Nacho Hernández Álvarez nació en Valladolid en 1975. Su obra no te deja indiferente. Su nueva exposición utiliza a Hitler como representación del mal. Algo normal. Pero en este caso, de un mal de nuestros días: el estigma que sufren las personas con VIH. Ese es el tema de la obra Hitler – La sexualidad como castigo.
“El propósito de mi trabajo artístico es combinar diferentes imágenes para desnudar al personaje y encontrar un vínculo que me pueda unir a él. Así es como concebí Hitler – La sexualidad como castigo, como la expresión del sufrimiento que viven las personas con HIV, algo que he experimentado en mi propia piel. El HIV es una enfermedad que se contrae en un contexto de sexualidad libre, de un amor en el que no se hace daño a nadie”, asegura el propio artista.
Nacho Hernández aboga también por eliminar también los prejuicios que hay sobre la promiscuidad: “En mi opinión, no hay nada malo en una sexualidad libre y promiscua, porque en las relaciones de sexo sin amor también amas, aunque sea solo por unos instantes. No obstante, las personas seropositivas vivimos con un estigma. Somos juzgados y parece que en cierto sentido merezcamos un castigo. Por ello, jugué con la imagen de Hitler como la representación más alta que existe del mal y de la crueldad del ser humano. Su interrupción en la historia provocó un cambio rotundo en el concepto del arte contemporáneo, que se hizo más introvertido y austero, afectando incluso, a raíz de la Segunda Guerra Mundial, a la música. Usé la figura de un personaje mundialmente conocido como la más alta representación de la perversidad porque me parecía perfecta para representar el vínculo entre el castigo y la vida sexual promiscua”.
El artista es consciente de la repercusión que puede tener utilizar la imagen de un personaje tan ‘potente’ a todos los niveles: “Hitler me parecía un personaje al límite de la condición humana, una figura muy interesante con la que trabajar. Nombrarlo no solo no deja indiferente a nadie, sino que genera sentimientos de censura y repulsión. El mero hecho de observar su rostro despierta inmediatamente la controversia sobre la conducta del ser humano. Decidí tomarlo como punto de partida; le desnudé y despojé de su imagen para hablar de una sexualidad promiscua, que deriva hacia enfermedades. Una forma de expresarse sexualmente que nuestra educación judeocristiana castiga, condena y juzga con más intensidad a medida que tu conducta se confunde con cierta alusión a una sexualidad turbia y oscura como pueda ser el BDSM. Así, trabajé sobre la figura de la maldad y de la culpa combinándolas con cuerpos con malformaciones congénitas inspirados en los cuerpos freak del circo americano, del filme de Tod Browning La parada de los monstruos (1932)”.
Licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Salamanca en 2002, Nacho Hernández lleva quince años viviendo y trabajando en Barcelona. Tras una exposición de fotografía en 2008/2009 titulada No te escondas, su carrera dio un salto importante. Solo trabaja obra de gran formato y su pintura es figurativa, con fuertes alusiones al sexo, la religión y el BDSM. Estos trabajos pertenecen a una exposición que acaba de inaugurarse en la Benjamin Eck Galerie de Múnich.
El artista Nacho Hernández Álvarez, hace unos meses en Chueca.
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