la Lama
Estilismo Arturo Argüelles
Maquillaje y pelos Cristina Libertad
Ayte. estilismo Abraham Rodríguez
Ayte. foto Jessica Rodríguez
Agradecimientos Jaguar