Justin y Melanie Sease han salido a las calles de Idaho para demostrar lo en contra que están. ¿Del hambre en el mundo? ¿Del ébola? ¿Del terrorismo? ¿De los recortes? No, de algo mucho peor que asola a la sociedad estadounidense: el «extremismo homosexual». Ni siquiera sabemos muy bien a qué se refieren con ese término, pero el matrimonio está dispuesto a combatirlo por todos los medios.
¿Y qué medios son esos? Su vehículo, ni más ni menos, que han convertido en una plataforma itinerante desde la que predicar su mensaje antigay. Los Sease están tan en contra del matrimonio homosexual que han adornado su camioneta familiar con diferentes eslóganes homófobos como «Di no al matrimonio gay», «Dios no está muerto», «La homosexualidad es un pecado y una abominación» y otras soflamas –algunas con faltas de ortografía– igualmente amables para la comunidad LGTB. «Nunca podremos aceptar la homosexualidad pública», ha contado Justin a un canal de televisión estadounidense. «La Biblia dice que cuando se acepta públicamente la homosexualidad, esta se expande como un cáncer».
Y claro, como se pasean de esta guisa por la ciudad, ¿cuál ha sido la primera consecuencia de su campaña antigay? Una que no esperaban: a Justin le han despedido de su trabajo por homófobo. Qué lástima…
¿Qué harías si te encontraras una camioneta como esta por la calle?
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